La (nula) seguridad en los conciertos y otros espinosos temas

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México es un gran país. Pero también es inseguro en muchos sentidos. Posiblemente los conciertos eran uno de tantos oasis que la gente podía disfrutar para de alguna manera olvidarse de los problemas o el agotador día a día. Pero algo se quebró el sábado 5 de abril de 2025: En el festival AXE CEREMONIA, ocurrió una gran tragedia: murieron dos fotógrafos que cubrían el evento por parte de un portal independiente: Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas, siendo prensados por una estructura decorativa mal utilizada. Esto (lamentable que se perdieran vidas) debería de cambiar mucha de las dinámicas de como se hacen las cosas en la producción y cobertura de eventos en México y la precariedad en muchos niveles. 

 

Tengo años sin ir a un festival de esa magnitud, en parte por el excesivo aumento en los costos que representa acudir a un evento así: boletos, transporte, alimentos y bebidas. El dinero que se gasta ahí prácticamente es el que muchas familias requieren mensualmente para sobrevivir. De parte del blog, siendo un portal tan pequeño, ni nos voltean a ver. Y está bien. Nunca ha sido nuestro fin la cobertura de conciertos, sino hablar de música en otros sentidos, aunque de repente si hagamos algunas pequeñas coberturas, nunca a Festivales masivos.       

Los festivales masivos se han vuelto una de las expresiones más evidentes de este capitalismo salvaje que pondera las ganancias y el negocio, a la integridad de quienes acuden a este tipo de eventos. Para las empresas que organizan, somos solo un número más. Y no. Detrás de ese signo de pesos que le representamos, hay vidas, seres que sienten y piensan, que se emocionan y que dejan su dinero (y ahora, su vida, lamentablemente) por ver a su artista favorito o para conocer un poco más de lo que sucede en el ámbito musical.

Ya se ha vuelto común esos costos que por momentos, son escandalosos. Se ha vuelto común aceptar condiciones paupérrimas: comida mala y cara, cervezas calientes y espumosas, baños que no vale la pena ni mencionar, trayectos incómodos entre escenarios, pocos espacios de sombra. Y a eso y más, súmenle lo ridículo que se han vuelto el tiempo que cada grupo suele tocar. Pero todo esto, es lo de menos. Son condiciones miserables, que lamentablemente todos hemos de alguna u otra manera aceptado, al acudir a los eventos. Se ha normalizado la precariedad.

Pero lo que no se debe de aceptar de ningún modo es la falta de seguridad para los asistentes. Esto debemos exigirlo en todo momento. Ya se ha hablado bastante de las fallas que tuvo el festival Axe, y aunque tocaré el tema de cierta forma, más bien quiero hablar en general de los problemas que he visto y que creo que deberían cubrirse, para tener una mejor experiencia, y sobre todo, estar con una mayor seguridad de que puedas volver a tu casa sano y salvo. 

 

