El ocultismo dentro de la música ha formado parte de su historia -a manera de mitos y leyendas- y muchas veces retomado como tema o pretexto para conformar una estética.
Una de las historias más celebres que tiene que ver con este tema, fue la que tuvo tras de sí Robert Johnson quien se decía que vendió su alma al diablo en un cruce de caminos para volverse un prodigio de la guitarra enseñándole el mismo oscuro ser, el blues. En la canción “Crossroad Blues” da cuenta de ello.
En el Rock se siguió utilizando la figura de lo oscuro y lo oculto para alimentarlo, y figuras como The Rolling Stones, Led Zeppelin y sobre todo Black Sabbath pudieron crear un discurso estético basado en ello realmente notable. Ese camino llegó hasta la figura del heavy metal, haciéndose notar de mayor forma hasta el black metal, uno de los géneros extremos que hoy día más han evolucionado y dejado grandes obras.
Es así como llegamos hoy día hasta la figura de Zeal & Ardor, el proyecto experimental de Manuel Gagneux, el cual retoma y combina de manera extrema la temática oculista y las historias registradas de los abusos a los esclavos negros al ser traídos de Africa hacia América. Y la idea se llevó precisamente a lo extremo: creó un grupo de metal de marcado espíritu negro, tanto en lo musical como en lo racial -hablando de lo estrictamente temático- al punto de que géneros tan disímbolos como el soul o el gospel compartan espacio con el black metal, haciendo que funcionen e incluso, que muchas veces suenen amables al oído, a pesar de lo disparatado que pudiera parecer. Si en Devil Is Fine ya había expuesto parte de su tesis y se había presentado al mundo, logrando que algunos amantes tanto del metal como de otros géneros voltearan a su propuesta, con Stranger Fruit pareciera poder expandir sus alcances, tanto a nivel comercial como musical, pues en el disco condensa 16 temas en su mayoría cortos -incluso dentro de un formato amigable a la radio- donde su música suena más refinada y al mismo tiempo maldita.
Desde la inicial «Intro» podemos rastrear su propuesta, donde pareciera que almas tristes y condenadas surcan el abismo a través de los distintos tonos de las guitarras. Mis temas favoritos los encuentro con “Graveddiger’s Chant” que con su piano y cánticos mantienen un tono de plegaria salvaje, “Don’t You Dare” que con un estupendo riff baja progresivamente al abismo; “Row Row” por otro lado, crea una especie de pieza de americana – black que baja un poco el tono lúgubre de la obra a nivel musical; “Ship On Fire” a través de una interpretación intensa y unos coros gregorianos redondean un tema que habla mucho de lo que se puede lograr a nivel musical, situación que se logra igualmente con el tema “We Can’t Be Found” con sus progresiones y cambios de ritmo otorgándonos una de las mejores piezas del álbum, terminando el disco brillantemente con “Built On Ashes” que termina siendo una balada cobijada bajo distintas intensidades.
Gagneux logra en todo el disco desarrollar su bagaje musical en torno al concepto, y aunque algunos momentos pueden estar mejor logrados que otros, se logra al final tener un disco variado y arriesgado, que promete crecer aún más su propuesta con los subsecuentes álbumes, dado el inconformismo e inquietudes del artista. Tal vez no convenza a todos -amantes del metal extremo o a los más melómanos- pero sin duda, habrá mucha gente dentro de cada lado que agradezcan la bocanada fresca que promete madurar todavía más y dejarnos gratos -y oscuros- momentos.
Zeal & Ardor es el cruce de caminos de la música negra, -en dos sentidos- del gospel y el soul hasta el Black Metal, y Stranger Fruit es esa oscura plegaria que fue hecha para quedarse resonando en nuestra cabeza.