Cinco discos desconcertantes

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Hablar sobre obras musicales desconcertantes puede ser algo muy amplio y tener diversas aristas, sin embargo, aquí nos vamos a enfocar en compartirles cinco discos de cinco artistas distintos que en su momento, causaron revuelo cuando se decidieron a publicarlos, y esto, por cuestiones estrictamente musicales.

Puede ser que tuviesen más discos polémicos por distintas razones, pero estos que señalamos, lo son por una razón en especial que comparten: se alejan totalmente del sonido que venían desarrollando o que se les conoce habitualmente, son pues, una rare avis dentro de su muchas veces, nutrida discografía. Hasta se puede decir, desde cierto punto de vista, que «traicionan» su propia esencia.

Pero aquí lo que menos interesa es realizar un juicio de valor, sino solamente exponer la situación de cada uno, y el contexto en el que se dio. Si son o no buenos discos, eso se lo dejamos al criterio de cada persona, y es que, curiosamente, son discos que también comparten eso: generan tanto odio y sonrojo, como pasión y emoción, para unos resultan una basura y para otros, grandes obras. Sin más, se los compartimos.

 

Trans – Neil Young

En 1982, el buen Neil desorientó a muchos de sus fanáticos, al lanzar este álbum que va más en la senda de lo que venía haciendo gente como Kraftwerk, -vocoder incluido- que de lo que tenía acostumbrado al público, dejando de lado las guitarras y su característica forma de cantar, para sumergirnos dentro de una senda futurista y tecnológica que de entrada, resulta inimaginable conociendo sus obras más emblemáticas y su habitual sonido. 

Lo que lo hace incluso más extraño, es que el disco inicia dentro de los terrenos acostumbrados, para de golpe, avocarse en los siguientes seis temas a la electrónica futurista y robótica. El disco, por otro lado, tiene un trasfondo que resulta conmovedor: su hijo Ben, había nacido con una parálisis cerebral, y el uso del vocoder, lo hacía de alguna manera comunicarse con él. El buscar esa forma de lograr comunicarse, fue lo que llevó a Neil Young, a prácticamente desechar lo que tenía ya compuesto con Crazy Horse y rehacer los temas, para darle forma a Trans.

La crítica lo despedazó, y hasta la fecha, sigue siendo un disco que la gente aparta -y ni menciona- de la discografía del músico. Curiosamente, el siguiente álbum, Everybody Rockin’ continuaría desconcertando -aunque ahora, de otra manera- a más de uno, al decantarse ahora por el rockabilly.

 

Electronic Sound – George Harrison

Uno de los genios de Liverpool no podía estar exento de estar en esta lista. Electronic Sound fue su disco menos vendido, más polémico y que causó confusión en incluso indignación, siendo apenas su segundo álbum como solista. Harrison en ese momento estaba realmente impresionado con las posibilidades del sintetizador Moog, inquietud que surgió a partir de las grabaciones del disco debut de Jackie Lomax, para quien Harrison estaba produciendo.

El álbum consta de sólo dos largos temas, ‘Under the Mersey Wall’ y ‘No Time or Space’, realizados a partir del uso del sintetizador Moog y en el cual el buen George se alejó totalmente del formato de canción pop, lo que de cierta manera, habla del espíritu inquieto y explorador del músico inglés, aunque todo esto no está exento de una historia negra: el tecladista Bernie Krause, con quien Harrison concibió el disco (y quien le mostró las posibilidades del instrumento) lo acusó de no darle el crédito debido, e incluso de grabarlo sin él saberlo para luego editar sus sesiones dando como resultado ‘No Time or Space’, uno de los temas del álbum, esto lo llevó a demandar a Harrison, sin suerte en la resolución. 

Sobra decir que la La crítica lo aplastó, y el interés por el disco fue escaso, sin embargo, gente como Tom Rowlands de los Chemical Brothers comentó: «Electronic Sound cuelga de la pared de mi estudio, justo al lado de mi propio Moog modular, transmitiendo inspiración directamente a mi cerebro«.

