Este año cumple 60 años de carrera
Este año se cumplen 60 años de carrera de Bob Dylan, por lo que estaremos dedicándole un ciclo (desde hoy hasta su cumpleaños número 81) de artículos en los que tratamos de plasmar su importancia en el mundo de la música, del arte y de la cultura en general.
Para iniciar, seis de los colaboradores de este blog nos comparten un poco acerca de su pensar y/o experiencia alrededor de Bob, acompañado de algún video o fotografía del artista.
Alex Torres:
No me recuerdo a mí mismo antes de que Bob Dylan estuviera presente, para alguien cuya obsesión es la calidad del lenguaje y el peso del mensaje preguntarse cuándo Dylan comenzó a ser importante es como preguntarle a un niño si tiene memoria del momento en qué empezó a respirar. Y de la misma forma en que el artista más esencial de los últimos cien años se ha naturalizado en generaciones y generaciones de artistas y fanáticos el mundo se ha adaptado a la forma de sus líneas. Ya sea por clarividencia o por un cinismo educado, las prédicas y designios se han cumplido. La pregunta, a final de cuentas, ya no es si Dylan fue el mejor, si es aún necesario o si el mito ha superado a la realidad, él ya es, con, contra , gracias o a pesar de todo.
Enrique Carlos:
Cuando Nueva York era la capital mundial de la cultura, Bob estuvo ahí; cuando moría Woody Guthrie, Bob estuvo ahí; cuando los poetas beat sacudían el canon literario, Bob estuvo ahí; cuando la contracultura demandaba paz por la guerra de Vietnam, Bob estuvo ahí; cuando alguien debía ser Judas para renovar al folk y traer de vuelta a casa al rock & roll, Bob estuvo ahí; cuando Martin Luther King tuvo un sueño, Bob estuvo ahí; cuando los Beatles probaron la mariguana, Bob estuvo ahí; cuando hubo que inventar el videoclip, Bob estuvo ahí; cuando se grabó la mejor canción de la historia, Bob estuvo ahí; cuando el hombre que pudo ser campeón del mundo se encontraba en una celda, Bob estuvo ahí; cuando Leonard Cohen compuso su primer canción, Bob estuvo ahí; cuando había que burlarse de los medios de comunicación, Bob estuvo ahí; cuando Baez, Ginsberg, Smith, Warhol, Cash, Bob estuvo ahí; cuando Grammy, Polar, Oscar, Príncipe de Asturias, Pulitzer, Medalla presidencial, Legión de honor, Premio Nobel de Literatura, Bob estuvo ahí; cuando se hable de los más grandes artistas de la historia, Bob siempre estará ahí.
Gerardo Lamas
Conocí la música de Bob Dylan gracias a la interpretación de sus canciones por otros artistas, la fuerza casi gravitacional que tienen sus composiciones ha trascendido varias generaciones de humanos y a veces sólo hace falta un cover para entrar en una espiral que te llevará a más de una canción que te conmoverá como ninguna otra lo ha hecho.
Para mí, la importancia de las letras de Dylan es innegable, su talento se convirtió en uno de los conductos que pudieron plasmar las ideas que impulsaron gran parte de la década de los 60’s y que hasta el día de hoy pueden sonar tan actuales como cuando fueron escritas, sin embargo, donde yo me enamoré completamente de su arte fue en las canciones de contenido personal, cuando habla de las decepciones que ha causado y las que le han roto el corazón.
El arte de Bob Dylan siempre será una brújula para los demás.
[gus]:
Si bien, Little Richard fue la inspiración para Robert Zimmerman, Bob Dylan es y será la inspiración para todo aquél que comprenda la trascendencia y el poder contenido en una canción. El artista que utilizó la música con un fin mucho más amplio que el entretenimiento; ha apoyado incontables causas y movimientos valiéndose de la prodigiosa articulación y virtud de su palabra. Dylan ha merecido y obtenido todos los premios y reconocimientos posibles, desde un Oscar hasta el Premio Nobel de Literatura, no obstante, nada de esto resultaría relevante si Dylan no fuera Dylan: el poeta, el rebelde, el forajido, el solitario y el hombre de familia, el consagrado, el arrepentido, el ícono exento de cualquier imagen forjada sobre él. Dylan compone desde las profundidades de su ser, atando el corazón, la mente y el alma para brindar verdadero sentido a la experiencia de crear música.
Rodrigo “Bola” Torres
Mi primer recuerdo respecto a la música de Bob Dylan viene de alrededor del año 1997, estaba empezando la secundaria y pasaba horas enteras escuchando su Greatest Hits Vol. I mientras traducía, línea por línea y con diccionario en mano, cada uno de los temas. De entrada, debe de haber algo especial en algo que logra tal nivel de atención en una persona de esa edad. Creo que de ahí viene en buena medida mi manera de comprender y acercarme no sólo a la música, sino a las artes en general y por lo tanto a la vida, buscando la sustancia más que las florituras y los adornos. Esa es la potencia de los grandes titanes a través de la historia, los Shakespeares, los Spinozas, las Arendts, los Homeros… sí, Dylan es uno de ellos.
Tony Spinotti
Es difícil describir a un artista cuando conoces sólo una parte de su obra. En mi caso, así ha sido con Bob Dylan, pero no por ello deja de haber una influencia o repercusión de su obra en mí. A Dylan yo lo conocí por las canciones más trilladas, pero fue el Blood on the Tracks el que me enganchó y me acercó aún más a su trabajo con algunos discos más, así sea sólo en un cierto porcentaje. A mí, Dylan, más que a nivel letrístico -una deuda que tengo, ya que, al tener un limitado uso del inglés, es donde más me ha costado entrarle- y musical, es en la posición del artista y su obra en la parte en la que más ha removido mi forma de entender las cosas, y eso me ha representado todo un norte de lo que significa ser artista.
Por cierto, con este ejercicio en el blog, he podido adentrarme aún más a su obra -algo que me debía- y sí que me he encontrado con joyas desconocidas, pero igual de valiosas que lo más representativo.