Bálsamo para el espíritu
Hay situaciones en la vida de cada persona en las que el ánimo decae y es complicado levantarlo.
El amor y el arte son armas especialmente útiles para estas situaciones, ya que tienen el poder (al menos momentáneo) de lograr que nos perdamos en ellos y olvidar preocupaciones, injusticias, el paso del tiempo, nuestra constante búsqueda de beneficio personal en todo lo que acontece a nuestro alrededor y demás conductas mezquinas y desgastantes propias de la condición humana.
Sin embargo, creo que el arte tiene una cualidad especial para lograr infundir un estado de bienestar en el espíritu; en el sentido práctico, porque muchas veces la persona de la que se está enamorado(a) podría ser precisamente la causa de tu desazón, y en el sentido cuantitativo, porque el gusto y la apreciación de las artes es acumulativo.
Dentro de las artes, aunque definitivamente cada quien tendrá su arma de preferencia, personalmente creo que la música (y la poesía) conjuga varios elementos (lenguaje escrito y todas sus posibilidades: ritmo, armonía, volumen) que ayudan a la causa de una manera especial. Y no estoy solo en esta cuestión, de acuerdo con el compositor Bernd Alois Zimmermann: “El orden que la música pone entre el ser humano y el tiempo, es por completo un orden del movimiento, que de manera especial trae a la conciencia la temporalidad y así incluye al hombre en un proceso de vivencia interior de un tiempo ordenado”. Además, personajes como Schopenhauer o Proust descubrieron en ella nada menos que la relación misteriosa entre tiempo y eternidad.
A lo largo de mi vida he identificado ciertas canciones que, sin ser necesariamente las que más me gustan, o las mejores del artista que las interpretan o incluso de los artistas que prefiero escuchar; sí son las que automáticamente dibujan una sonrisa en mi rostro y casi invariablemente me ponen de buen humor.
Supongo que cada persona tiene una lista similar, si no racionalizada como un playlist en sí mismo, sí como refugios sonoros a los que acuden de vez en cuando para nivelar el vuelo. Pensando en esto y para compartirlo con quien sea que pueda estar leyendo esto, decidí hacer la lista (misma que incluyo al final del texto) y analizarla para ver si existe algún patrón entre los temas.
Aunque son muchas más, la limité a las primeras 25 que vinieron a mi memoria, aquí están:
- Sui Generis – El día que apagaron la luz
- The Kinks – Apeman
- The Rolling Stones – Shine a Light
- R.E.M. – Imitation Of Life
- M. Ward – Vincent O’Brien
- Los Rodríguez – La Puerta De Al Lado
- The Beatles – And Your Bird Can Sing
- Eels – Railroad Man
- El Tri – Nunca digas que no
- Nick Cave & The Bad Seeds – There She Goes, My Beautiful World
- The Smiths – Cemetry Gates
- Belle & Sebastian – Dress Up In You
- Yo La Tengo – Beanbag Chair
- Bright Eyes – Loose Leaves
- Wilco – Hummingbird
- The Clash – Spanish Bombs
- Neil Young & Crazy Horse – Powderfinger (Fue remplazada por Car Seat Headrest – Drunk Drivers/Killer Whales) debido a la salida de Neil Young de Spotify.
- The Magnetic Fields – I Don’t Want To Get Over You
- Oasis – Underneath The Sky
- Pavement – Range Life
- Bob Dylan – Mr. Tambourine Man
- The Jam – That’s Entertainment
- Daniel Johnston – Living Life
- Andrés Calamaro – El Ritmo Del Lunes
- Rilo Kiley – It Just Is
Después de escucharla un par de veces me cuesta trabajo encontrar un hilo que las conecte de manera obvia, pero alcanzo a notar diferencias y similitudes:
Diferencias:
- Las temáticas: Amor, desamor, promesas rotas, una vida más simple, personajes pintorescos, enfermedades mortales, plagios en cementerios, añoranza, la muerte de Elliott Smith, resacas brutales e incluso genocidio.
- Idiomas
- Ritmos/Géneros
Similitudes:
- Cierta cadencia en ritmo y la manera que fluyen
- Relativa ligereza en la manera en que se toman incluso los temas más densos
- La visión de una vida más simple
- Un empate entre la música, la belleza fonética en la sucesión de palabras elegidas y el sentimiento con que son interpretadas.
El último punto creo que es la clave, ya que hace que las canciones no sólo suenen bien, sino que se sientan bien. Esto las hace ir más allá del significado concreto y logra (lo he visto) que por ejemplo personas que no entienden el inglés se sientan conmovidas por canciones como «Mr. Tambourine Man».
Evidentemente cada quien tiene sus fibras sensibles y esto no es algo universal (¿o sí?), por lo que los temas en la lista de cada quien estarán ligados de una u otra manera a su bagaje y al apego que biográficamente hayan generado.
En fin… después de hacer este análisis, si bien no descubrí el hilo negro ni nada por el estilo, al menos estoy de muy buen humor.