*Fotografías por cortesía de Adriana Armenta.
Se llegó el día del último concierto de los legendarios Front 242. En su gira final, la agrupación hizo su parada en Guadalajara este jueves 02 de mayo. La locación mas cautivadora de la ciudad los tenía qué hospedar: C3 stage. Las puertas se abren desde las 7:30 y aunque es tempranísimo, el lugar ya está a medio llenar, se avecina una tormenta sin duda.
Son las 9 y Front Line Assembly, otra leyenda abridora, se adueña del escenario. Su estilo es un industrial mas moderno que lo que el show subsecuente. Su fuerza y velocidad en las percusiones se acompañan por sus integrados sonidos de sintetizadores más orillados a los sonidos electrónicos de los 2000s que al clásico industrial. Sin embargo las percusiones dominan y dan el toque característico del género, hay además estas distorsiones que contestan a las percusiones.
Las guitarras son fieles acompañantes que aderezan la batalla. El look industrial del guitarro evoca a los los fantasmas gemelos de Matrix Reloaded: rastas rubias y gafas obscuras tecno. Su show dura aproximadamente una hora y deja al público extasiado. A mi lado un grupo de veteranos se zumbaron una botella de whiskey como si fuera jugo de manzana. Al finalizar la primera banda, frescos como lechuga, admiten: a poco ya terminaron? Sin duda lo que les espera les remediará esa insatisfacción.
Llega entonces, después de una pausa de 30 min, los esperados 242s. Su entrada es perturbadora. El negro total se eclipsa por la introducción de una par de lámparas ambulantes que entran brincando al frente del escenario. Son los vocalistas abriendo con el clásico “First in / First Out”, de su tan aclamado álbum Front by Front. Hecho una mirada rápida y el público se recupera de la ceguera que nos causó este temazo a manos de las lámparas de sus vocales.
Puedo distinguir entonces mejor al público musculoso, airoso, pelones o llenos de canas, canas everywhere, playeras de resaque asolea-bíceps, pero con falda. Músculos en falda. Río para mis adentros pero entiendo que ese es el estilo industrial; agreste contraste, destrucción creativa.
“Take One, Don’t Crash”, “Funkahdafi” y “Generator” se entrelazan en los oídos del público como entrelazados están el orden de los discos aquí presentados: el objetivo de la banda es pasear por la mayoría de sus discos. Un digno adiós, sin duda. Sintetizadores que a momentos avientan una frase orientadora, pero las percusiones dominan el mood de nuevo. El vocal principal baila como cabalgando al inicio de una canción que no logro reconocer en el momento, pero dicha actitud hace reacción en cadena de emociones en los asistentes. Creo que ni a mi edad me saldría ese pasito.
“Quite Unusual”, “Soul Manager”, “Comando Mix”, “Red Team”, “Deep Asleep” se dejan caer como torrentes de cascada helada que inmoviliza a los espectadores. Luces verdes. Percusiones perpetuas que retumban en todo el sistema digestivo se decantan entre canción y canción.
Máscaras, cuero, cinturones y pezones se entremezclan en esta masa humana de entrón carácter. El lleno total que no había vislumbrado yo hasta entonces se deja ver un momento por las luces claras que se asoman hasta el fondo. No había visto así de lleno al C3 quizá desde Cigarretes After Sex.
Noto en una oportunidad que tengo de rodear al escenario mientras consigo una chela que el baterista lleva camisa sin mangas. Los vocalistas pelones, ambos con manga larga y gafas negras. Teclado también pelón, manga larga y audífonos. Son como una familia en el look.
Surfean entonces entre las masas enloquecidas por el batallar musical los temas “Operating Tracks”, “Tragedy For You-“, “Fix It” y entonces “Head Hunter” aprieta monumental el ánimo cansado de un publico ganoso de brincos, pero canoso de la parte superior.
Boinas, lentes de pasta y psicodélicos giros sobre sí mismo es el performance de un avejentado asistente a tres metros de donde admiro todo. Con “Umen” y “Moldavia” parecen cerrar el show. La carrera ha sido larga por supuesto y a media semana se siente mas.
Mientras todos gritan otra-otra considero para mis adentros que si existiera algún concierto al cuál podría acudir el cuñado policía de Mr White (de Breaking Bad) sería a este sin duda alguna. Quiero reir de mi propia ocurrencia pero entonces llega para acaparar mi atención de nuevo la intempestiva “No Shuffle” con un tono rojo que ciñe todo el escenario. Éxtasis total.
Es entonces que se escucha «Hey poor, you don’t have to be poor anymore, Jesus is here!» Rolonón, pienso mientras veo cómo todos tararean la canción como dirigidos por una hipnosis colectiva. Es por supuesto “Welcome to Paradise”. Con esta grandiosa canción se despiden nuestros entrañables Front 242. Digno último concierto. Una era termina con estas finales notas musicales.
Salgo del concierto y sigo tarareando «No Sex Until Marriage!».