Que black midi desde que se dió a conocer, era una de las bandas más arriesgadas e inventivas de los últimos años en Inglaterra, aunque al mismo tiempo, una de las más difíciles de escuchar probablemente para el grueso del púbico, era todo cierto. Por lo que el hecho que la particular agrupación se haya desbandado, fue algo triste para los que habíamos conectado con su propuesta.
Aunque no pasó demasiado tiempo (casi podría decirse que la noticia se dio a la par) para que su líder, Geordie Greep, anunciara el lanzamiento de su álbum debut solista con una portada algo perturbadora. Ya con el álbum en las calles, podemos decir que el músico no ha perdido un ápice de sus intenciones e intereses musicales, aun así, el álbum va marcando una distancia con su otrora agrupación.
The New Sound mantiene todo el espíritu de black midi, pero acercándolo a otros sonidos, específicamente a los ritmos latinos; y es que el disco de entrada, fue grabado entre Londres y Brasil, lo que nos habla mucho de las intenciones del músico. Por un momento, estos ritmos parecieran ser más accesibles, sin embargo, Geordie siempre ha tendido hacia lo excesivo y lo poco digerible, y aquí no es la excepción, desde la propia música, hasta el hecho de que el álbum narra la vida de un estrafalario y detestable personaje con detalle, con la firme idea de que te provoque asco -aunque la idea de fondo es exponer el machismo tóxico-.
Hay momentos en los que el músico se mantiene más dentro de lo que conocemos de él, en piezas como “Blues” con sus riffs matemáticos, o en la vertiginosa “Motorbike”, mientras que por otro lado, tenemos temas como la estupenda “Terra” que se regodea en un ritmo de salsa energético y bailable, o el muy divertido y colorido tema homónimo de jazz fusión, hasta una fusión entre estas dos caras, en temas como el primer sencillo “Holy, Holy” donde podemos rastrear la influencia de bandas como Malo o Santana.
Sin duda, The New Sound es un disco que puede resultar desafiante, por su mezcla de estilos por momentos intrincado y excesivo (algo muy común con Geordie Greep) y su muy ácido trasfondo, pero que no deja indiferente a nadie que se acerque a él, para bien o para mal, lo que lo vuelve uno de los álbumes del año.