Hasta hoy, nada sabía del artista chileno Fernando Milagros. De no ser por una lista semanal de Spotify, probablemente ahorita no estaría escribiendo de él. Después de escuchar el single “Aurora” que me atrapó con su ritmo sencillo y bien cuidado, (La cual resultó ser también el tema que abriría el disco) me dispuse a buscar el álbum del que se desprendía la citada canción. Me encontré entonces con una agradable propuesta, mezcla de rock pop y ritmos latinoamericanos, mayormente andinos, que bien se podría emparentar con la del estupendo Gepe (que por cierto, participa en un track), aunque al mismo tiempo, el músico va moldeando una personalidad propia que lejos está de querer imitar.
El disco va ahondando en la propuesta conforma avanza, tan solo el segundo tema “Abrí” da un salto en cuanto a lo que nos ofrece, al conjuntar una guitarra rítmica de corte folclórico y una guitarra que ofrece un contraste más ambiental, aspecto que se acentúa en el siguiente tema “La Bomba”. “Un espíritu” por su parte, recalca el carácter pop que el músico lleva consigo, sin renunciar a su herencia andina. Otra de las características que nos presenta el disco, son las colaboraciones; en “Nube Blanca” con la ayuda de Kanaku y el Tigre de Perú crean un puente entre el folclor y la psicodelia. En “Cuál es el secreto” de la mano de los mexicanos The Chamanas, crean un lento y cadencioso tema a dos voces, con un gran acompañamiento de trompetas. “Querido Enemigo” continúa con la misma fórmula, para que inmediatamente después, “Marcha de las cadenas” rompa con la tónica con la que sin duda es el tema mas directo y politizado del disco y uno de los puntos altos del mismo. El último tercio del disco se caracteriza por esa ruptura del tono general, ya no tan folclórico y más directo, con la citada canción y temas como “Todo lo que sé” y “Pedir, robar, pedir”. “Despierto” es por otro lado, un puente entre esos últimos temas y el tono general del disco. Finalmente, el disco cierra con “Si siempre” que baja los decibeles para obsequiarnos un cierre tranquilo, cadencioso y orgánico, de discreta belleza.
Hasta donde sé (y lo poco que escuché de otras producciones) el músico realizó una vuelta de tuerca a su sonido, enriqueciéndolo con el folclor latinoamericano. Una propuesta arriesgada, pero que por lo escuchado, puede afirmarse que ha sido un gran acierto y que augura mayores incursiones. Un gran disco para quienes les agrada el folclor y la fusión de ritmos.