En 1986 Frank Zappa lanzó un disco en directo preguntando: Does humor belong in music? Una cuestión simple que de entrada podría resultar intrascendente e incluso obvia debido a que tanto el humor como la música son cualidades innatas en casi todas las personas, independientemente de la calidad y proporción en la que puedan habitar en cada una de ellas. Sin embargo, en esa pregunta podría radicar una de las razones por las que en mi país (México) cuesta tanto trabajo encontrar proyectos musicales que se mantengan a través del tiempo, especialmente sin sostenerse en la muleta de la broma continua y haciendo que, incluso las bandas que indiscutiblemente cuentan con talento, de alguna manera dejen la sensación de que pudieron haberlo hecho en serio y trascender de una manera más importante.
Aquí es donde mucha gente me llama purista, aburrido y amargado. Puede ser… pero creo que es innegable que se puede hacer una clara distinción entre:
- Comediantes que usan la música como vehículo. Tim Minchin, Les Luthiers, John Belushi, Tenacious D o Garfunkel and Oates.
- Músicos que incluyen comedia en su obra. ¿Cómo refutar el ingenio y gracia en actos tan diversos como Jarvis Cocker, The Streets, Javier Krahe o Black Grape?
- Músicos con talento innegable que basan su obra en la comedia y dependen de ella para mantenerse a flote con éxito. Adam Green, Molotov, Plastilina Mosh o Botellita de Jerez.
- Proyectos que independientemente de si tienen o no potencial o talento, se reducen a bufones usando flagrantemente la música y la broma para alcanzar algún tipo de éxito. Moderatto, Silverio, Bloodhound Gang, Maria Daniela y su Sonido Lasser, Instituto Mexicano del Sonido, Amandititita, etc.
Seguramente en cada país se dan todos estos fenómenos, sin embargo es de llamar la atención la cantidad de números cuatro que hay en mi país comparados con los números tres y ni hablemos de los número dos o proyectos que simplemente no utilizan el humor en absoluto porque… bueno, son músicos, no comediantes.
Esto, lejos de resolver algo, nos plantea más cuestiones y de paso nos deja muy mal parados como público; ¿Por qué es tan disparatada la proporción de grupos mexicanos que logran destacar y hacer una carrera de esta forma en relación a los que lo hacen sin recurrir al humor como recurso?, ¿Por qué cuando una de las bandas emblemas del rock mexicano actual participa en un álbum tributo a Queen, este elige hacer “Rap, Soda y Bohemia”?, ¿Por qué parece que las bandas están más preocupadas por su nuevo atuendo o pieza de utilería para el escenario que por su próximo sencillo?, ¿Por qué existe Genitallica?, ¿Por qué Mexrrisey?…
¿Por qué?