Fuzz en nuestra mente
Desde las 8:00 P.M., la concurrencia afuera del inmueble dejaba claro que esa noche habría un lleno en el C3, y no era para menos ya que, King Gizzard & The Lizard Wizard, una de las bandas actuales que más han dado de que hablar en los últimos años se presentaría por primera vez en nuestra ciudad.
Una hora más tarde se apagarían las luces para que Par Ásito, banda tapatía de noise rock instrumental con toques de psicodelia, saliera a escena frente a un foro prácticamente lleno y empezara a echar a andar el meneo de cabezas de buena parte del público. Su set de alrededor de media hora; compuesto principalmente por canciones nuevas, fue muy bien recibido y cumplió perfectamente para sentar el tono de lo que sería la noche.
Inmediatamente después de que Par Ásito terminara su set, King Gizzard & The Lizard Wizard subieron a escena a montar su equipo y está de más decir que fueron recibidos con una gran ovación. Al terminar volvieron al backstage y de esta manera empezó la espera por su regreso al escenario, para dar inicio al concierto.
En punto de las 10:00 P.M. se encendió la pantalla detrás del escenario, que empezó a mostrar imágenes psicodélicas a tiempo que la banda tomaba el escenario en medio de un estruendo de aplausos y gritos. Inmediatamente fueron a lo suyo, nada menos que “Rattlesnake” fue la encargada de iniciar el concierto y mientras el espíritu de John Dwyer poseía por primera vez a Stu Mackenzie en el escenario, toda la espera contenida del público por ver a los australianos en vivo se descargó de golpe en forma de cervezas volando y gente “surfeando” sobre las primeras filas.
De esta manera el septeto continuó practicamente sin interrupción, mostrando de lo que son capaces; las dos baterías situadas una frente a la otra serían la sólida base sobre la que KG & TLW desplegarían su abanico sonoro repasando buena parte de su amplia y variada discografía. Si algo quedó claro esa noche es que esos muchachos saben y disfrutan tocar.
Algunos de los momentos álgidos de la noche llegaron cuando el riff de “Cellophane” se hizo presente, metiendo a prácticamente toda la audiencia en un hipnótico headbanging, cuando anunciaron que iban a tocar un tema viejo, dando paso a “Mystery Jack” y cuando bajaron un poco la velocidad para interpretar temas como “Wah Wah”.
Finalmente, después de una hora y veinte minutos de entrega total, la banda abandonó el escenario y aunque muchos pensamos que volverían para un encore, esto no sucedió. De cualquier modo, esto no opacó la entrega tanto de la banda como de la audiencia en una noche donde las melenas sacudiéndose, el crowd surfing y un intenso olor como a la chaqueta de Otto dominaron el lugar.
Sin duda un sólido contendiente a citar como uno de los mejores conciertos del año en nuestra ciudad.
**Imágenes por José Manuel Jasso**
**Último bloque de Fotografías por cortesía de ACK Promote y Leslie del Moral Photography.