De Songs of Pain a Waitsgiving: cinco décadas de obsesión
Este 22 de enero Daniel Johnston estaría cumpliendo 62 años. Mucho se ha escrito y documentado ya respecto a su vida, por lo que aquí no pretendo presentar de nuevo al personaje. De hecho, lo que me interesa es alejarme un poco de sus cuestiones personales y enfocarme en su legado artístico, ¿por qué su influencia sigue notándose en excelentes trabajos a más de 40 años de su primer trabajo?
Creo que contestar esa pregunta requiere considerar otra: ¿qué hace a su música tan especial para quienes se adentran a ella? Y para responder a esta, hay que sumergirse en la paradoja que es la obra artística de Daniel Johnston: temáticas fundamentales que apelan de manera universal entregadas de una forma que repele a la inmensa mayoría.
Si bien la grabación casera y el lo-fi no empieza con Daniel (R. Stevie Moore lo precede, por ejemplo), sí es uno de sus referentes más importantes. La mezcla de ruido, diálogos, gritos e imperfecciones técnicas suman a su voz infantil y atípica para logar ahuyentar a aquellos que no están dispuestos a sufrir un poco para encontrar la verdadera belleza. Algo parecido al autosabotaje calculado de Andy Kaufman, excepto que, en este caso, no había una intención deliberada detrás de las acciones, era simplemente la manera natural de trabajar de Daniel Johnston.
Pero detrás de la maraña había efectivamente belleza, y mucho más que eso. La obra de Daniel Johnston está anclada casi totalmente a un puñado de temas, pero en definitiva los grandes temas: el bien, el mal, el amor, el miedo, el odio, el desconsuelo. Todo esto desde la mirada pura y transparente de quien desconoce la pretensión e incluso el pudor. Alguien que abiertamente va con el alma expuesta, para bien y para mal.
Pero creo que la clave en el arte de Daniel, más allá de estas temáticas, también utilizadas por muchos otros, es el grado de obsesión sobre ellas. Una fijación que evidentemente rebaza sus capacidades físicas y mentales, dando resultados sumamente intensos.
La suma de estos factores explica el por qué es reconocido por otros grandes autores, pero dejado de lado por el público en general. Daniel Johnston es ahora un artista de culto, una especie de autor para los autores, quienes logran ver más allá de sus desafinaciones, su falta de estructuras, sus collages demenciales, su completa falta de respeto por los tiempos. Entre los artistas que le han mostrado sus respetos se encuentran Tom Waits, Nick Cave, Beck, Bright Eyes, Spiritualized, Yo La Tengo, Eels, Wilco, Kurt Cobain, M. Ward, Nacho Vegas, Girls, The National, Death Cab For Cutie, David Bowie, The Flaming Lips, Lana del Rey, Teenage Fanclub, T.V. On The Radio, Calvin Johnson, Mercury Rev, Rabbit, Thistle, Vic Chesnutt, The Districts, Modern Baseball, Built to Spill, Karen O… Y su influencia sigue dando frutos a través de otros, que sin duda lo entendían.
Para celebrar su cumpleaños, comparto unas líneas sobre el disco debut de Daniel Johnston y otros cuatro de diferentes artistas (todos que tienen algún tipo de conexión o han hecho guiños hacia Daniel) que cuentan con los mencionados elementos típicos de su obra, sumando así cinco grandes álbumes, uno por cada década desde que inició su carrera.
Daniel Johnston – Songs Of Pain (1980)
El primer casete de Daniel Johnston es justo lo que indica en su carátula, un montón de canciones de dolor. Y en este caso, el dolor es mucho más puro debido a la total ausencia de cinismo en la manera de ser interpretado. Un álbum clásico que logra poner algo de brillo y optimismo a la oscura temática dominante, utilizando el humor como mecanismo de defensa y el caos como muro de contención.
