Desde el devenir de las primeras bandas independientes de los años ochenta, un segmento de la fanaticada musical, con un gusto particularmente cargado a la orfebrería y la técnica, han atacado a los artistas más extremos del DIY, argumentando una preocupación excedida en los intangibles y una ocupación semiprofesional que con el mismo gusto que aliena a los críticos, seduce a los espectadores más afines al sentimiento y el significado. Los primeros, de ser afortunados estoy seguro han logrado evitar The Gospel Of Progress de Micah P. Hinson por veinte años; los segundos probablemente lo han amado desde la primera escucha.
Es la ópera prima y compendio de historias de Micah, más aterrizando de emergencia que volando sobre temáticas de adicciones, amor, indigencia, desamor y el sentimiento de que las pequeñas cosas a las que nos aferramos por momentos para soportar los años de lo otro son, no solo insuficientes, sino fraudulentas.
La voz de Hinson es directa y proveniente del subsuelo. Los arreglos, sin importar si son de su solitaria guitarra u orquestales tienen un peso cruel y se sienten como anclas, los temas; más colecciones de líneas e ideas que unidades musicales completas proporcionan un sentimiento de que hay más cosas en la historia que no se nos exponen por misericordia, por nuestro bien. La suma de todo esto podría, en nuestros momentos más cínicos, hacernos pensar que es un esfuerzo artificial inspirado en un personaje de John Cooper Clarke o Lawrence Ferlinghetti, pero no.
Las comparaciones enciclopédicas nos podrían llevar a Red House Painters, Simon Joyner y una tradición Americana, una especie de versión Country Noir de la “Balada de Hollis Brown” a través del Van Zandt más frágil. Pero creo que lo que el artista construyó en esta obra, a través de tracks como “Beneath The Rose”, “At Last”, “Our Promises” o “The Day Texas Sank To The Bottom Of The Sea”, es una colección de cuartos inconexos en los cuales puedes morir de trece formas diferentes, sin darte cuenta de lo que te mató. La descripción de un edificio diseñado por Le Corbusier contado por Lord Byron.
LJ.