PROBLEMAS A SOLUCIONAR

  • No hay suficientes guardias de seguridad en los eventos, y que yo sepa, circuito cerrado en ciertos puntos (ah pero que bonitas y espectaculares tomas hacen los drones). No sé si haya una comunicación directa entre la producción del evento, los de seguridad y las autoridades, que creo que debería haberla en todo momento, ante cualquier detalle que se salga de la norma.
  • No hay salidas de emergencia claras o de evacuación, y dudo que haya un plan de evacuación. Y esto no solo pasa en festivales, sino en pequeños espacios. Hace poco acudí a ver a St. Vincent en el recientemente inaugurado C4 Concert House de Guadalajara, y si algo me llamó la atención, fue la disposición del lugar. Una sola entrada, pequeña, que daba a un espacio de buen tamaño y que me dejó pensando en ese momento, que ante una tragedia, no tenía claro si había rutas de evacuación. Este tipo de cosas debería de ser tan evidente y claro como el mapa que ponen con todas las marcas que venden sus caros productos en los festivales. En este mismo espacio hubo una evidente sobre venta para el evento de Slowdive, lo que es un agravante.
  • La información y comunicación suele ser nula. No hay alguien que te informe, ni hay señalización clara (bueno, sí, solo los de venta de comida). Los canales de comunicación solo se ocupan de la promoción, pero no de mantener informada a la gente de cualquier eventualidad (precisamente, uno de los graves problemas que tuvo el Festival Axe Ceremonia). ¿Tantas pantallas y altavoces y no se informó en ningún momento? Terrible. En las últimas horas salió a tema la muerte también del fotógrafo Alberto Clavijo, quien murió durante la cobertura de un evento en el mismo lugar, por un espacio mal señalado.
  • Tampoco, nunca he visto extintores a la mano, ni creo que haya los suficientes. Tampoco nunca he visto de forma clara si hay espacios de primeros auxilios, o algún médico o paramédico disponible, ni ambulancias en eventos de gran escala. 
  • Siempre se ha hablado de que en varios eventos se supera el aforo máximo. Esto no debería de pasar. Debería de haber un flujo libre ante cualquier eventualidad (aunque vamos, el flujo libre y espontáneo debería de ser para todo). Y lo vuelvo a repetir. Esto no pasa solo en festivales. En conciertos más pequeños se ha visto este tipo de problemas. Y esto nos lleva al cuidado de personas con movilidad más limitada o con alguna discapacidad. No hay áreas pensadas en la mayoría de lugares para ellos. Si los festivales no suelen ser lugares amables, mucho menos para alguien con esas condiciones.
  • Si no hay espacios de descanso o de sombra (recordemos lo que sufrimos hoy día con el cambio climático y excesivo calor) cuando menos, debería de haber algunos refugios pensados en caso de tormenta, fuertes vientos o calor extremo. Ni que decir que exista hidratación gratuita. Claro, no le van a perder ni un solo peso que puedan sacar de las necesidades de la gente. Recuerdo más joven, cuando fui a un Vive Latino, donde se acabó el agua, la cerveza y hubo gente desmayada (yo estuve a punto) o deshidratada, y muchos tuvieron que salir a comprar bolsas de agua afuera del enorme recinto. Desde ahí se pueden ver que años después, la gestión de los eventos en cuanto al cuidado de la gente o el manejo de ciertas situaciones, sigue quedando a deber. 
  • Los boletos, para lo caro que se han vuelto, deberían de incluir un seguro para cubrir gastos ante cualquier eventualidad o accidente. Ni qué decir de gente como precisamente fotógrafos, que se tienen que meter a espacios a veces reducidos o incómodos para obtener una buena foto, y arriesgando todavía más.
  • Deberían los festivales asegurar suficientes autobuses para trasladar a la gente a espacios más seguros o contar con estacionamientos. El año pasado, acudí a un pequeño festival aquí en Guadalajara (nada comparado con estos monstruos) en donde no había un estacionamiento cerca. La gente teníamos que caminar varias cuadras, si acaso traíamos auto, en una zona bastante desolada (junto a unas vías de tren) o esperar como es costumbre, horas por un Uber o Taxi de un costo excesivo. 
  • Si el evento tiene características especiales se pueden sumar medidas como puntos de ayuda psicológica o control de consumo de sustancias. No creo que les salga tan caro introducir cierto tipo de apoyos con todo lo que se genera.

Posiblemente mucho de estos puntos los cubran algunos eventos, lugares o festivales, pero pasa que nunca son claros. Igual los hay, pero nadie lo sabe, no se informa de ello, ni hay protocolos claros ante ciertas eventualidades.

EL PAPEL DE LOS MEDIOS

Aquí hablaré un poco de lo que observe y lo que a mi me toca, al formar parte de un portal musical. 

De entrada, me pareció bastante shokeante el silencio que guardaron varios medios musicales, sobre todo de los más grandes, durante y después del suceso. Cuando en las redes ya se había corrido la noticia, la gran mayoría guardaron silencio, e incluso, algunos más, al puro estilo del propio festival, siguieron con la cobertura como si nada pasara.  Después, por supuesto, no faltaron las condolencias, pero sin ahondarse en nada. Posteriormente, incluso hubo medios periodísticos que cayeron en el morbo o en politizar de forma rastrera el hecho (como Latinus), alejándose de lo que era más importante, lo cual me parece aún peor, cayendo en una total irresponsabilidad por donde se viera. Estos días, se habla de una huelga por parte de los medios.

