Una banda tan efímera como sobresaliente
La respuesta inglesa a la psicodelia norteamericana, tuvo en actos como The Beatles (quienes al lado de The Byrds se pelean el puesto de pioneros del género), Soft Machine, The Pretty Things, y obviamente Pink Floyd, a sus máximos exponentes, pero sin duda alguna, entre los grandes aportes de la psicodelia inglesa, se encuentra Tomorrow, una banda cuya efímera existencia fue factor para que sean casi desconocidos por la mayoría.
Este cuarteto, que originalmente se llamaban The In Crowd, y tocaban R&B, estaba conformado por el vocalista Keith West (conocido también por el hit, ‘Excerpt From A Teenage Opera’), el guitarrista Steve Howe (leyenda del rock progresivo, al ser parte fundamental de la legendaria banda Yes), el bajista John «Junior» Wood (posteriormente bajista ocasional de Jeff Beck), y el baterista John «Twink» Alder (una de las grandes leyendas de la escena inglesa, siendo miembro de varias bandas, destacando The Fairies, además de los psicodélicos The Pretty Things. También fue miembro del efímero grupo Stars, proyecto formado en colaboración con el bajista Jack Moncks y Syd Barrett).
El surgimiento del nombre Tomorrow y su mutación hacía la psicodelia, se da en 1967, cuando la fiebre del movimiento hippie se expandía desde San Francisco para el mundo.
Y para fortuna de la agrupación, en esta nueva etapa, comienzan a recibir mucho apoyo de John Peel, el locutor de rock más legendario de todos los tiempos, quien los invitó a sus famosas sesiones presentadas en su programa ‘Perfumed Garden’, en la BBC Radio 1, y es en esa era cuando aparecen los grandiosos sencillos ‘My White Bicycle’ y ‘Revolution’ (no confundir con la canción de The Beatles, que surgió poco después), que se suponían, eran parte de la promoción para su álbum debut, pero las sesiones de grabación se retrasaron y el disco terminó por salir hasta 1968, y fue esta pausa entre la promoción y el lanzamiento (de septiembre hasta febrero), lo que repercutió en el impacto comercial del mismo.
La aparición de un disco imprescindible
Con todo y retraso, en febrero de 1968, finalmente aparece ‘Tomorrow’, editado por el sello Parlophone (filial de EMI), bajo la producción de Mark P. Wirtz y la ingeniería del legendario Geoff Emerick, conocido por su brillante trabajo con The Beatles en ‘Revolver’, ‘Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band’ y ‘Abbey Road’. Obviamente, este registro discográfico fue grabado en los estudios Abbey Road. La portada, en blanco y negro, se dice que se debió al poco presupuesto que EMI destinó al disco, lo que impidió una portada a color, aunque en reediciones posteriores ya se presentó con colores, y unas pequeñas modificaciones.
‘My White Bicycle’, abre espectacularmente este LP. Una canción inspirada en los Provos, un grupo anarquista de Holanda, quienes implementaron en Amsterdam, un sistema comunitario de bicicletas, mismas que estaban pintadas de color blanco. Este sistema de transporte consistía en dejar las bicicletas en las calles, y quien necesitara una, solo la tomaba y se la llevaba para llegar a su destino, ahí la dejaba nuevamente en la calle para disposición de alguien más.
En lo musical, presenta una dosis de guitarras distorsionadas y una base ritmica veloz y galopante, además de efectos de sonido algo oscilantes. Se nota la calidad que cada uno de los miembros tenían en sus respectivos puestos. Un clásico de la psicodelia británica. ‘Colonel Brown’ recurre a una estructura media blues, sin caer en el lugar común, y obviamente, sin perder el toque lisérgico. Howe deja ver su calidad en las seis cuerdas, mientras que «Twink» y las cuatro cuerdas del bajo de Wood, se complementan perfecto. Los cambios rítmicos son magníficos y se nota la perfección a cada momento.
‘Real Life Permanent Dream’ presenta el sonido del sitar (que no viene acreditado), y una línea de bajo precisa, mientras que la batería avanza más discreta. Howe entra al juego con su guitarra, formando un ensamble de primer nivel. Es menester destacar el trabajo de ejecución en el sitar, simplemente una delicia para los oídos más exigentes y ansiosos por psicodelia de esa que ya no se hace. Imposible no volver a repetir este track. Es hora de aterrizar después del viaje anterior. ‘Shy Boy’ es un corte con espíritu más pop, pero sin perder su esencia psych, sobre todo por el órgano, ejecutado de manera excelsa por el productor Mark Wirtz. Otro momento grandioso.
‘Revolution’, el segundo y último single promocional del álbum, es otra reliquia ácida. Un track lleno de efectos de producción y excelentes arreglos de guitarra que parecen perseguir la fonética de la voz. Destaca también la presencia del sitar y el whistle. Otra himno de culto que de paso deja claro que este disco no tiene desperdicio.
LADO B
El lado B abre con ‘The Incredible Journey Of Timothy Chase’, un momento con estructura psicodélica y unos breves guiños al folk norteamericano. Howe deja ver ese talento en las seis cuerdas, que más tarde sería su sello en Yes. ‘Auntie Mary’s Dress Shop’ incluye el sonido dominante del clavicordio, otro instrumento muy concurrido en la era psicodélica. Por allí hacen acto de presencia, la guitarra de Howe y el piano ejecutado por Mark, el productor del álbum. La base rítmica tiene esencia pop. La parte final es grandiosa (en realidad todo el track lo es).
