En medio del vértigo urbano de Guadalajara, una ciudad marcada por su efervescencia cultural y musical, The Polar Dream surgió y fue tomando su lugar dentro del post rock en el país, un género que estaba en total efervescencia. La banda ha ido edificando una discografía sólida desde que iniciaron sus andanzas con Follow Me To The Forest, en el 2008 y donde ya se podía ver una influencia de bandas como Explosions in the Sky o Sigur Rós.
La banda ha logrado a través de sus álbumes ir imprimiendo un sello personal y madurando su propuesta mediante una evolución en su sonido y un constante hambre por experimentar. The Polar Dream no ha tenido una evolución rupturista en si misma, sino que ha ido refinando y puliéndose de manera sutil y progresiva. Dentro de esta tónica, es como llegamos a Alma Gris, el cuarto álbum de la banda tapatía.
Aunque la inicial y corta “México 2049” pudiera mantener una línea con su habitual sonido, encontramos atisbos de otras búsquedas, algo que se reafirma con “Jass” en donde podemos escuchar un paso adelante, que sin renunciar a la psicodelia y al kraut, se escucha más pesado y espeso, incluso más cercano al stoner por momentos.
“Mudra” inicia con una estructura que se aleja aún más de los paisajes sonoros a los que nos tiene acostumbrados la banda, incluso, se asienta inicialmente dentro de un formato de canción más clásico, más pop, algo que la misma banda va rompiendo durante el tema, a través de distintos manejos de intensidades que van fluyendo de forma progresiva, volviéndolo un tema tan dinámico como disfrutable.
“Nataraja” irrumpe con sutileza con una guitarra acústica, construyendo poco a poco un estupendo tema de una exquisita instrumentación, en donde confluyen trompetas, cuerdas y demás recursos que nos llevan por un cadencioso viaje hasta llevarnos a un cierre apoyado en un piano, apacible y hermoso. Uno de los momentos más altos del álbum.
“Alma Gris” el tema homónimo del álbum, se vuelve a sumergir en terrenos lisérgicos y envolventes, y donde nos vuelve a demostrar que el sonido post rock que los hizo famosos ha trascendido a otros terrenos, ampliando su espectro sonoro y haciendo aún más grande y rica su propuesta.
«Dunas» retoma algo de la densidad y pesadez que ya habían mostrado en temas anteriores, pero está vez va transitando por una sonoridad psicodélica de tintes arábigos y que resuelven de buena forma. «Cenizas» finaliza el álbum reiterando la capacidad que tiene la banda de transmitir emociones a través de una ambientación envolvente y taciturna.
Alma Gris es un paso adelante en una trayectoria solida, y a mi gusto, es el mejor álbum que la banda ha lanzado, ya que su habitual sonido, como ya comenté, trasciende y se enriquece, regalándonos un álbum dinámico, entretenido y profundo. Una joya que se instala desde ya, dentro de los mejores álbumes del año en México.