Jake Smith, el hombre que se oculta tras The White Buffalo, es uno de los mejores cantautores que han surgido en muchos años. Un auténtico poeta y trovador (obviamente, no hablamos de la decadente trova latina, no confundir. Hablamos de lo que en realidad es la música de trovador, como se le conoce al folk norteamericano), cuyas letras pueden ir desde encarnar en primera persona a un asesino serial a quien el mismo diablo le susurra al oído que es hora de salir a matar (‘The Whistler’), hasta la reflexión de un hombre que canta frente a la tumba de su madre (‘Wish It Was True’).
Heredero de la tradición lírica que solo la música tradicional estadounidense tiene, The White Buffalo ha consolidado una carrera por demás interesante, con su mezcla de country, folk, rock sureño y hasta ecos de southern goth.
Pero tras una sólida y altamente recomendable discografía, que lo llevó a participar en el soundtrack de la serie Sons Of Anarchy, este hombre ha decidido ir un paso adelante en su carrera.
El resultado de este intento de evolucionar su propuesta, se consolida con su nuevo álbum, titulado ‘Year Of The Dark Horse’, un trabajo conceptual, basado en la vida de un hombre a lo largo de las cuatro estaciones del año. Para complementar este concepto, fue estrenada, meses antes del lanzamiento del álbum, la cinta ‘The White Buffalo: Year Of The Dark Horse‘, en el que cuatro directores de cine (Lee Diskin, Gene Sung, Pete Macomber, C.W Mihlberger), dieron forma visual a la historia del álbum. Para esto, cada uno tomó tres canciones con el fin de retratar una estación del año en específico.
Respecto al disco, fue grabado en Nashville, con el reputado productor y ganador del Grammy, Jay Jorce, en las consolas, dejando de lado la mancuerna que hubo entre Jake y el productor y músico Shooter Jennings, hijo de la leyenda del country, Waylon Jennings, quien había producido su último álbum.
‘Year Of The Dark Horse’ fue liberado el 11 de noviembre de 2022, bajo el auspicio del sello Snakefarm Records.
‘Not Today’ abre el album, con un estilo totalmente fuera de lo presentado anteriormente por el Buffalo. Destaca el uso de los teclados como hilo principal, a lo que se suman las guitarras eléctricas, la pedal steel guitar, y por supuesto la base rítmica. El resultado es un rock alternativo aderezado con una excelente letra, como ya es un sello de Jake.
Y si el inicio sorprende, el segundo corte, ‘Winter Act’, también logra el cometido. Nuevamente el teclado hace acto de presencia, para ser callado por un patrón de guitarra, que es acompañado por una base rítmica ejecutada con golpes al aro de la tarola, además del infaltable bajo. El teclado sigue presente, acompañando el desarrollo del track, yendo también muy pegado al excelente trabajo vocal de Jake. Minimalismo musical que confirma que en la música, a veces menos es más.
‘Kingdom For A Fool’ presenta un rock de tintes country, sobre todo con la presencia de la pedal steel guitar, y para equilibrar, el teclado también tiene su gran participación. El papel de la batería toma momentos grandiosos, haciendo una mancuerna excelente con el trabajo vocal de Jake, creando el clímax de la canción.
‘Love Will Never Come/Spring’s Song’ es de las cosas más extrañas y geniales que The White Buffalo puede presumir en su discografía. Grandioso uso de los tambores, que suenan épicos, ni que decir de las atmósferas generadas por el teclado. La guitarra emite riffs rabiosos, mientras que Jake canta con una voz que casi llega al gutural, esto en medio de estridentes percusiones. El ambiente tétrico sigue presente con un episodio de guitarras acústicas que son acompañadas de un tambor que suena lejano. Pronto las guitarras se quedan solas, y llega la voz de Jake para la parte final. Joya musical.
‘She Don’t Know That I Lie’ no desmerece, con esa excelente comunión entre los acordes con distorsión, los excelentes adornos de batería, teclado, bajo y secciones de cuerdas. Y algo es cierto, el estilo country folk y americana, sigue prácticamente ausente. ‘C’mon Come Up Come Out’ si presenta un estilo más emparentado con la americana, y sobresale ese pegajoso coro. Un track más sencillo en estructura, pero igual de efectivo.
‘Love Song #3’ es una agradable balada de tintes sureños, de esas que a Jake le salen tan bien. Obviamente, este tipo de tracks crean un eclecticismo en este grandioso álbum. El pandero y la voz, acompañados de una línea de bajo, abren ‘Heart Attack’. El teclado y guitarras acústicas también se unen a la fiesta. Después de un lapso, la contundente batería da un estilo más agresivo, acercando el sonido más hacia el rock.
‘Am I Still A Child’ es el track más tranquilo y acústico del álbum, aunque también hay acompañamiento de la batería y una potente línea de bajo. El resultado es un folk rock de manufactura lírica emotiva. ‘52 Card Pickup’ presenta el sonido del piano, que contrasta con la batería y la línea de bajo. El teclado aporta también lo suyo, sobre todo en la brillante parte final, en donde un sonido psicodélico se apodera del track.
Sin dar pausa, una batería interrumpe el final de la canción anterior, para dar comienzo a la magnífica ‘Donna’, corte de tintes sureños, cuyo ritmo se antoja para conducir en medio de una carretera en medio de las praderas. Grandioso momento. ‘Life Goes On’ concluye este LP, con un folk acústico de primer nivel. La letra nuevamente es parte importante, ya que estamos ante uno de los mejores compositores que pueda haber en la actualidad, en Estados Unidos. De hecho, en lo que a vibra musical se refiere, sobre todo en los arreglos de guitarra, este corte nos remite a la emotiva ‘Wish It Was True’, que es una de las mejores y más tristes canciones que The White Buffalo ha presentado en toda su carrera.
Y con este álbum, The White Buffalo demuestra una vez más que su talento aún tiene mucho que ofrecer, y en ese proceso, nos entrega su obra maestra. Un disco imposible de clasificar en un solo estilo, debido a su eclecticismo y a la dirección musical que abandona todo lo que se podría esperar en este grandioso artista. ‘Year Of The Dark Horse‘, llega para cerrar con broche de oro la etapa de los mejores álbumes del 2022, y obviamente, debió ser un infaltable en los diferentes recuentos de los discos del año, pero sabemos que eso no sucedió, al menos aquí en México, en donde estas propuestas pasan desapercibidas ante la sordera de los medios.