Piro: El rocanrol hasta que el cuerpo aguante

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Entrevista a Piro Pendas

A partir de su incursión a escena en este 2020 con su podcast de «Cómo está la banda» y los distintos proyectos que tiene cocinando -entre los que se encuentran un esperadísimo nuevo álbum de Ritmo Peligroso- se dio la oportunidad de que tuviéramos una amena charla con Piro y hablaremos de todo un poco en torno a su carrera; le agradecemos de antemano el tiempo y la disposición.

¿Qué te ha dejado realizar el podcast de Cómo está la banda?

Ya se volvió como un oficio en mi vida, me ha traído mucha satisfacción, la mayoría de comentarios han sido muy positivos; la gente ha estado muy contenta con los entrevistas -o más bien, charlas- y con los invitados. Las de Javier Batiz, Fernando Arau, Dr. Shenka, Sabo Romo, gustaron mucho. Cada vez me está llamando más la atención y le dedico más tiempo y mayor preproducción, estudiando los discos de los cuales se hablan, cuidando el contenido en general del podcast. Le estoy metiendo tiempo para mantener el nivel que hemos logrado ir afinando poco a poco. Por otro lado, mi hijo Juan Pablo y su equipo siempre están bien pilas con todos los gráficos y la cuestión de la edición. La pandemia nos permitió reinventarnos con este podcast; al igual que la música, lo quiero volver parte de mi carrera. Tuve varios ofrecimientos de gente que quería hacer un podcast conmigo, pero Juan Pablo me puso la plataforma y le ha puesto mucho corazón y así lo hicimos. Así se tienen que hacer las cosas, con ese cariño. Hacerlo así es algo que me ha dado mucha satisfacción. 

Piro, a ti te han tocado épocas diversas para el rock en vivo. Te tocaron desde los hoyos fonky y ahora te está tocando, empujado por la situación, hacer live streams. Tomando esto como pauta, ¿Qué ha cambiado en la manera de experimentar los directos para ti dentro de todos estos años? ¿Qué rescatas?

En los hoyos fonky la producción siempre fue mínima. En esa época, si tu querías tocar, tenías que hacerlo en los hoyos fonky. Era el único lugar donde verdaderamente podías ir y tocar tu música. Nosotros como Dangerous Rhythm tuvimos mucha suerte pues de repente el punk se empezó a convertir en una moda; tocando en los hoyos fonky, nos llegaron contratos para tocar en las discotecas y en lugares más acá. Siempre pensamos que la música no debe ser elitista y que debías tocarle a todo tipo de público; era chistoso porque tocábamos a veces los fines de semana en los hoyos fonky y el jueves o viernes tocábamos en una discoteca, en una zona que no tenía nada que ver con los hoyos, que  era completamente clase media, clase media alta; y todo esto se dio a los pocos meses de cuando empezamos a ir a los hoyos.  

Empezamos a ensayar y a los dos meses ya estábamos tocando en el hoyo fonky de Paco Gruexxo: el Salón Antonio Caso de Tlatelolco. Empezamos a tomárnoslo muy en serio y ya para el verano del 79 estábamos tocando mucha música nuestra junto con algunos covers de bandas inglesas como The Clash, Sex Pistols, The Wire. Casi no interpretamos punk americano, sino más bien el británico, que fue el que más nos influenció, aunque teníamos por ahí alguna rola de Ramones o Devo en el repertorio. Los hoyos fonky eran lugares rudos, lugares con muy poca producción, pero le entrabas o no. Estaban muchos, entre los que se encontraban el Salón Revolución, el Siempre es lo mismo, el Salón Maya, el Salón Veracruz, La Nueva Atzacoalco, los cuales ya desaparecieron todos. Creo que por ahí sigue el gimnasio de la Nueva Atzacoalco, el cual está renovado, pero ya no hacen tocadas. A veces llegabas a un estacionamiento donde el escenario eran siete puertas puestas con unos metales y vámonos recio. Improvisaban mucho los lugares, con unas cuantas luces. En ocasiones no habían contratado planta de luz y se iba la electricidad a medio concierto y terminaba el evento. Nunca sabías en que iba a terminar la cosa en un hoyo fonky. En ocasiones hasta nos triplicábamos y tocábamos en un domingo en tres hoyos, terminabas en la noche muy cansado por haberte aventado ese triplete. No siempre sucedía, claro. Y aparte las distancias eran bien cabronas, a veces estabas en el Ajusco y te tenías que ir hasta el otro extremo, a Eduardo Molina, tratábamos de que no se complicara tanto el asunto, aunque era otro México, no había el tráfico que hay ahora, y al ser domingo, era un punto a favor, estaba más tranquilo el traslado.

