Un equilibrio de autenticidad y accesibilidad
Para el año 1968 Aretha Franklin ya tenía un puñado de discos bajo el brazo y estaba consolidada como la gran diva en el mercado del R&B y principalmente entre el público afroamericano; sin embargo, su talento tampoco era extraño para la industria en general, ya que con sus primeros discos bajo el sello de Atlantic I Never Loved A Man The Way The Way I Love You (1967) y Lady Soul (1968) abrió por completo las puertas al éxito internacional y con el público en general. Con sencillos como “Respect” y “I Never Loved A Man (The Way I Love You)” llegando al número 1 y número 9 respectivamente en las listas de sencillos pop de Billboard.
En este contexto es que presenta su segunda placa para Atlantic: Aretha Now. Hay muchas cosas que hacen especial este disco, pero viendo en retrospectiva, lo que me parece que más salta a la vista es la relativamente mala recepción por parte de la crítica especializada que tuvo originalmente y la manera en la que ha sobrevivido el paso del tiempo con poco menos de 30 minutos de duración.
Algo que llama la atención en Aretha Now es la manera en que la cantante y pianista sigue sintiéndose como la fuerza que domina la grabación aun contando con un ensamble de músicos de clase mundial, abordando un estilo un tanto más ligero y accesible para el público en general sin perder su poder y esencia.
De las 10 canciones que componen el álbum, solo una está escrita por Aretha (co-escrita con su esposo), se trata del tema “Think”, mismo que después se grabaría de nuevo para su apabullante aparición en The Blues Brothers. Hoy en día es una de sus canciones más icónicas y fue tomado como un himno feminista, pero en el momento de su lanzamiento no fue recibida de buena manera, como ejemplo esta crítica de la Rolling Stone el 6 de julio de 1968:
«Think: ties «Chain of Fools» as Aretha’s worst single. I was hoping it would bomb, as a deterrent to further such records being released as singles, but Atlantic is confident it will be her sixth million seller. The song has virtually no melody. The lyrics are trite and banal. (Aretha and her husband composed the song.) The vocal is disturbed by Cogbill’s super-busy lead. The piano is the best thing on the cut, and is quite nice. Vocally the only good segment is the «Freedom» chorus, primarily because it is sung over a I-III-IV-V progression, which manages to appear once and not be repeated for the rest of the song. The overall franticness of both song and vocal are grating to this listener and do not achieve the personal level of communication which soul is supposed to be all about.»
Un recordatorio más de que la crítica especializada no siempre tiene la razón y de que la calidad se abre paso a pesar de ella.
Además de este éxito avasallador, el disco cuenta con otro gran hit: “I Say A Little Prayer”. El resto de los temas son más bien joyas ocultas que equilibran el álbum haciéndolo sumamente agradable de escuchar y, más importante, de re-descubrir en cada nueva reproducción. Temas como “Night Time” de Ray Charles, “You Send Me” de Sam Cooke y “I Can’t See Myself Leaving You” de Ronnie Shannon van saliendo a la superficie como nuevas favoritas cada vez que se escucha el disco.
Después de 50 años, Aretha Now, sigue siendo el disco que fue al momento de su lanzamiento, una obra que logra combinar éxitos inmediatos con joyas que hay que ir descubriendo poco a poco, un disco auténtico pero accesible; que se presenta, hace exactamente lo que tiene que hacer y termina dejándote queriendo más.