Resulta increíble pensar que han transcurrido diez años desde que me revelaste aquella majestuosa obra titulada “The Suburbs”. Pocos discos han conseguido evocar la nostalgia de tan formidable e intensa manera como el tercer álbum de Arcade Fire.
Cada una de sus melodías ha adquirido diferente significado con el paso del tiempo, no obstante, poseen una cualidad en común: la melancolía por los días que fueron y no volverán. El desgastado vecindario con sus viejas casas y grandes jardines, los amigos de la infancia, los días en bicicleta que podrían habernos parecido monótonos en aquel momento, pero que, con el transcurrir de los años irradian esa misteriosa belleza escondida en la inocente complicidad que conllevó nuestra amistad.
El tiempo anduvo y no nos permitió advertirlo, atrás quedó el cabello largo, la playera del concierto de Arcade Fire que no te quitaste por semanas, nuestro primer empleo, las cervezas que compramos con nuestro primer salario; y fue esa noche, cuando llegaste y me mostraste aquella enigmática portada con el viejo Mercedes Benz y la cálida proyección al fondo con la casa de ladrillos y la palmera.
Diez años después y aún lo recuerdo, sentados en el coche de tu mamá, con nuestra cerveza en mano, escuchando el afligido canto de Win Butler, reclamando al ayer, a la sociedad, tan corrupta sociedad, remotamente deseosos por pertenecer a ella, sin embargo, inmersos en su soberanía.
Hoy escuché el álbum por horas, lo repetí una y otra vez, sus composiciones motivadas por el característico estilo de Neil Young y Roy Orbison, mediante la frecuente articulación entre la eterna preocupación de la adultez y la ilusión de la niñez. Reconocí cada uno de tus fragmentos favoritos.
«Now the music divides
Us into tribes
You grew your hair so I grew mine
You said the past won’t rest
Until we jump the fence
And leave it behind»
Recuerdo entonarlos con euforia en aquel entonces, ansioso por comprender su verdadero espíritu y ahora que por fin lo consigo me invade una infinita tristeza y me cuestiono, ¿eres quien imaginabas hace una década?, ¿conseguiste lo que deseabas?
The Suburbs posee algo de lo que pocos discos gozan, un enorme, honesto y desgarrado corazón, que a pesar de encontrarse herido y maltrecho aún consigue contraerse, para así conmover con su innegable encanto.
Cuando los fantasmas me acechan suelo mirarlos con la esperanza de encontrar tu rostro pero ya nada es igual, se esfumó la inocencia y de paso hurtó nuestras ilusiones.
«Now the music divides
Us into tribes
You choose your side and I’ll choose my side…
…All my old friends, they don’t know me now»