More Adventurous está en la lista de los 100 discos más importantes en la historia del indie, en la de mis 25 discos favoritos, en la de los 10 mejores discos de los dosmiles. También es el #1 en mi lista de discos que más amo.
Con este disco Rilo Kiley materializa todo el potencial crudo que conocimos con The Execution of All Things (otra obra empapada de honestidad casi sobrehumana) agregando a la poesía y sentimientos descarnados un nivel de sofisticación, elegancia y sinergia entre las mentes de Jenny Lewis y Blake Sennett que lleva a la banda a la estratósfera. La producción de Mike Mogis, el lado no esquizofrénico de Bright Eyes, dota la placa de unos arreglos y un know how que recuerda a las partes más cohesivas y directas de Lifted or The Story is in the Soil, Keep your Ear to the Ground. Una especie de Fleetwood Mac lo-fi fabricado en Cali, piloteado por veinteañeros que no temen decir que están asustados, son un desastre y no tienen demasiado tiempo; y que escuchan a Neil Young y Carly Simon.
El primer track, “It’s a Hit”, es un nuevo tipo de canción en la carrera de la banda, con una conciencia mayor de sí misma y del rol que juegan en una industria donde la mayor parte de las virtudes que poseen no son las que mayor retorno de inversión generan. La ironía apuntala la idea de que más allá de consolidarse como una de las bandas más importantes del indie americano y en cierta forma una rara avis por tener a una chica al frente y coquetear entre géneros el público que consumirá el resultado no está buscando éxitos populares, sino misivas individuales y esta canción tiene un destinatario único. George W Bush y el pensamiento derechocristiano que atenazaba el momento postguerra.
La segunda canción, “Does He Love You?”, inicia una seguidilla francamente inconsciente en el disco, cinco canciones consecutivas creadas en un estado de gracia y que a mi entender forman el Everest de la banda. Una magnífica balada romántica que juega con una falsa autobiografía pero plasma los extremos poéticos y emocionales que la banda eran capaces y se permitían tocar.
Hey, ¡es un hit!, “Portions For Foxes” con su título bíblico, su ritmo que se persigue a sí mismo y la respiración entrecortada es el himno de una generación de chicos que se juntaban en estacionamientos de centros comerciales en vez de entrar a los mismos. Esta canción es directamente responsable de varias bandas que existieron diez años después, y con toda seguridad de la concepción de algunos seres humanos. Pero no podemos juzgarla por los mismos.
“Ripchord”, el cuarto tema, escrito por Blake, nace de la muerte de Elliott Smith y está plagado de motifs y líneas dignas de los príncipes y princesas de la familia Saddle Creek, poco más de dos minutos de una belleza frágil y a punto de estrellarse con una pared. And I was even havin’ a good day when I’d found out we lost you. Ad hoc.
Le sigue “I Never”, una piedra que rueda desde el pico de una montaña acumulando nieve a cada centímetro hasta que termina siendo una montaña en sí misma. La interpretación vocal final y definitiva de Jenny Lewis.
“The Absence of God” termina esta seguidilla con una corona en la cabeza. Mi canción favorita de la banda en mi álbum favorito de la banda. Una canción que encapsula la existencia en esa borrosa época post guerra, pre colapso económico. Ateísmo, amor, filosofía, autoengaño, sabotaje, lucha de clases, sexo y Rob. ¿Qué más queremos?
Después de esto el disco baja un escalón sin dejar de ser excelente. “Accidntel Deth” (producida por Dntel), el tema homónimo al disco, “Love And War” y “A Man/Me/Then Jim” complementan de forma excelente a los temas que los preceden y al epílogo del álbum a través de disonancias, calmas, inteligencias, tragedias y avances personales.
La última canción, “It Just Is”, es el segundo guiño a la partida de Elliott Smith (una de las más grandes influencias no solo en la obra de la banda, sino en la del catálogo entero de actos que formaban la escena y además para quién fungieron como banda telonera en su última gira) está vez escrita por Lewis. Un prístino y perfecto beso de despedida a uno de los buenos que partía.
El tercer disco de Rilo Kiley está hecho para sonar igual de bien en un bar de Tennessee, la tienda de discos más edgy de Nueva York, en la escena decisiva de una película con presupuesto de doscientos millones de dólares o en la habitación de un adolescente que no sabe lo que está pasando en su vida. Stephen King, en It hablaba de la amistad en términos que se pueden aplicar a lo que ha generado este disco por lo menos en mí; un álbum no hecho de buenas canciones o malas canciones, solo canciones que están contigo cuando estás herido y que te ayudan a no sentirte tan solo. Canciones que quieres, que construyen sus casas en ti.