Rey Pila regresa cuatro años después del estupendo Velox Veritas apostando por un sonido más apegado al darkwave, sin dejar de lado ese sonido que lo dió a conocer desde sus inicios, aterrizando en unas propuesta para este álbum divertida, atractiva y con gancho, algo que sin duda, lo da la madurez personal y como grupo.
A través del año la banda estuvo lanzando distintos sencillos, dándonos una pauta de hacia donde iba el álbum, al mismo tiempo que nos encontrábamos con que regresaban a la composición de algunos temas en español, algo que no hacian desde su primer entrega.
Están Strange I comenzó a crearse desde hace unos años pero la pandemia pausó las actividades del grupo. Hasta ese momento estuvieron trabajando en la producción con Paul Salva, dj de techno que les marcó un camino a través de los beats, sin olvidar el lado más rocanrolero. Al retomar el álbum, las riendas fueron tomadas por Daniel Solórzano, quien hizo un gran trabajo, pues el álbum tiene un sonido realmente redondo.
El álbum inicia cómo si de una película de terror antigua se tratase, y aunque los primeros temas pudieran marcar el tono hacia allá, las distintas instrumentaciones entre las piezas, con los sintetizadores en primer plano, logran otorgarle al álbum variedad, y sobre todo, un sentido lúdico, aunque ese tono oscuro vuelva por momentos.
El álbum diluye las barreras entre el darkwave, el post punk, el New wave y el rock puramente electrónico con temas estupendos como el sencillo «Ani Oni», la lenta e hipnótica «Drop Out», la muy Justice «One Of Us», ese temazo de aires setenteros llamado «Online Soul», así como los interludios instrumentales como «Dreaming of Dreaming», entre otros temas.
Un gran regreso el de Rey Pila, que apunta a una segunda parte (tomando el cuenta el nombre del álbum).