Entrevista a Alejandro Magaña a.k.a. A.M.
Alejandro Magaña es un músico y productor musical originario de Cd. Guzmán que se ha desenvuelto dentro de distintos géneros musicales y diseño de sonido. Actualmente forma parte de la banda Garam Masala, a la par de llevar su proyecto solista A M. con el cual, hace poco, lanzó en formato físico su muy personal EP Origen, el cual anteriormente había sido lanzado en el renombrado sello mexicano de música electrónica Static Discos, un álbum de música ambient que te lleva a algún lugar en el pasado con una sonrisa en el rostro y con la sensación de una paz infinita.
El álbum, cuenta con una historia detrás preciosa, la cual quisimos conocer en palabras del propio Alejandro, a quien logramos contactar y al cual le agradecemos su tiempo y disposición.
¿Este disco se aleja de todo lo que habías producido anteriormente?
Si hay canciones que tengo del estilo. Sobre todo, en el primer EP que saqué en el 2020. Hay dos canciones que tienen esa onda ambient y mucho juego con texturas; de hecho en ese EP también sampleé de una canción que se llama «Momentos» unas voces muy locas, pero igual las fuí rompiendo muy cabrón para que no se distinguiera lo que eran, sino que fueran más como texturas precisamente.
Este disco se aleja de todo lo que he hecho, en el sentido de la producción y de las limitantes. El tener un límite en los instrumentos, te hace hacer cosas distintas, que si tienes muchas opciones en el estudio, luego es muy difícil emplearlas todas. A mí las limitantes me encantan y mucha de la música que hago parto de esa idea; por ejemplo, en algún track me enfoco en solamente usar un sintetizador y sacarle todo el jugo.
Hay otras donde si puede haber más complejidad y hay más elementos, pero en este disco en específico, salvo un solo por ahí de flauta que si toqué, lo demás se hizo más bien, tomando algunos fragmentos de temas de los discos y los rompía a un nivel que no se distinguiera mucho de dónde vino. Esa es la distinción de otras producciones que he hecho.
El álbum nació de la idea de crear una banda sonora de Muzak y según entiendo, esa música tenía un fin dirigido al marketing y a incidir en el escucha ¿En el caso de Origen, que reacción buscas en el oyente?
La idea original de ese disco es igual a como lo he hecho siempre. A lo mejor otros artistas trabajan de manera distinta, pero a mí me ha funcionado hacer la música para mí, porque siento que logras una conexión muy personal. Sobre todo, trato de no pensar en el que dirán, yo creo que eso le quita mucho sentimiento honesto a las canciones.
Creo que la gente que tiene buen oído o escucha música todo el tiempo, se da cuenta cuando algo es muy comercial o muy dirigido a gustar a un público en específico. La intención era más que nada, hacer música para dormir. Tengo algunas composiciones que nunca he sacado y que creo que nunca voy a lanzar, que son simplemente para mí, y que las pongo de repente para estar con mis gatos o si me quiero tranquilizar.
Esa misma sensación es lo que quise lograr con esos tracks, pero pensando en mis abuelos. Realmente es música que yo hago para mí y que siento que de esa forma, si conecta más con las personas, es porque tiene un feeling más real.
Para la producción de estos temas, te diste un clavado en la música de los discos viejos de casa de tus abuelos. ¿Cómo fue ese encuentro con tanta música tan diversa y antigua y que pertenecía a tus antepasados?
Yo explicaría la creación de estos temas de dos maneras: Una, es a través de los sampleos de los vinilos de mi abuelo y la otra, a través de la grabación de sonidos a través de un dictáfono. Cada año antes de la pandemia, me iba a componer a un lugar que se llama Epenche grande, que es un bosque que está cerca de Mazamitla, como a unos 20 minutos más o menos. Cada que dejaba de componer, me iba a caminar al bosque y sacaba sonidos que grababa en ese instrumento; sobre todo, la última canción del disco Origen, “Karlo’s”, tiene mucho de esos sonidos.
Sobre los discos, pues fue bonito y triste al mismo tiempo, porque tuve que entrar a la fuerza a la casa de mi abuelo. Tuve que romper una ventana y meterme por la azotea con la intención de quedarme con los discos, porque yo sabía que iban a acabar en la basura. De ahí, me surgió la idea de darles una segunda vida haciendo música a partir de esa música ya grabada en esos vinilos. El quedármelos y reutilizarlos, fue en honor a él.
Si estuvo muy chido ver toda la colección que tenía mi abuelo Gildardo, porque él era muy privado con su música y no le gustaba que tocaran el reproductor,-por cierto, a él no le tocó ver mi etapa de músico-. No sabía la cantidad de cosas tan raras que tenía mi abuelo en su colección. Tan solo el hecho ver las portadas de los álbumes fue muy lindo. Siempre lo he disfrutado muchísimo. Es un tesoro muy bonito con lo que me quedé.
