Con The Three EP’s de Beta Band tengo una larga historia que trataré de sintetizar. Estoy hablando de uno de mis álbumes favoritos de toda la vida, y aunque nunca he hecho este tipo de listas tan específicas, posiblemente quedaría en un top 3. En ese tiempo, reinaba el cd, pero Napster había venido a revolucionar el mundo de la música, y aunque la citada plataforma había ya desaparecido, quedaron sus hijos bastardos, donde más que un disco completo, siempre bajaba canciones sueltas por todos lados.
Una de esos temas que descubrí, fue “Dogs Got a Bone” de The Beta Band, una pieza de base folk (música que también iba redescubriendo en esa época) que desde el principio me enganchó. Y es que no era solo sus guitarras acústicas y su peculiar base, sino que había algo más allá dentro de ella, empezando por un hipnótico ritmo donde las voces y una rica instrumentación se conjugaban con gran sutileza y encanto hasta llegar a un cierre tan hermoso como juguetón. Esto iba más allá de un mero folk a la usanza, pero no supe más en ese momento.
Poco después, en esas incursiones en tiendas de discos en CDMX (ciudad en donde vivía en esos momentos) llegué a un pequeño botadero de un Mix Up (cuando todavía no sabía del golpe que le causaría la música digital) y entre varios álbumes perdidos, me encontré con un disco de portada extraña, incluso críptica, con símbolos separados entre si (una cabeza de tigre, una bomba explotando y una estrella) que coronaban una fotografía con un efecto de solarizado de un perro en lo que parecía un helado paisaje del norte de Europa.
La portada no decía más. Pero al tomarlo y girarlo, supe del tesoro que me había encontrado: Thee EP’s – Beta Band… ¡y venía esa canción que me había enganchado tanto: “Dogs got a bone”! ¿el precio? unos ridículos 30 pesos.
Me fuí a mi departamento con el citado tesoro entre manos, este y un par de discos más que ahora mismo no recuerdo (desde ahí se nota que este álbum había eclipsado a los otros). Desde el momento que lo escuché, quedé maravillado ante cada instante del mismo. En ese tiempo era bastante fan de Radiohead (Lo sigo siendo en un grado menor) y solo alcancé a pensar que eso que estaba escuchando era incluso mejor que la laureada banda.
Del disco en sí, puedo hablar muchísimo y me puedo extender en demasía, pero solo quiero apuntar que su mixtura de estilos en apariencia tan disímbolos, funcionaban con desparpajo y una naturalidad pasmosa. En el mismo, podía caber el ya citado folk que fue lo primero que me atrapó, pero también algo de trip hop (que en esa época estaba en su mejor momento), una pizca de electrónica y avant garde, la formalidad del brit pop del cual guardaba una gran herencia, psicodelia y cantos gospel tanto en coros como en la forma de cantar de los músicos (que tiempo después, en una especie de autodescubrimiento, entendí que tenía un gusto hacia ese estilo de corte religioso).
Otro ingrediente que estaba presente en mayor o menor grado era el humor, cuestión que le daba también una personalidad única pues pocas bandas mantenían ese toque presente en su música. Muchos de esos ingredientes están dados ya desde la inicial y emblemática “Dry the Rain” que con su frase inicial “This is the definition of my life, lying in bed in the sunlight” parecía preveer mucho de lo que se vendría a continuación. En “I Know” se puede rastrear un poco del Beck noventero, una de las influencias del grupo a la hora de lograr sus mixturas sonoras, situación que se radicaliza con “B+A”, siguiendo después la ya citada “Dogs got a bone”.
El sentido lúdico, armónico y experimental se expande a partir de “Inner meet me” de distintas maneras, haciendo que formas y colores se vayan sucediendo uno tras otro. Uno de los puntos mas altos del disco se da con “She’s the One” donde se da un giro de ahí en adelante hacia canciones mas pausadas. Pero como esto no podía durar mucho, “Dr. Baker” rompe esas sensaciones hacia una canción que condensa todo lo que The Beta Band fue capaz de hacer y que al menos para mi, esta canción siempre ha tenido un efecto terapéutico. Pero cuando parecía que no podía haber otro giro más, el disco culmina de forma brillante con una tristísima “Needles in my Eyes”. A estas alturas, ya casi se me salen las lágrimas por tantos momentos buenos en un solo disco.
The tree EP’s eran precisamente eso. El recopilatorio de los tres primeros lanzamientos de The Beta Band: Champion Versions, The Patty Patty Sound y Los Amigos del Beta Bandidos y cada una de las imágenes simbólicas estaban representadas precisamente en el disco. En parte creo que el hecho de ser un compilado era lo que permitió tener un crisol tan amplio de sonidos, los cuales funcionaron a la perfección.
The Beta Band tenía mucho que expresar, y así lo condensaron. La banda siguió sacando discos bastante notables y temas hermosos que me siguieron maravillando, colocándolos en un pedestal personal, pero posiblemente ningún otro disco sintetiza mejor todo lo que The Beta Band podía lograr. Luego, tristemente se vino su disolución y su transformación en otros proyectos que en mayor o menor medida, me gustaron (The Aliens, Black affair, King Bisquit Time o el mismo Steve Mason solista), aún así, sigo pensando que The Beta Band es una de esos momentos donde los astros se alinearon y dieron lugar a cosas realmente notables.