Obsesión – En general: el dolor, en particular: la confusión e incapacidad de comprender el por qué de la crueldad del mundo.
Verso más Johnstoniano – Oh Hope for the hopeless / I’m learning to cope / With the emotionless mediocracy of / Day-to-day living // How can I help but be restless / When everything seems so tasteless / And all of the colors / Seem to have / Faded away.
Sparklehorse – Vivadixiesubmarinetransmissionplot (1995)
Como la obra de Daniel Johnston, este disco no es para todos. Mark Linkous crea un extraordinario mosaico en el que se expone de lleno. En él parece confesarse a través de referencias bíblicas y líneas de Shakespeare enmarañadas en complejo collage sonoro en el que conviven lo salvaje con lo delicado. Aquí también hay cabida para el dolor y la añoranza, un trabajo que destaca por su evidente autenticidad.
Obsesión – En general: La fragilidad, en particular: los altos y bajos de vivir con el corazón al descubierto.
Verso más Johnstoniano – And the sweat rolled down your cheek / And into your mouth / I knew this must’ve been a dream / ‘Cause your mother would never let me in her house.
The Moldy Peaches – The Moldy Peaches (2001)
Un trabajo que encarna el lo-fi y el antifolk. En él, Kimya Dawson, Adam Green y compañía nos invitan a su retorcido, ilógico, tierno y escatológico mundo construido en algún departamento de Nueva York. El disco transmite la complicidad y ambiente sin duda divertido en las sesiones de grabación, cosa que hace más llevaderos sus momentos más frenéticos y desgarradores.
Obsesión – En general: el absurdo, en particular: los contrastes entre lo infantil y lo perverso, entre lo tierno y lo criminal.
Verso más Johnstoniano – I wanna watch cartoons with you / Josie and the Pussycats and Scooby-Doo / I want you to watch cartoons with me / He-Man, Voltron and Hong Kong Phooey // I tried to ask you to your face but no words came out / I put on my hood and walked away / That doesn’t mean I don’t like you.
AJJ – Christmas Island (2014)
En este disco Sean Bonnette nos muestra, a través de una catarata interminable de versos punzantes e ingeniosos, su visión de un mundo cruel, pero que podría ser mejor. De tal manera que hay un aura de positividad (al menos para los estándares de AJJ) en este álbum plagado de referencias pop, racismo, adicción, pobreza y muerte. La búsqueda de compasión se materializa más claramente en el disco con sus referencias a Temple Grandin, una profesora activista por los derechos de los animales que ha dedicado su carrera a al menos moderar el sufrimiento animal.
Obsesión – En general: la misantropía. En particular: la (falta de) compasión en el planeta tierra.
Verso más Johnstoniano – I wanna rock out in my dreams / Instead of waking up, I wanna sleep / Sweet dick denim jacket, shredding a flying-V / I wanna rock out in my dreams.
Fishboy – Waitsgiving (2021)
Un disco conceptual en el que cada canción se presenta a través de la narrativa de un personaje diferente para crear toda su historia. Eric Michener aparece como el narrador, como la mente maestra detrás de una historieta animada sónica, inverosímil, enérgica, divertida y, si ponemos atención, hermosa. Un disco que reivindica al arte por el arte, por su valor hacia aquellos que lo hacen, independientemente de quien pueda llegar a apreciarlo.
Obsesión – En general: el tiempo y la trascendencia. En particular: El valor de la paciencia y la dedicación en los proyectos que se realizan.
Verso más Johnstoniano – If it’s my job to man this stand / I will gladly spend my day / Creating cones for every song the radio plays / Oh I’m not graced with synesthesia / Just impatience to make great snow cones.
@yofishboy ❤️❤️Daniel Johnston-Worried Shoes❤️❤️ #fishboy #danieljohnston #worriedshoes #yipjumpmusic #wherethewildthingsare #kareno
Aunque Daniel Johnston vivirá por siempre, en verdad lo extrañamos…