El día que me enteré que Daniel Melero venía como parte del Festival Marvin para este año, me emocioné bastante, tanto como el saber que vendrían los Buzzcocks y Gang of Four. Lo que me pareció sumamente extraño fue que no se hiciese mayor ruido por su presentación, siendo un artista tan completo y tan importante para la música argentina.
En alguna ocasión, mi buen amigo Diego Márquez y yo platicábamos (Como solemos hacer cada que nos topamos) de música y ahondando cada vez más, salió a tema el músico argentino. Y coincidimos en varias cosas: que nos faltaba escuchar varias obras de él (pues es un músico prolífico entre colaboraciones y discos propios), pero lo que habíamos escuchado, nos parecía verdaderamente notable, por lo que se nos hacía raro que no se escuchara algo más de su producción musical, que no fuese la obvia referencia a Los Encargados, grupo seminal en el cono sur, o su disco colaborativo con Cerati: Colores Santos. Yo conocí su obra bastante tarde, como la gran mayoría, solo sabía de ambas referencias que suelen ser las habituales cuando se escucha el nombre del músico. La única ocasión que ha visitado México, que fue la FIM en Guadalajara en el 2012, yo todavía no lo ubicaba, y por ende, no fui a verlo (aparte que venía con el acompañamiento de Babasónicos, grupo que en ese entonces había caído un poco de mi gracia). Me enteré también que había sido un concierto donde la gente se dio cuenta tarde que la estrella de la noche no eran los Babas, sino Daniel Melero, a quienes pocos realmente conocían.
El maestro Melero va más allá de tan reducido reconocimiento por parte de las masas. Ha sido productor de varias de las bandas más reconocidas en Argentina como Soda Stereo, Todos Tus Muertos o Babasónicos. Su acercamiento con Cerati no solo se reduce a Colores Santos, sino que su huella indeleble fue clave en dos de sus discos más aclamados (Y donde despegaron con un sonido más vanguardistas para la época): Canción Animal y el enorme Dynamo. Tan solo con esto ya tendría un lugar asegurado en la historia de la música argentina y latinoamericana. Pero he ahí que, con su propia música, Melero se eleva a otras alturas, si bien más discretas en cuestión mediática, igual de valiosas.
Entre el preciosismo pop de Cámara y la experimentación de Operación Escuchar tenemos un gran abanico estético en donde el músico ha hecho lo que ha querido, y lejos está de acomodarse en algún lugar. Su carrera discográfica ha ido mutando dejando varias exquisiteces por el camino y con los años, al contrario de muchos otros músicos, parece que a su hambre por producir y crear música no se le ven atisbos de agotarse.
Junto a su visita al Festival Marvin, el músico visitará nuevamente Guadalajara, un lugar del que ya ha dicho, se sintió muy bien recibido. Esta es otra oportunidad de oro para ver y valorar a un artista fundamental en la música electrónica y la experimentación sonora. Esperemos que del tiempo en que toco en la FIM hasta ahora, se hayan sumado más adeptos a su música.
Daniel Melero
18 de mayo de 2018, 22 hrs.
C3 Stage
Guadalajara, Jal.