Si te gusta el punk y has seguido las vertientes que surgieron en los ochentas, muy probablemente entre la infinidad de portadas de discos que aparecían, de las que más te llamaron la atención, fueron las de un incipiente pero notable grupo llamado Black Flag; si no eres tan asiduo al género, es inevitable que te hayas encontrado alguna vez con ese estilo de ilustración que desprendía una fuerza y una expresividad que emulaba lo que musicalmente representaba, ya no tan solo en discos, sino en otros medios, casi siempre cercanos a la música.
En algún punto de mi vida, había descubierto toda esa estética DIY que afloraba en el hardcore punk, sin preguntarme siquiera quien estaba detrás del arte de cada disco, dando por hecho que mucho de ello lo realizaban los propios integrantes de los grupos y viendo todo ello como una manifestación general del género. Al adentrarme dentro del trabajo de algunos ilustradores me tope de rebote con uno de los impulsores de ese estilo que tanto me atraía, y me di cuenta que el mismo, era creador de varias de las portadas y dibujos que más me gustaban. Estoy hablando del gran Raymond Pettibon, artista de culto en sus inicios y hoy día considerado uno de los artistas contemporáneos más vanguardistas e influyentes.
Originario de Tucson, Arizona (nacido como Raymond Ginn) empezó su trabajo a fines de los 70’s dibujando portadas, carteles y flyers de los grupos de la escena punk de los Angeles, entre los que se encontraban Black Flag, (donde tocaba su hermano Greg Ginn), Minutemen y algunos otros grupos del sello SST (disquera fundada también por su hermano). Su trabajo se enfoca principalmente en dibujos a tinta sobre papel, en su mayoría en blanco y negro, y otro tanto con pintura acrílica, muy influenciado por artistas de comic como Milton Caniff. La cultura norteamericana ha sido la base de su trabajo, muchas veces como una crítica irónica a ciertos aspectos que él observaba, y otras ocasiones, como un retrato de la época que estaba viviendo. Muchos de sus dibujos llegaban a incomodar, pues resultaban crudos, desafiantes y violentos; proyectaban de manera visual lo que el hardcore punk vociferaba a través de letras y música. Su arte era una expresión anti-sistema que dotó al género de una identidad visual que hasta nuestros días sigue permeando y que ha sido una gran influencia para muchos artistas e ilustradores que han seguido sus pasos. Lo curioso del asunto es que ni él buscaba esto, ni esperaba tal repercusión.
Visualmente sus dibujos tienden al uso pleno de la línea y su expresividad gestual, en ocasiones acompañados con el uso medido del color con un fin muy provocativo. A sus personajes los acompañan textos sacados de diversas fuentes o reflexiones propias, lo que les aporta diversas lecturas, en ocasiones premeditadas, y en otras, como lo ha citado el propio artista, sin ningún afán de conexión. Su obra tiene un carácter plenamente narrativo, no solo por el uso del texto en sí, sino que sus dibujos cuentan mucho más de lo que se retrata en el momento. Icónicamente, nos podemos encontrar entre otras muchas cosas con escenas de surf o beisbol, situaciones familiares, personalidades como Charles Manson o Ronald Reagan, hasta violentas imágenes que parecen haber sido sacadas del cine negro.
Sin lugar a dudas, Raymond Pettibon es uno de los artistas que más ha influido dentro del mundo de la música sin formar parte propiamente de ella. Sus portadas de discos, carteles, fanzines y flyers es algo por lo que estará unido a la estética punk y por lo que muchos lo recordarán, aun cuando su arte, que bien vale la pena conocer más a fondo, sea mucho más que ello.