1997 fue un año sensacional para la música. Múltiples discos de ese año se volvieron clásicos, y en cuanto al rock en español no fue la excepción; posiblemente ese haya sido uno de los mejores años de toda su historia. Y sin lugar a dudas, uno de los culpables de esta aseveración sea que en Junio de ese año saldría Fome, del grupo chileno Los Tres. Este año pues, cumple 20 años este disco imprescindible del rock en español.
Para ese momento el grupo estaba en el pináculo de la popularidad, luego de que un año antes, lanzaran un muy bien logrado y mediático Unplugged para MTV, y dos antes, La espada y la Pared (álbum que se pelea al tú por tú el título del mejor disco del grupo). Era un momento importantísimo para la banda a nivel creativo y de popularidad, y donde los ojos estaban puestos en ellos; fue en ese contexto donde apareció Fome, dejando una huella indeleble ya no solo para el rock chileno, sino para el latinoamericano, yendo en una dirección contraria a la que habían mostrado hasta ese momento.
Fome es un disco redondo, con un espíritu cargado hacia sentimientos un tanto oscuros por cierto estado anímico en el que se encontraban los integrantes como grupo, y donde musicalmente, darían un enorme salto en cuestión de manejo de estilos, donde ponían en una licuadora mucho de su herencia chilena y del rock del cual mamaban, con una ejecución en estado de gracia (El bajo de Roberto Lindl es de lo más notable que hay en el disco). No hay un sólo tema que sobre en el disco, que sin quererlo, va creando un todo homogéneo, casi como si fuese una pensada obra conceptual.
Cada canción tenía una personalidad propia, desde la inicial “Claus”, que pareciera sacada de un soundtrack de película de espías (Por ese tono también va el cierre con “Largo”), seguida por “Bolsa de Mareo”, la cual es una cachetada seca, dura y explosiva, con cambios de ritmo que al mismo tiempo desconciertan y atrapan; tenemos ese aire setentero de canciones como “Toco Fondo” o “Jarabe para la Tos”, el folclor de “Fealdad” o la hermosa “Pancho”; el ataque pesado y macizo de “Libreta”, la influencia bien asimilada de The Who en canciones como “Antes”; O el delirio y humor (retorcido y con un dejo amargo eso sí) de “La Torre de Babel”, hasta las tristísimas “Olor a Gas” (que sin embargo, lo oscuro y deprimente de la letra contrasta con un ritmo dulce y luminoso, lo cual la hace aún más impagable y entrañable) y “Me Arrendé”, esa canción que parece que pende de un hilo por lo que expresa con letra y música, y que pareciera que en cualquier momento se caerá en pedazos por lo frágil que es. Eso o derramas una lágrima. Lo que suceda primero.
Fome también fue el disco que cimbró el interior del grupo y que a partir de ahí hizo las cosas más difíciles para los integrantes, al grado de separarse después del muy buen La Sangre en el Cuerpo. Años después, el grupo regresaría, sacaría discos más o menos decentes, pero nunca con la genialidad de este álbum, el cual se ha hecho más importante con el tiempo. Un disco a mi gusto, irrepetible.
PD: Tengo que decirlo. El EP homenaje de Café Tacuba a Fome, siempre me pareció bien ejecutado pero un tanto insípido. Es por eso que siempre me ha extrañado que Los Tres ejecuten las canciones que salieron en el mismo al estilo de la banda mexicana. Un error a mi gusto, siendo infinitamente superiores las versiones originales en términos expresivos y estéticos. Alguien que se lo diga directamente a Álvaro Henríquez, por favor…