No se puede hablar de KOKOKO! Sin hablar acerca de la escena del arte callejero de Kinshasa, la capital de La República del Congo. Allí, los artistas transmiten sus mensajes en las calles, en un lugar donde se vive una crisis en lo social y lo político, y donde la libertad de expresión es perseguida.
Estas expresiones son al mismo tiempo un grito de guerra. Está situación es documentada en System K, del cineasta Renaud Barret, que narra la conmovedora situación de estos artistas en medio de la miseria, la urgencia y las presiones políticas.
Dentro de ese caldo de cultivo, es que se desarrolla un colectivo como KOKOKO!. ¡Knock Knock Knock! En Lingala, el idioma local. Primero, como una inquietud del músico Débruit de grabar a varios vocalistas e instrumentistas de las fiestas de Kinshasa, y que lo llevo a experimentar con diversos instrumentos hechos con desperdicios -lo cual, tiene un trasfondo político, aparte de lo creativo-.
Es este año que lanzan su nuevo álbum Butu, que viene a suceder al festivo Fongola de 2019. Aunque prácticamente KOKOKO! está conformado actualmente solo por Bianko y Débruit, el álbum suena aún más intenso, bailable y filoso.
Butu es una celebración musical donde conviven percusiones tribales, cánticos grupales, sonidos orgánicos y una electrónica vintage distorsionada y emocionante. Este collage sonoro retrata la vibrante vida nocturna de la capital del Congo y al mismo tiempo, pareciese ser un canto de agitación social.
Personalmente, me parecieron bastante memorables temas como el abridor “Butu Ezo Ya” donde su burbujeante ritmo emerge entre el caos de pitidos, charlas y vida nocturna, “Bazo Banga”, un divertido pulso punk tribalista, o “Mokolo Likambu” que me parece uno de los mejores temas de la obra, y que por momentos resulta realmente conmovedora con ese sintetizador de fondo que deja paso a una interpretación emocionante de Bianko.
Butu es un álbum vibrante y emocionante, con un espíritu de lucha potente y conmovedor, en clave de baile mántrico.