“Estoy rodeado es tres de mayo no quiero suicidarme
Aun les quedan muchas cosas que les quedan por quitarme”
Daniel Azdar, aka Lázaro Cristóbal Comala, el cantautor originario de Durango, regresa este año con su álbum El Terror y sus profundas y sensibles crónicas en forma de canciones. Esta vez, con un álbum que se siente más sobrio y directo que su anterior lanzamiento, el enorme Belmont.
En esta ocasión, vuelve a acompañarlo Santiago Parra en la producción, quien logra mantener un minimalismo en todo el álbum, manteniendo una línea y al mismo tiempo, una personalidad distinta dentro de la obra discográfica de Lázaro. Alejado de la extensión de Belmont o Canciones del Ancla, el músico esta ocasión apuesta por concretar pocos temas, pero con una personalidad cada una, muy marcada.
Siguen aquí la influencia del folk y del blues que ha sido parte de su trayectoria, pero hay aquí incursiones sutiles y maravillosas a otros formatos de canción, como el que se da en temas como “Desahogo” -Original de Roberto Carlos-, y que se vuelve más cercano al bolero de Agustín Lara, o “No hay Dios” que transpira esencia gospel. Canciones como “Luvina” (en obvia referencia a su amado Juan Rulfo) mantienen un aura oscura -Curiosamente, a través de lo que parece ser un theremin- muy cercano a lo que bandas como San Pascualito Rey han realizado anteriormente.
Dentro de sus acostumbradas colaboraciones, sorprende con la hecha junto a Micah P. Hinson -con quien giró hace un par de años-, “Mariela” hecha de forma bilingüe y con la voz profunda y gastada del mítico músico estadounidense, con un sabor netamente a frontera, a polvo y a caminos desolados. En la melancólica y profunda “El Terror”, canción homónima del álbum, se hace acompañar del reputadísimo músico Aarón Cruz, quien también lo ha acompañado en directo.
Difícil escoger un tema por encima del resto en un disco tan redondo, pero a mi particularmente me atraparon entre otros temas, el sencillo “Tres de Mayo” con su melancólica y pausada atmósfera (y un conmovedor video donde se hace acompañar de su hijo), o “Estoy más cerca de mi”, un tema de una instrumentación fabulosa y que suena por momentos retadora en su espíritu, o la muy tierna “El Relámpago” tema que por cierto, es el primero que el músico ha compuesto con piano y que la pianista Gabriela Garza lleva a otros niveles.
Lázaro nos ha regalado otro álbum enorme para conmoverse e incluso, llorar junto a el. Sigue intacta su capacidad para transmitir emociones complejas a través de su música, lo que lo ha consolidado como una figura relevante dentro de la escena musical mexicana y un acto constantemente a seguir.