Cuando yo me paré en un Vive Latino o un Auditorio Nacional y me acordaba de todos esos lugares y era ir del cielo a la tierra. Nada que ver una cosa con la otra. Ahí es donde la evolución del rock mexicano no se puede negar.

Con los live streams lo que más se extraña es la interacción con el público. Esos aplausos, esos gritos, esa interacción cuando empiezan a cantar contigo una canción. En los streamings que he tenido pues de pronto es una sensación como si estuvieras tocando en un foro de televisión; no hay aplausos, nada. Por ahí si acaso alguno de los camarógrafos si acaso, jajaja. No hay esa interacción con la que vivimos los músicos. 

¿Cuáles son los mejores recuerdos que tienes de Los Humanos y de tu etapa solista? ¿Qué te dejaron esas etapas?

Yo estoy muy contento con ambos discos. No sé si fue el movimiento correcto comercialmente hablando, pero cuando hice el disco solista yo sí tenía claro el no parecerme a Ritmo Peligroso, aunque con el tiempo entendí que éramos lo mismo; creo que no debí, eso sí, de haber dejado de una manera tan drástica la fusión que se había construido durante tantos años con Ritmo Peligroso; si acaso solo la canción “Jugando chueco” que fue el tema más exitoso del disco, si conserva destellos de la banda, pero en general si le di un giro en el disco a mi manera de componer, a los fraseos. Los Humanos fue una banda increíble, muy talentosa con la que hicimos un disco de hard rock del cual yo me siento muy orgulloso. Es un disco de casi 50 minutos con canciones muy bien compuestas, con muy buenos arreglos. El nivel de todos los músicos en los Humanos y el tiempo que tuvimos para componer y pre-producir nos dio la oportunidad de hacer un gran disco. Instinto Animal se hizo en una etapa muy importante en mi vida; hoy en día me pongo a analizar mi carrera, y sí, me siento orgulloso de no haber permanecido en formulismos, en estancarme como un artista predecible, y creo que todos mis discos tienen su sello, su propuesta y su sonido. Aunque sea Ritmo Peligroso o Los Humanos, no se parecen entre sí.

Cierto. Yo cuando escuché Matacandela, me sorprendió mucho pues sí tiene un sonido muy distinto, muy renovado en su momento, aunque conservando la esencia de fusión de la banda.

Al final del camino es una búsqueda. A mi Matacandela me encanta, es uno de los discos que yo más quiero. El disco de 40 aniversario, Pa’ Lante Hasta Que Tu Body Aguante, aunque son temas antiguos, hay una nueva alineación, nuevo sonido, se enfocan de otra manera; ahí mismo, la canción inédita, “Las Calles De Mi Continente” por primera vez tocamos con un acordeón, una canción con matices más de huapango, más mirando hacia el norte de México; nunca habíamos experimentado con ello con ese estilo musical y la rola quedó bastante bien. Eso es lo que seguimos haciendo en este disco, aunque vamos a demorar en terminarlo, en parte por la pandemia y las distancias. En octubre estuvimos grabando durante toda una semana y avanzamos muchísimo. Yo siento que este nuevo disco viene con esta intención de que, a nivel compositivo, sonoro y como intérpretes, nos estamos alejando de nuestra zona de confort. Nos gusta seguir siendo atrevidos, moviéndonos a otros horizontes y no ser una banda predecible, de que tengamos la capacidad de que a través de los años podamos seguirte sorprendiendo. Con este disco están saliendo cosas muy interesantes. Todas son canciones nuevas. Yo espero que en marzo o abril del próximo año podamos ya sacarlo a la luz. 

¿Por qué se han dado esas pausas tan largas para Ritmo Peligroso discográficamente hablando?

