30 años de la cristalización de Madchester
En 1983, dos años antes del Forty Five EP, los hermanos Shaun y Paul Ryder experimentaban con el sonido rave underground y de bandas con tonadas pegajosas procedentes de distintas etnias, pero no tenían una noción de en lo qué se estaban metiendo y de lo que su predestinación musical les acarrearía junto a los Happy Mondays. Los Ryder estaban pues, de la manera más inconsciente posible, adelantados a su época.
Este mes celebramos los 30 años de Bummed; el segundo disco de la banda, mismo que los cimentaría como los máximos representantes de un movimiento músico-cultural que haría eco en todo el mundo (¿submundo?).
Bummed es un álbum que evoca la experiencia de los marginados de la sociedad inglesa como muy pocos lo han logrado, la jerga confusa y a veces inentendible de Shaun Ryder entremezclada con las caóticas melodías, te insinúa que las ruedas se salieron del vehículo, que algo siniestro está pasando y que a él no le importaba en lo más mínimo. Es esta tranquilizadora actitud que a menudo los jóvenes necesitan lo que hizo a los Happy Mondays una banda especial, pero no solo es un disco descarado, en él encontramos también momentos de calidez y de ese ingenio típico de la clase trabajadora del norte de Inglaterra.
El segundo disco de los Happy Mondays encuentra al grupo en un ambiente mucho más cavernoso y reverberado que su antecesor. Al contar con la producción de Martin Hannett, Shaun Ryder y compañía se propusieron crear un sonido claramente inducido por las drogas, el house y los riffs de guitarra que lograra golpear el alma con fuerza y arrogancia; la habilidad de la banda para construir melodías hipnóticas dotadas de un clímax enloquecedor hizo que finalmente lo consiguieran. Temas como “Performance”, “Wrote For Luck”, “Moving In with” y “Lazy Itis” son algunas de las pruebas que podemos encontrar en este LP.
En su siguiente disco Pills ‘n’ Thrills and Bellyaches, lograron su punto más alto en lo que a popularidad se refiere (#4 en Reino Unido y #89 en E.E.U.U.), pero fue en Bummed donde los Happy Mondays pusieron el “Mad” en Madchester.
Superficialmente es un disco alegre y frenético con el que uno no puede sino imaginarse lo que sería haber estado en The Hacienda al final de los 80’s, pero como la escena en la que se gestó, cuando miras con un poco más de atención hay algo que no está del todo bien y ese algo está cada vez más cerca de salir a la superficie. Bummed es como un chicle de cereza al que hace tiempo se le terminó el sabor pero que todavía disfrutas en la boca, tal vez ahí radica su genialidad.