El retraso del álbum y el que parecía un cambio de dirección en su música, habían llenado de expectativas al último disco del güero. Siendo Beck un emblema de lo alternativo, era de esperarse. Por fin, este mes pudo salir al aire el citado álbum, y la respuesta ha sido variada. Si bien se le ha reconocido de alguna manera su pulida producción, es, paradójicamente, eso mismo lo que le ha traído ciertas críticas no negativas, pero si llenas de extrañeza, aunado a una dirección más pop de lo acostumbrado.
¿En serio esto ha sido un lastre para una carrera con pocos altibajos? Desde mi punto de vista, no. Se ha tomado como cierto desliz la dirección pop del disco, como si hubiera sido resultado de algo poco arriesgado, cuando en verdad ha sido todo lo contrario. Una decisión bastante consiente por parte del músico y esto ya lo ha declarado abiertamente en algunas entrevistas.
Pero fuera del contexto y la intención, considero que es un disco que se sostiene por sí solo de forma muy natural y agradable. Es innegable que Beck tiene un sello personal ya muy definido y el crear a partir de lo que conoce, es el camino más fácil (y menos arriesgado). Y es que siendo sinceros, algunas últimas entregas del músico me parecían que era un poco repetir la fórmula, que si bien, buenos dividendos le ha dado a nivel musical y de reconocimiento, en algún momento podrían cansar o dejar de sorprender. Y es ahí donde Beck caía en un disco como Morning Phase, que por un lado podía ser hermoso, pero en otra arista, podía ser tan solo una repetición del considero yo, aún más auténtico y brillante Sea Changes.
Es por eso que de alguna manera aplaudo (y celebro, y bailo) un disco como Colors, el cual tiene sí, un viso al pasado, pero de una forma donde se construye con miras al presente y con una identidad que nunca se pierde. Ahí está el Beck de siempre en la esencia del disco, ese Beck iconoclasta y ecléctico; la diferencia aquí es que ha simplificado el resultado, dejando las canciones en su naturaleza más pop, y es ahí donde nos encontramos con una canción al mismo tiempo pegajosa y emotiva como “I’m So Free”, la perfección melódica de “Dear Life” o “Fix Me”, una canción que tampoco se aleja del Beck más intimista y folk que tanto gusta. En términos generales, Colors es un disco tan ecléctico como Odelay, pero más simplificado.
Un apunte muy personal: La ya conocida de tiempo atrás “Wow” es una de esas canciones que no puedo explicar que tienen, pero que pueden entrar en esa categoría de canciones reconfortantes, al menos para mí. Me hace sentir muy bien.
Se ha comentado por ahí que Colors es un disco menor. Pues si es así, que delicioso disco menor.