Al final son etapas. Una banda que tiene tantos años, tiene sus altas y bajas. En el 91 cuando debíamos habernos tomado un descanso de tres o cuatro meses, se volvió un lapso de casi seis años en el cual cada quien agarró su camino. Ahí si fue un momento donde desaprovechamos mucho todo lo que habíamos construido. Cuando regresamos en el 98 con Cortes Finos y poco después con Matacandela, yo me mudé a Miami y tuvimos otro pequeño bache, pero a partir de 2012, estamos otra vez metiéndole todo a la banda, esperando seguir así hasta que el cuerpo aguante. Hace poco falleció Carlos Warman, nuestro tecladista fundador; imagínate que de él son los teclados de “Contaminado”, de todo el disco de Déjala tranquila, todavía en Cortes finos hay tres, cuatro temas donde colaboró. Él era un pianista y tecladista muy talentoso que fue un elemento muy importante de la banda, tocando desde 1987 a 1991, todavía yéndose de gira con nosotros hasta 1996. Ya luego se dedicó a hacer música para obras de teatro y películas. Mientras tengamos salud, energía y creatividad yo quiero seguir haciendo música. Mi oficio es hacer canciones. 

¿Aunque hoy día tu enfoque es totalmente sobre Ritmo Peligroso, sin pensar en que pueda haber alguna otra inquietud, llámese banda distinta u otro disco solista?

Totalmente. A menos que hubiera un problema severo con Ritmo Peligroso, pero lo dudo mucho, pues tenemos una gran relación y respeto entre todos los integrantes; algunos tenemos tocando juntos por 30 años. Es mi familia. No me gusta decir que no, pues no sabe uno como puedes estar pensando en un par de años, pero mi prioridad hoy día es Ritmo Peligroso y seguir colaborando con Rock en tu idioma Eléctrico y Sinfónico, que es un proyecto que me encanta, pues comparto escenario con gente muy talentosa que quiero mucho, como Ugo Rodriguez, Leo de Lozanne, “La Chiquis” Amaro, Sabo, etc… es un honor estar ahí también. 

Se la deben pasar muy bien entre tantas personalidades, debe ser algo muy divertido lo de Rock en tu idioma.

¡Sííí! Y es que aquí nadie es la estrella. La estrella es el proyecto. Todos colaboramos para que el proyecto funcione, no hay ego alrededor y todo funciona de maravilla. La relación es increíble. 

Platícanos un poco del libro que estás escribiendo.

El libro que estoy escribiendo es de poemas, de pensamientos, prosa, verso, rimas. Ahorita que he estado leyendo tantas biografías en la pandemia, me ha llamado la atención escribir más adelante un libro biográfico con toda mi carrera, pero por lo pronto, ya tengo terminado una cantidad de poemas los cuales estuve escribiendo mucho durante este encerrón, tengo aproximadamente 80 poemas ya. Pero no tengo prisa, lo quiero sacar con calma, lo quiero presentar bien, en una feria internacional de libro y hacer una gira quizás por los Péndulos, por distintas librerías. Me gustaría llevar incluso un guitarrista y recitar con música… en fin. todo eso me gustaría hacerlo. Necesito hacer una selección. Me ha ayudado mucho un gran amigo llamado Alfredo Padilla, el cual ha hecho algunas cápsulas en mi programa y que es un gran escritor, muy punk, muy underground y que tiene un par de libros Guadalajara Caníbal y Una Pastilla Más Para Que Pase El Dolor.

Lo de la biografía es interesante. ¡Sobre todo porque todo mundo te comenta que tienes una memoria envidiable!

Jajajajajaja. SÍ. hay que hacerlo, antes de que se me acabe. Imagínate si yo tengo historias, gente como Alex Lora la de historias que tiene de toda la época.

¡Vaya que sí! y volviendo a esta época, ¿Qué grupos actuales te gustan dentro del rock en México?