Tomorrow nunca ocultaron su admiración por The Beatles (bueno, en los sesentas todos se inclinaban ante el cuarteto de Liverpool), y aquí se avientan el paquete de coverear nada más ni nada menos que ‘Strawberry Fields Forever’, incluida en el ‘Magical Mistery Tour’ (1967). No es fácil versionar una joya de ese calibre, pero los Tomorrow se revientan una pinche obra maestra con todas sus letras, que no le pide nada a la original.
La voz es demasiado acertada, y ni que decir del trabajo en guitarra, bajo y batería; una cátedra de como hacer covers, del que deberían de tomar nota muchos actos. ¡¡Un señor cover!! La pura guitarra de Howe vale por si sola en ‘Three Jolly Little Dwarfs’; un trabajo tan creativo en las seis cuerdas, que por si fuera poco se ve reforzado por una base rítmica de primer nivel, destacando esas secciones en la batería que retumban como tambor de guerra. ¡¡JOYA!! así con letras mayúsculas. Pedir más en de este disco, ya es mucha ambición, pero los Tomorrow no escatiman, y nos recetan otro madrazo de psicodelia cruda en ‘Not Your Time Has Come’, de esos ejercicios ácido garageros que pondrían orgullosos a The Seeds.
Y si fuera escuela, Howe tendría otra estrellita y un diez por su momento protagonico en el inter instrumental, en donde nos da una muestra del pinche nivel que se carga como guitarrista. Un maldito dios. Épico momento. Y ya para rematar esta pieza de museo, llega ‘Hallucinations’, y nuevamente el dios Howe se lleva las palmas con ese virtuosismo que no se limita a recorrer el diapasón a gran velocidad, sino más bien a transmitir algo con cada nota emitida. Keith también demuestra su talento vocal, al igual que «Twink» y Wood hacen de las suyas en el ritmo. Así llega a su fin uno de los mejores álbumes, no solo de la psicodelia inglesa, sino de la historia del rock psicodélico mundial.
Un trabajo perfecto, majestuoso, brillante (y cualquier adjetivo positivo que se le quiera dar), que desgraciadamente pasó desapercibido en su momento, pero que con los años y el creciente culto a la psicodelia de los sesentas, se ha convertido en un objeto muy valorado por los amantes de los sonidos ácidos. Una joya sonora fruto del talento de estos grandiosos músicos que con un solo disco, les bastó para aplastar con facilidad (musicalmente hablando) a muchos de sus contemporáneos.
La vida después de Tomorrow
Desgraciadamente, factores como el nulo impacto comercial del disco, aunado al éxito del sencillo ‘Excerpt From A Teenage Opera’, surgido del proyecto ‘Teenage Opera’, que el cantante Keith West estaba desarrollando con el productor Mark P. Wirtz, de manera paralela a Tomorrow, fueron el punto de quiebre para la agrupación: «Twink» y John Wood formaron un efímero proyecto llamado Aquarian Age, editando el single ‘10.000 Words In a Cardboard Box’, además de que «Twink» también ingresaría a las filas de The Pretty Things, grabando con ellos, el histórico álbum S.F. Sorrow, la primer opera rock de la historia y uno de los álbumes insignia del rock psicodélico.
Años más tarde de su paso en The Pretty Things, el baterista también fue miembro del efímero grupo Stars, proyecto formado en 1972, en colaboración con el bajista Jack Moncks, quien al lado de «Twink» tocaban como músicos soporte del guitarrista de blues, Eddie «Guitar» Burns. A estos dos se les unió Syd Barrett, quien vivía exiliado en casa de su madre tras salir de su rehabilitación mental, pero que conservaba amistad muy cercana con Jenny Spyre, una ex novia que tuvo en la era con Pink Floyd, y que ahora era esposa de Moncks; y sería ella el punto de unión de estos músicos.
Con el trío completo, comenzaron a componer y tocar en restaurantes, hasta que un promotor decidió organizar un concierto en grande, teniendo a los MC5 como abridores, y obviamente, la venta de boletos fue brutal en las dos fechas programadas, ya que era la oportunidad de ver a un supergrupo que presentaba el retorno de Syd. Pero los shows presentaron fallas técnicas, y una mala reseña en un diario fue suficiente para quebrantar el frágil estado mental de Syd, lo que lo hizo no volver a tocar nunca y desaparecer para siempre de los reflectores. Por su parte, Steve Howe se uniría a Yes, una de las bandas emblema del rock progresivo. Keith West se embarcaría en la creación de una banda llamada Moonrider.
En lo concerniente al álbum, fue reeditado en 1976, por el sello Harvest Records (filial de EMI), con la portada a color, que también incluía los nombres de los integrantes, además de incluir ‘Claramount Lake’, un track extra en el Lado A. Años después, es reeditado por EMI en formato CD, con extras en version demo, como ‘Revolution’, ‘Real Life Permanent Dream’ y una versión a ‘Why’, original de The Byrds. Además se incluyeron tracks del proyecto Aquarian Age, entre ellos ‘Good Wizzard Meets Naughty Wizzard’ y ‘10,000 Words In A Cardboard Box’. También aparecen canciones solistas de Keith West, tales como ‘The Kid Was A Killer’ y ‘She’, Etc. (Estos extras los podrán escuchar en el link, además del álbum en cuestión). Un disco imperdible, cuyo descubrimiento es como encontrar un tesoro perdido.