Reseña de Arcade Fire en Guadalajara

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Arcade Fire sigue siendo un espectáculo digno de verse, pero cada vez más diluido

En el 2007 tuve la oportunidad de ver a Arcade Fire por primera vez en vivo, tocaron 15 temas en un escenario sin demasiada producción y fue suficiente para que todos los asistentes nos diéramos por más que bien servidos, todos teníamos claro que acabábamos de presenciar algo especial. Hoy, 10 años después, me toca hacer una nota acerca de su pasada presentación en la arena VFG de Guadalajara el sábado pasado.

Me gustaría empezar con una pequeña carta-petición:

Estimados organizadores de conciertos: me da asco la forma en que eligen a las bandas teloneras. No todos somos frenéticos buscadores de diversión o depravados. Habemos muchos amargados y resentidos que añoramos los viejos tiempos cuando el entretenimiento era blanco, coherente con el acto principal e inofensivo.

La siguiente es una lista de palabras que no quiero volver a ver en ningún cartel de concierto:

  1. Sosten
  2. Deseoso
  3. Bomba Estéreo
  4. Trastienda

Continuemos.

A las 9:05 P.M. se apagaron las luces del inmueble para dar paso a  Arcade Fire, apareció en el escenario, condicionado a manera de cuadrilátero de lucha libre, Chumel Torres fungiendo de presentador y anunciando lo que sería la «pelea estelar» y mostrando el primero de los cada vez más recursos extra musicales que la banda incluye en el espectáculo. Los miembros de la banda fueron entrando uno a uno desde la parte del frente del escenario, aprovechando para saludar a algunos de los fanáticos en primera fila.

Para fines de esta nota hablaré del concierto dividiéndolo en 3 secciones, lo musical, lo conceptual y lo emocional.

En cuanto a la parte musical, esta va ligada directamente a la elección de canciones a interpretar y esto a su vez a la discografía y álbum en cuestión a promocionar. En este caso la gira va alrededor de Everything Now, que es su trabajo más flojo y, por otro lado, es al menos debatible que  independientemente del tamaño del salto, cada disco ha ido perdiendo contundencia. Esto no quiere decir que sean malos, pero es difícil negar que cada vez tienen un poco más de paja. Como resultado, aun cuando el concierto cumplió en lo musical, y es que tras casi 15 años de carrera, Arcade Fire tiene un repertorio suficiente para no cojear de esta pata, creo que hubo altos y bajos muy marcados que causaron que el ritmo se entrecortara y no fluyera óptimamente.

En este sentido me parece que los temas sobresalientes fueron “I Used To Wait”, “Ocean of Noise” (con una muy acertada inclusión de Mariachi en el outro),  “Neighborhood #1 (Tunnels)”, “The Suburbs” y “Neighborhood #3 (Power Out)”.

Una mención especial a Richard Reed Parry, quien logra sobresalir en una banda en la que todos sus integrantes dominan al menos un par de instrumentos.

En cuanto a lo conceptual, Arcade Fire siempre ha sido una banda que trata de complementar su música con elementos que ayuden a redondear cada álbum, especialmente en la parte promocional y multimedia, por lo general con muy buenos resultados. Sin embargo, en lo que respecta a sus shows en vivo, la fuerza está concentrada en lo musical y la catarsis que logran transmitir sus canciones “himno”. A esto le sumaban si a caso algunas pantallas de soporte con alusiones a los temas, juego de luces y en ocasiones teniendo un acercamiento directo con el público, como por ejemplo bajando del escenario y tocando directamente entre la audiencia.

En esta ocasión los recursos extra musicales fueron un exceso, el ring y el presentador, una especie de performance de Régine con un esqueleto (que tal vez sea su forma de colgarse de la popularidad de David S. Pumpkins), constantes visitas a las gradas siempre manteniendo una prudente distancia y con al menos 5 elementos de seguridad alrededor (excepto Will quien en uno de sus habituales arrebatos brincó la barda para batir su tambor entre la audiencia), pedir al público que acompañara algunas canciones alumbrando con sus teléfonos celulares entre otros, hicieron sentir el concierto más como un espectáculo tipo U2, Coldplay o Kings of Leon, cosa que no es necesariamente mala, pero que sí se aleja de lo que la banda venía siendo hasta la fecha. Muchos dirán que es algo que va de la mano con el tamaño que ha adquirido la agrupación, pero esas son decisiones que Arcade Fire tomó y sigue tomando, vale la pena recordar cuando le preguntaron a manera de crítica Johnny Marr el porqué dejar de The Smiths cuando estaban por convertirse en la banda más grande del mundo, simplemente dijo “Well… not everybody wants to be U2”.

La decisión es de ellos y creo que se limita a esta cuestión: dar un paso atrás y continuar con su idea original eligiendo foros más pequeños que les permitan continuar estando cerca del público de una manera real y visceral, o seguir forrándose de billetes abarrotando arenas e intentado suplir esa cercanía con recursos extra musicales como los mencionados anteriormente. Evidentemente están en su derecho de elegir lo segundo y es lo que muy probablemente seguirá pasando, solo  esperemos que no se engañen creyendo que subir a la grada por 30 segundos cada 5 canciones los sigue haciendo una banda “de la gente”.

Como curiosidad, ¿alguien más notó como el vestuario de Régine la hace ver como una mezcla entre Jack White circa 2007 y Michael Jackson circa 1993?

Finalmente, en cuanto a lo emocional, siguen siendo una banda sobresaliente, con temas como “No Cars Go”, “Ready To Start”, «Rebellion (Lies)» y “Wake up” tienen este campo cubierto por el resto de sus días. En el concierto del día de ayer la inclusión de Mariachi en un par de temas, haciéndolos resaltar con las cuerdas y los vientos sumó a que se sintiera como un concierto especial.

Los videos en pantalla tuvieron varios fallos pero la mayor parte del tiempo funcionaron para darle un extra a cada canción. El audio, como es costumbre en la Arena VFG no fue el mejor, pero al menos en las primeras filas esto no mermó la experiencia en general.

El único punto en este apartado que me llamó la atención para mal, fue el hecho de notar a Win interpretando el rol de frontman de una de las bandas más importantes de los últimos años, en lugar de realmente siéndolo y disfrutándolo. Salvo pequeños destellos donde lo noté auténtico, me dio la impresión de que era un día más en la oficina. Supongo que será cuestión de percepciones, pero de ser así, sería una muy mala señal.

En general podría decir que ver a Arcade Fire sigue siendo una experiencia sumamente agradable, pero en definitiva cada vez más diluida. El paso del  tiempo no le ha venido a bien a su discografía y eso repercute directamente en sus directos… aunque, ¿quién soy yo para hablar del efecto negativo del paso del tiempo?

Este soy yo después de un concierto de Arcade Fire en el 2007:

Este soy yo después de un concierto de Arcade Fire en el 2017:

Checa el setlist completo de la noche aquí.

Todas las fotografías del concierto cortesía de Christhian Ferenc.