Hay dos hermanos de Hermosillo que me gustan mucho que son los Sgt. Papers.  También me gustan mucho los Nunca Jamás, y Xenu and the Thetans; hace poco descubrí por recomendación a otra banda llamada The Magic Room Band  que también me gustaron mucho y tienen una historia curiosa, pues son tres chilangos y un chavo de Barcelona que al parecer se conocieron en Manchester, Inglaterra y se vinieron luego a  CDMX en el 2017; ellos lanzaron este año varios sencillos y están muy divertidos, el 30 de noviembre sacaron algo apenas, traen onda. Está pasando música muy interesante, hay que ir parando las orejas. La gente de repente cree que el rock está muerto, y no, es un estilo de música que nunca va a morir, pues ya es parte de la cultura mexicana. Hace 40 años no lo era, y desde que apareció, sigue ahí. 

Me interesa mucho promover talento nuevo, tengo invitados de lujo, artistas muy conocidos, pero no quiero pasármela así, sino también darle espacio a bandas más jóvenes que están haciendo las cosas bien. Fíjate, yo siempre criticaba mucho que en México muchas bandas empezaban de forma muy mediocre, y yo creo que lo que más me tiene sorprendido de un tiempo para acá, es la cantidad de buenos cantantes que están surgiendo. Siempre he pensado que uno de los grandes problemas del rock en México era la falta de buenos cantantes, y ahorita estoy escuchando varios que me dan muchísimo gusto. He escuchado infinidad de demos que me han enviado, en donde la rola empieza poca madre, y entra la voz y dices…auxilio. No hubo nadie que pudiera dirigir al cantante -no te voy a decir que sea necesario estudiar canto-, pero si hay gente que te desafinan constantemente y no tienen un vocal coach que les diga que tienen que cambiar o modificar algo, y se avientan al ruedo de grabar un disco y salen unos desastres horrendos. 

 ¿Qué otros proyectos tienes en la mesa para el próximo año?

Aparte de los que ya te platiqué, que es seguir con Rock en tu Idioma sinfónico y eléctrico, el disco de Ritmo, mi libro, el podcast, tendré una colaboración de cantar una canción con Los Morales, los músicos que acompañaban a Oscar Chávez, que me llamó mucho la atención porque me saca un poco del rock, al ser algo más romántico.

Interesante verte en algo totalmente alejado del rock. Ya que lo comentas, ¿te interesaría en algún momento enfocarte en algo que este fuera del género? 

No lo sé, pero pues lo nuestro siempre lo llevamos a la fusión. Por ejemplo, en el último álbum saldrá una canción que se llamará “Un Minuto De Silencio” que es una fusión con cumbia. Nunca habíamos hecho algo así, y suena poca madre. Estoy seguro que va a dar mucho de qué hablar porque es algo que se aleja de lo que ha hecho Ritmo Peligroso, buscar otros horizontes como siempre he dicho.

En algún momento escuche en otro podcast -que no recuerdo el nombre- una entrevista tuya donde comentabas que en Matacandela, un cierto giro estilístico no tuvo el apoyo que esperabas y te sentiste un poco decepcionado.

Sí, la verdad fue un momento que nunca supe si había una mala relación entre la gente de arriba. El segundo sencillo que lanzamos -luego de «Amor En América», que funciono muy bien- que fue “Bote De Vela” de Julio Jaramillo y que era un cover -el primero que grabamos luego del “Stray Cat Blues”, el tema de los Rolling Stones y que salió en nuestro primer disco cuando todavía éramos Dangerous Rhythm-. Nos gustó mucho como quedó y decidimos lanzarla, pero fue raro porque todo el apoyo que se dio con el primer sencillo, no lo tuvimos para ese, siendo que la canción era muy buena con el giro que le dimos. Me decepcioné mucho de los medios. 

Aunque actualmente ya hay muchas más formas de hacer llegar tu música a la gente, y apoyada en el nombre de Ritmo Peligroso, sería más fácil.

Sí. Estamos viviendo otras etapas. Ahora mismo todo puede estar en las manos del artista, siempre y cuando tengas un equipo que te ayude y se puedan hacer las cosas como se debe. Aunque claro que siempre tener el apoyo de una disquera para tener mejor distribución y apoyo radial entre otras cosas sigue siendo atractivo. Pero con disquera o sin ella tienes armas para salir adelante. Con el nuevo disco, tenemos citas con disqueras para platicar con ellas y ver por donde lo lanzamos. No hay nada seguro, pero a partir de ello, sabremos nuestro próximo movimiento.