*Fotografías por cortesía de Adriana Armenta.
Este viernes 3 de mayo se presento de nuevo en Guadalajara los grandiosos She Past Away. Turcos, quizás los mejores exponentes de su país de este obscuro género post punk, abrieron en la perla tapatío en el escenario más popular de la ciudad: C3 Stage. Abren a sus puertas a las 9:30 y una cola que llega hasta la esquina ya espera entusiasmada.
No hay banda que les abra el show, no lo necesitan porque a ellos ya todo postpunketero de GDL los ubica y disfruta. Caras pintadas. Los asistentes llevan looks oscuros y coquetos por doquier. El rango del público es de los 25 a 35 años pues es una relativamente nueva banda. No había tanta gente como en el de ayer, Front 242, pero sólo al principio. A partir de la segunda canción todos los que iban tarde rellenaron lo faltante.
Batería y sintetizadores por un lado, guitarra por el otro. Peinado de The Cure en el vocal, así como una pantalla de fondo con imágenes de obscura psicodelia. El teclado apura el grito de una mujer atrás pues su primera canción es quizá la mas conocida: “Durdu Dünya”. Rola que de hecho los fabulosos Boy Hasher coverean.
Su género es oscuro pero de bailable cualidad. Los giros del baile de los presentes hipnotizan la atmósfera y todos somos sus víctimas. Pues canciones como “Katarsis”, “Disko Anksiyete”, y “Asimilasyon” forman la primera parte del concierto. So we are glad to be back in Guadalajara once more dice el teclado, agradeciendo la fidelidad de la masa tapatía.
Hay un mini slam al frente del escenario con “Ritüel” pues sin duda es uno de sus más grandes temas. En medio del público hay una mujer alta con cara larga con su vestido de murciélagos amarillos y su mirada en éxtasis al fondo del escenario. Todos la acompañan en el sentimiento. No se vayan de México grita la chica al contestarle al vocal cuando dice que esta es la segunda canción nueva de su próximo disco. Se refiere a «Sessiz Orman». La primera nueva canción que tocaron se llamó “Inziva” y fue justo después de “Ritüel”.
Un chico baila de cara al público completamente fuera del lugar, y al mismo tiempo de acuerdo con todo. Señor de barba blanca se balancea con el sí sí, así es la cosa. Aunque ya es casi medio concierto una chica de cabello amarillo fosforescente hace su propio camino al escenario sin queja de nadie. Baila, bailamos. Los amooo, grita alguien por ahí al final de “Kasvetli Kutlama”, temazo. Un brother cholazo con dos 45 tatuadas en las sienes se mece con el ritmo. A wasted life is worse than death dice su negra playera por detrás.
El bro de la guitarra y vocal, tiene colita de gallito tipo meme pongan-a-caifanes me hace la observación un amigo, cosa que no había visto y me mata de la risa, pero suena “Insanlar” y cara de seriedad de nuevo. Con esa rola se van, pero el coro de otra-otra no tarda en aparecer.
Son tres canciones con las que nos van a deleitar para finalizar. Con “Bozbulanik”, de su primer disco, la banda pide aplausos y todos los que no tienen chela lo hacen. Yo que todavía tengo atino a imitar un aplauso dándome palmadas en el hombro con mi mano libre. “Monoton” se pone tan intensa al final que el éxtasis dura casi un minuto entre el público y la banda; hay como una conexión invisible que nos funde y amalgama entre luces y humo.
“Hayaller” le sigue, es un tema lento y conciliador indicado para terminar la noche. Luces como en ametralladora de rayos blancos al rededor de ambos dan una imagen icónica para que no nos olvidemos de este instante. Fabuloso. Lo volvieron a hacer estos queridos musicazos. Aplauso longevo de todos. Nos vamos satisfechos.