¿El producir este álbum, ha sido una forma profunda de conectar con tus antepasados?
Totalmente. Te explico más o menos cómo estuvo. Cada canción es un juego de palabras. Francisca es “Francis K”, Angelina por mi abuela “Angel Inah”, Gildardo, “Hill Dardo”, y Carlos “Karlo’s”. Cada canción tiene el sentimiento que yo percibí hacia ellos. Por ejemplo, a mi abuela Francisca yo no la conocí y me basé mucho en las fotos e historias que me contaban de ella, era una mujer muy elegante y de hecho en las fotos sí se nota. Le decían la güera, era como esas mujeres con vestimentas de los 70’s, con el cabello como de cono, muy elegante. Y quise representar eso. Siempre me lo imaginaba fumando un cigarro, tomándose un vino, algo muy de pelicula.
Para Angelina quise representar la sensación que tuve cuando ella falleció, me imaginé cómo sonaría su ascenso espiritual. El tema tiene capas que van ascendiendo por etapas; me imaginé el transcurso de su vida hasta el final, que se cierra con una historia más chiquita, dando por hecho el fin de su vida. En la canción “Hill Dardo”, me basé mucho en las historias que mi abuelo me contaba cuando íbamos en el carro con mi papá; a él lo conocí más, aunque no tanto porque él falleció cuanto yo tenía 16, 17 años. Él también era una persona elegante, con mucho bagaje cultural. La canción que usé, los timpanis más profundos, creo que es una canción que se llama “La Marcha del Sardar”. Pensé en esas historias y cómo era su vida viajando a otros lugares, a otros países.
La última canción para mi abuelo Carlos, la hice más sombría. Nos queríamos mucho, pero realmente siento que nunca pude conectar con él. Entonces para mí sí era como una pequeña frustración el pensar que se fue si que haya tenido una plática muy significativa con él, mucho en parte por su sordera y por que era un poco alcohólico. Ese feeling lo quise plasmar en ese tema, donde de repente hay una especie de gritos, alaridos que van y vienen.
Esa conexión más profunda la quise volcar hacia los sonidos mediante las visiones que tenía yo hacia cada uno de mis abuelos.
¿Qué discos de los que sampleaste te sorprendieron más? ¿Qué fue lo más raro con lo que trabajaste?
Hubo dos. Una era una compilación de Reader’s Digest, que se llama “Música para dormir” o algo así, la cual me gustó mucho la portada y la música, donde los temas eran de soundtracks de películas, pero reinterpretados en versiones orquestales. Y había otro que eran covers de los Beatles, pero reinterpretados también en un estilo surf, con sintetizadores bien chistosos, con lo que parecían ser influencias mexicanas y gringas. Tenía una elección de sonidos muy chistosa, muy atípica. La verdad que no se ni quien hizo ese disco, pero me llamó mucho la atención, realmente era un disco bastante raro.
Del disco de los Beatles, utilicé las baterías de una canción en un fragmento, y del otro si utilicé muchas más cosas. Me guió mucho por las portadas y con esos dos en particular si recuerdo en la madrugada, estar viéndolos y buscando pedazos de canciones que pudiera romper y usar.
Acaba de ser lanzada la edición en vinilo de “Origen”, luego de un año de ser lanzado en digital, y con ello, pareciera cerrarse el círculo con el trabajo que hiciste con los lps antiguos. ¿Pero podemos esperar alguna presentación a partir de ello?
Para mi son dos círculos los que se cierran. Originalmente el disco salió en Static Discos, una disquera que conocía desde muy chico, desde los 15, 16 años. Yo me metía a páginas rusas a buscar álbumes, pero había uno de Murcof que vi que salió en Static Discos, y leyendo, vi que era una disquera de México, y estuvo curioso que muchos años después, tuve la oportunidad de sacar el disco en el mismo sello. Lo otro era una meta muy personal: el tener mi música en físico, ya sea en Cd o Lp.
Ambas casos se dieron de una forma muy natural, tanto con Ejival, de Static Discos, a quien un amigo le compartió mi música, como con Javier Audirac, que se dió de la misma forma. Ambos se acercaron a mi. Fue muy chido cerrar ese ciclo de esa manera.
Por el momento, no tengo planes de presentar el álbum, sobre todo por su naturaleza, el cual es muy corto y a mi ver es un b-side de lo que suelo hacer. Había pensado en llevar el álbum al recinto José Rolón en Cd. Guzmán, pero tengo otro proyecto que se llama Garam Masala, al cual le estamos dando muy duro. Por ahora mi proyecto personal está en un segundo termino, aunque sigo componiendo. Se puede decir que mis presentaciones en vivo las enfoco a mi banda. No lo descarto, si me encantaría llevarlo a algo más directo, que no se quedara solo en el álbum.
*El álbum puede pedirse directamente con el músico, a sus redes (@aememusic) o a las del sello Discos Peinados (@discospeinados).