*Fotografías por Andrea Durán.
Se presentan ciertos periodos en los cuales me considero afortunado por la increíble oportunidad de presenciar eventos de enorme calidad dentro de la ciudad de Guadalajara. De vez en cuando la suerte juega a nuestro favor y los promotores apuestan por conseguir artistas de formidables cualidades para una ciudad que suele responder de manera fría a estos eventos.
Durante las semanas previas presenciamos a varios de los mejores representantes de la psicodelia actual en un foro pequeño e íntimo como el C3 Stage, cortesía del festival Hipnosis así como de Mexicadelia y ACK Promote. El pasado miércoles fue la oportunidad de ver a Beak en vivo.
En lo personal, dudaba de que el recinto tuviera un una audiencia animada y rebosante, para mi sorpresa fue lo contrario, durante la presentación de los teloneros tapatíos de post-punk Mortemart el foro ya mostraba un público considerable, el cual continuó creciendo hasta minutos previos al turno de Beak.
En punto de las 10:24 pm los tres integrantes de Beak salieron al escenario, con una sonrisa en su rostro saludaron a los asistentes al evento, tomaron sus lugares e inmediatamente encendieron la noche; enérgicos, potentes, virtuosos y carismáticos, Beak no quedó a deber nada, su ofrenda fue, incluso, aún mayor de lo que pudimos haber esperado.
Cada músico domina su instrumento de forma prodigiosa, Geoff Barrow, Billy Fuller y Will Young interpretan sus melodías de manera perfecta como una unidad. Son artistas talentosos que disfrutan su arte y lo manifestaron contundentemente a lo largo de toda su presentación.
El concierto dio inicio con dos tracks de su más reciente álbum titulado >>>; «The Brazilian» y «Brean Down» alteraron las neuronas del público, logrando que entraran en sintonía con cada nota interpretada, para cuando sonó «Eggdog» la gente sacudía sus cabezas en un movimiento perpetuo que duró toda la noche. Resultó imposible no admirar la cadencia propagada entre el público y las canciones de los ingleses.
La música de Beak posee un carácter serpenteante, impulso para que el escucha deambule relajado con cada sonido, característica intrínseca del krautrock electrónico y psicodélico que interpretan. «The Meader», «RSI» y «Allé Sauvage» nos hicieron sentir, aunque fuera por un breve momento, el que podríamos estar en un pub underground de Bristol.
Después de entonar un par de tracks de su EP Life Goes On y la canción hipnótica «Wulfstan II» de su segundo LP, Beak concluyó su set para retirarse de manera breve y obsequiarnos un encore que incluyo «The Broken Window», «Keen» y «Blagdon Lake».
Mediante 13 canciones recorrieron cada rincón de su discografía; sin excesiva interacción entre público y artista forjaron un sentimiento en los espectadores de cercanía con la banda, se mostraron sin alardes ni pretensiones, naturales y hábiles como sólo estos tres genios amantes de la música podrían ser.
Existen noches mágicas en la ciudad, en las que se puede apreciar de manera íntima a una banda sin ningún interés más que crear música increíble y compartirla con sus seguidores y la del miércoles fue una de ellas.