 

Under Wraps – Jethro Tull

En los ochentas, a partir del uso de sintetizadores, los músicos se inclinaron hacia ese instrumento para enriquecer su sonido, con distintos y muy variados resultados. Ya Ian Anderson había dado avisos de lo que se podría venir como por ejemplo, con un tema como “Fly By Night”, que había salido en Walk Into Light. 

Fue bajo ese contexto, que el músico se decidió a realizar un álbum que a la postre, resultaría controversial, pues terminaría alejándose totalmente del sonido barroco y complejo del progresivo que siempre desarrolló y que tuvo su punto más alto en obras como Aqualung y Thick as a Brick. Y es que Under Wraps nada tiene que ver con ese sonido; aquí Ian se inclinó totalmente por un tan de moda en esos momentos Synth Pop, con canciones cortas y sin rebuscamientos, lo cual resulta un caso extremo, pues si que dista con lo hecho hasta el momento.

En este caso, sin embargo, bajo el naciente MTV, el álbum si tuvo una relativa aceptación por el público, captando nueva audiencia con ese sonido, aunque para los más puristas o seguidores del progresivo les diera urticaria, cuestión que para su fortuna, no tuvo continuidad, pues Ian Anderson regresaría al progresivo inmediatamente después.

 

Standing in the Spotlight – Dee Dee Ramone (King)

De todos era conocido el cacicazgo que ejercía sobre la banda el siempre controvertido Johny, aspecto que parecía chocar irremediablemente con un espíritu como el de Dee Dee, quien por otro lado, siempre tuvo un papel importantísimo en el aporte a las letras del grupo, con un perfil al mismo tiempo crudo y conmovedor. 

Esto, en cierta punto, llevó al buen Dee Dee a mandar al carajo esa disciplina dentro del grupo que el creía no dejaba avanzar a la banda, pues veía que, por otro lado, el punk se había desarrollado y evolucionado hacia otras ramificaciones, mientras ellos seguían fieles a un estilo. Fue bajo ese contexto, y bajo la influencia de un naciente y revolucionario hip hop -posiblemente el último género realmente revolucionario dentro de la música popular- para lanzar, de forma solista -y tomando el sobrenombre de Dee Dee King- su álbum Standing in the Spotlight.

El disco fue tomado casi a broma por mucha gente, despedazado por la crítica y poco valorado, señalado más como mera ocurrencia que como un auténtico interés por parte del músico de explorar otras posibilidades para el punk, y es que, el disco en si, no es hip hop a la nueva usanza (para el momento) pues sus bases seguían siendo muy rockeras, pero si que tenía una influencia perenne del citado hip hop, cuestión impensable dentro de lo que venían haciendo los Ramones.

Un poco decepcionado, Dee Dee regresaría posteriormente a sus raíces clásicas, pero ahí quedó el disco casi siempre citado como mera curiosidad y hasta de forma un tanto despectiva como “el disco de hip hop de Dee Dee”.

 

Metal Machine Music – Lou Reed

Posiblemente el caso más extremo de los aquí citados. Lou Reed era ya una figura polémica y confrontativa, y en cierto punto, ya estaba harto de RCA, quien lo presionaba para tener otro éxito del calibre “Walk on the Wild Side” o “Satelite of Love”.

Puesto a cerrar de una vez por todas el trato con su disquera, Lou se encerró a producir un disco que a la postre sería un fracaso monumental en cuestión de ventas y de crítica, pero que el mismo Lou Reed defendió, argumentando que siempre fue un disco pensado durante seis años, aunque el mismo haya sido grabado en tan solo 24 horas.

Para mucha gente el álbum resulta una verdadera tortura, una tomadura de pelo, para otros tantos, una venganza velada contra su disquera, y para un círculo más reducido, una auténtica obra de arte de vanguardia, que expandió los límites del ruido y del sonido mucho antes que la palabra noise se diera a notar dentro de los subgéneros del rock. Numerosas bandas de noise y rock industrial lo señalan como un referente, incluso tomando partes del mismo; incluso, el músico Ulrich Krieger estrenaría una versión orquestal de la pieza.