SPR han llevado su carrera de una forma pausada, pero siempre llamando la atención de crítica y público; por otro lado, la banda siempre ha mostrado un afán por ir transformando su propuesta llevándola a otros terrenos con cada disco. Sin embargo, esto a mi gusto hizo que fueran perdiendo mucho de la esencia que parecía tenían muy definida desde su primera entrega, el fabuloso álbum Sufro, Sufro, Sufro. A partir del tercer álbum fueron endureciendo su sonido, y junto a su siguiente entrega, se hizo evidente un mayor manejo guitarrístico sacrificando esas ambientaciones que eran parte de su sello. Aunque no se puede hablar de discos malos, sí se puede hablar de una esencia un poco extraviada. De unos años hacia acá, poco sabía del grupo fuera de alguna presentación por ahí, lo que me hacía temer que cayeran dentro de algunos de los males mayores del rock en México: la intermitencia discográfica aunada a un posterior declive creativo, para terminar teniendo grupos que viven de sus viejas glorias para sólo auto celebrarse una y otra vez.
Sin embargo, esto nos trae a este año, el cual SPR lanza su quinta placa discográfica, con la intención de mostrarnos que todavía tienen mucho que dar, y es que tan solo desde el nombre Animanecia, ya nos dice mucho de ese afán de no dejar morir una propuesta que cuando irrumpió, fue una bocanada de aire fresco dentro del rock en México.
Desde la inicial “Aventar” tenemos toda una declaración de intenciones, desde ese tono de revancha personal que hay en la letra, hasta lo musical, donde si bien se mantiene ese perfil guitarrístico de los últimos álbumes, se rescata también ese tono que tuvimos en los dos primeros discos. Y es que esto no es gratuito: el disco es producido por Gerry Rosado, quien había producido los dos primeros LP’s del grupo, y el EP Ahora vuelvo; por otro lado, llegaron nuevos integrantes, dándole nuevos bríos a la agrupación. Si bien este sonido nos lleva más hacia los primeros discos, no apuestan por el autoplagio ni el acomodamiento, sólo han volteando a ver qué era lo que en algún momento los hizo tan especiales. En términos generales es difícil resaltar un tema sobre otro, dado que el álbum mantiene una coherencia y una línea constante, y esas buenas sensaciones con que inicia, se mantienen durante todo el disco. Si acaso un par de temas como “Tecolotes” y “Nada Será Igual” cautivan por una instrumentación más austera y minimalista manteniendo el tono en todo momento.
Después de una etapa que no se sabía que pasaría con el grupo, no cabe duda que con este disco, la banda nos pone sobre la mesa que hay SPR para rato.