TIENE COBERTURA, PERO NO TIENE RELLENO
No es noticia para nadie que los años de gloria de Andrés Calamaro han quedado atrás, aquellos años de fin de siglo en los que se dejó cuerpo y alma en la trilogía Alta Suciedad – Honestidad Brutal – El Salmón, que siempre brillará en lo alto del rock hispanohablante. Sin embargo, también es fácil coincidir en que lleva por lo menos una década de altibajos y exabruptos en su carrera, con un disco digno como Bohemio, un exceso de auto versiones, colaboraciones y registros en vivo, algunas canciones sueltas rescatables, y un penúltimo desplante errático como Volumen 11. Es en este contexto que Andrés Calamaro, con cuarenta años de carrera, presentó el pasado dos de noviembre un nuevo trabajo discográfico: Cargar La Suerte.
Debido a la decepción que representó Volumen 11 y a que el adelanto escogido para promocionar Cargar La Suerte fue el tema de «Verdades Afiladas» [que suena genérico y muy desafilado], no tenía ninguna expectativa en este nuevo trabajo. Tal vez por eso, al escuchar el disco por primera vez, me tomó por sorpresa una grabación mejor producida de lo que imaginaba. Y es que Cargar La Suerte, efectivamente corre con una especie de ‘suerte’ [o anti-suerte] debido a lo poco que se esperaba de Andrés en este punto de sucarrera; es un buen disco, únicamente en contraste con el inestable momento que atraviesa.
Tal parece que alguna prensa y sector de su público se ha quedado con esta engañosa primera impresión y lo han bautizado como uno de sus mejores trabajos, como disco hermano de La Lengua Popular y los más delirantes incluso, como un nuevo Alta Suciedad. No escuchamos el mismo disco, basta adentrarse un poco para descubrir que es un trabajo correcto pero acartonado. Para situar a Cargar La Suerte en su justa proporción, tendríamos que hablar de Bohemio, pero incluso Bohemio [siendo el más prescindible de sus grandes discos] palpita con mayor fuerza. Se agradece el esfuerzo por brindar un trabajo de calidad, pero el principal problema de Cargar La Suerte es la falta de estrella, y esto es algo que ni los mejores músicos de California, ni la cuidada producción de Gustavo Borner pueden compensar.
1.- «Verdades Afiladas» / Se trata del primer corte de difusión, en el que encontramos una banda impecable tocando un tema genérico. La letra llena de autoplagios y simple como cualquier canción pop nos hace comenzar el disco con pie izquierdo.
Para los que comparan Cargar La Suerte con La Lengua Popular, les recuerdo que «Los Chicos» abre aquel disco. Y para los que argumentan que es un tema flojo porque tiene que haber un sencillo radiable, les recuerdo que «Flaca» también fue sencillo radiable de Alta Suciedad.
2.- «Tránsito Lento» / El barco nivela un poco con este segundo tema, un funk elegante a medio tiempo con un brillante solo de saxofón. La letra versa sobre la rutina de los viajes y la espera como modo devida. Un tema mediano que suena muy bien.
3.- «Cuarteles De Invierno» / Seguimos con el medio tiempo. Cuenta con arreglos de cuerda y viento. La letra nos habla sobre el oficio de escribir canciones para enfrentar la vida con ellas. A pesar del esfuerzo por parecer profunda me parece redundante en su sentimiento.
4.- «Diego Armando Canciones» / Un tema con aires folk en el que Andrés canta con naturalidad una letra escrita a modo de ‘payada’. El tema tiene un brillo especial, muy distinto al resto del disco, y parece que Calamaro lo sabe, por eso es el tema indicado para pedir respeto con un sencillo pero brillante juego de palabras, en el que nos recuerda su categoría. El mejor tema del disco, sin duda.
5.- «Las Rimas» / Un rap melódico que nos recuerda en lo musical a temas como «El Día De La Mujer Mundial» o «Hop De realidad». La letra, aunque con algunas líneas bien acomodadas, en lo general es un exceso de ripio. En lo vocal hay un intenso déjà vu con el flow de Residente, esto me parece un desacierto debido a que Andrés nos ha demostrado anteriormente que puede aproximarse al rap con su propio flow, basta escuchar «Enola Gay» o «Lou Bizarro» para comprobarlo.
6.- «Siete Vidas» / El primer rock duro del disco, al estilo de On The Rock. Calamaro regresa a una de sus viejas fórmulas, pero es evidente la falta de condición; si escuchamos «Aguas Peligrosas» o «El Pasodoble De Los Amigos Ausentes» observaremos con mayor nitidez de lo que carece este tema.
7.- «Mi Ranchera» / Una balada que no es ranchera en lo musical, pero pretende serlo en la temática y la intención. Cuenta con excesivos arreglos de cuerda y cornos franceses. Justo lo que se espera de una balada de corazón roto: alcohol y despecho, tal vez por eso se convierta en clásico para el público fácil. Suena prefabricada y sobre dramatizada.
8.- «Falso LV» / Un rock and roll ligero para mover pies y cabeza. Cuenta con muchas guitarras y una potente sección de bronces. La letra plantea una crítica a la intolerancia dentro del mundo cultural. Se disfruta, sin llegar a ser un tema importante.
9.- «My Mafia» / La canción más desnuda del disco. Una balada con guitarras acústicas, una letra en honor a la amistad y una voz sin maquillaje. De nuevo un tema que no alcanza a convertirse en plato fuerte, pero emociona.
10.- «Adán Rechaza» / Otro rock and roll con un riff poderoso. Debido a su temática y sonoridad se percibe como el hermano menor de «Los Chicos». Creo que es el segundo tema con mayor espíritu del disco y prepara la recta final.
11.- «Egoístas» / Un tema pop con más gracia y suerte que «Verdades Afiladas», escuchamos un Hammond y un pedal steel que crean una atmósfera bastante agradable. Un tema relleno al que se le toma mayor aprecio cada vez que se escucha.
12.- «Voy A Volver» / Una balada que reflexiona sobre la soledad y la búsqueda de sentido en la vida. A pesar de sus aciertos se mantiene volando bajo, un tema mediano que cierra el disco con nostalgia. […] Al dejar correr treinta segundos de silencio aparece un jam que los músicos improvisaron en la sala de grabación y que fue registrado por un micrófono ambiental. Aunque pretende ser el broche de oro, no alcanza a dibujar nada, apenas una curiosidad sin propósito.
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Cargar La Suerte apuesta por lo seguro, todos los temas [exceptuando «Diego Armando Canciones»] son una vieja fórmula que cumple con el estándar de calidad a primera impresión, pero que, en una capa más profunda, descubre a un Andrés Calamaro bastante disminuido [no es casualidad que en nueve de los doce temas necesite recurrir a Germán Wiedemer para la composición de la música]. Es un trabajo que no decepciona en lo general, y una clase sobre cómo se utiliza un estudio de grabación, pero carece de espíritu y grandes canciones. Resumiendo: un disco que cumple, pero no comparte lugar con los imprescindibles.