Los medios musicales han ido cambiando. Pululan medios pequeños (como nosotros) con mayor o menor calidad e intenciones. Hay muchas que se centran sobre todo en la cobertura de conciertos o la recomendación. Pocos en la crítica o el análisis más hondo. En cuanto a lo que es la cobertura de conciertos, para muchos de estos fotógrafos o reporteros su pago es prácticamente el acudir al festival. Eso no es ningún secreto. No sé si otros medios obtengan dinero de alguna manera, pero debe de haber muchos que no generen nada y que su intención inicial como nosotros, era estar inmersos de alguna manera en la música, algo que se llega a amar, y tal vez, fríamente, esto puede ser un error, porque hay gente profesional que vive de ello.

Y no es que uno no sea profesional, la dedicación y la intención de informar o dar un buen contenido ahí está, bajo nuestros propios recursos. Al no generar económicamente algo, distintos medios han llevado a cabo estas prácticas, que viéndolo objetivamente, ha resultado errónea. La fotografía, el reportaje, parte de unas profesiones que se deberían de pagar. Pero claro que nadie ha llegado a hacerlo directamente, ni nos lo han pedido (aunque las promotoras con gusto aceptan la promoción que se les hace) y ahí es donde uno cae, empujado por el deseo de experimentar su pasión, en hacerlo bajo esas condiciones, sin un seguro, sin una garantía de nada. Sin duda, mal ahí.

Internamente -hablo de nuestro blog- siempre hemos hecho las cosas por medio de amigos y conocidos, amantes de la música. Las personas que han acudido a cubrir eventos -algo que de entrada, poco hacemos- lo hacen por gusto y se platica si les interesa, en dado caso. Al no generar algo económicamente, hemos caído en esa dinámica: el darnos por servidos con un boleto. Y como agradecimiento de quienes llevamos el blog, por ahí les proporcionamos algunas cervezas y en ocasiones, comida. Pero ya desde antes, habíamos pensado en ciertos riesgos.

Hemos tenido fotógrafas, que obviamente, terminan el evento y se tienen que trasladar en Uber o Taxis, y siempre nos quedamos con el pendiente en su regreso, aunque estemos comunicándonos con ellas. Una ocasión, a una de ellas, le cayó un individuo encima durante el slam. Y también le cayó una cerveza a su cámara. Ambas cosas, atentaban contra su integridad y su equipo. En todos esos casos, como blog, no tenemos una respuesta a ello y me imagino que muchos otros blogs tampoco lo tendrán. Y no queremos que les pase nada, sobre todo y en primer lugar, a las personas.

Es por eso que hemos decidido desde nuestra trinchera, no cubrir eventos y no arriesgar a reporteros y fotógrafos, a menos que ellos mismos les interese hacerlo y nos lo pidan, en ese caso, lo platicaremos entre todos, y estamos trabajando en una dinámica interna que nos proteja hasta cierto punto. Lo ideal es que los lugares escogidos para eventos, los promotores mantengan un alto estándar en la protección del individuo (me niego a llamarlo consumidor) y que cuiden a cualquiera que acuda, sin distinción, y para este tipo de profesiones, haya un cierto seguro o garantías hacia la persona y su equipo de trabajo (porque al final, están ejerciendo un trabajo). 

Debemos reflexionar en dónde estamos parados. Todos tenemos algo de culpa en esto, por dejar pasar, por omisión, o por ser de alguna manera u otra parte de vicios y malas costumbres. 

 

PREGUNTA AL AIRE

Nunca he entendido por qué se lucran con espacios como parques, sitios que debieran ser siempre públicos. En Guadalajara, por ejemplo, hay temporadas en los que tienen secuestrado al Parque Ávila Camacho con eventos de temporada de alto costo, y por lo que entiendo, llevaban un rato utilizando al Parque Bicentenario de CDMX para ese tipo de usos. ¿Esos lugares son aptos para eventos masivos y tienen protocolos establecidos?

 

Q.E.P.D. Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas. Que sus muertes no queden impunes. Un fuerte abrazo para sus familiares, amigos y el gremio en general.