La producción musical es una pieza importantísima dentro de la creación musical. Aunque el foco siempre se da sobre el músico (con justa razón) la verdad es que muchas veces el productor tiene una injerencia importantísima para que algunos discos sobresalgan; posiblemente sea el equivalente al director técnico para un equipo de futbol, el cual debe sacar provecho del material con el que cuenta y maximizarlo, sacando lo mejor de cada pieza. Una mala producción puede echar a perder la ejecución musical; una buena producción le hace ganar bastante. Aún con todo esto, la producción musical ha quedado relegada a un segundo plano tanto en la lupa de los medios, como en el propio ejercicio de la profesión. En México siempre se ha tenido la idea que muchos discos de épocas pasadas hubieran tenido un mayor alcance en todos los sentidos de haber tenido una mejor producción y quizá hay mucho de cierto en ello; todavía hoy se dice que estamos en pañales en esos menesteres.
En los años noventa, muchos productores extranjeros hicieron gala de su presencia produciendo muchos de los mejores discos de la época y levantando prácticamente algunas carreras musicales, sin embargo, de unos años a la fecha ha habido un surgimiento de valores dentro de nuestras fronteras que han logrado labrar una carrera importante dentro de la producción musical y le han dado notoriedad e importancia. Uno de los nombres de mayor renombre dentro de la escena es el de Hugo Quezada, quien a la par de su magnífica carrera como músico en proyectos como Robota o Exploted View, ha producido a muchas de las bandas independientes más interesantes de la actualidad en la escena rockera del país en su estudio de grabación Progreso Nacional; es por este motivo, que lo buscamos para que nos platicara acerca de su labor y lo que ha crecido la producción en México. Agradecemos su tiempo y disposición para la entrevista.
¿Siempre tuviste en mente producir? ¿o fue algo que se fue dando a partir de tu labor como músico?
Pues no, fíjate que caí en esta chamba de rebote. Hace ya más de un par de décadas, por ahí del 94, 95, cuando tenía mi primera banda Robota, una banda que se basaba únicamente en el uso y al abuso de tecnologías en desuso, como sintetizadores analógicos, amplis de bulbos, cosas que en ese momento ya estaban completamente de salida, por azares del destino, uno de los primeros sintetizadores que me compré fue uno bastante complejo para alguien que jamás había tenido contacto o no sabía ni siquiera que era la síntesis. En ese aparato todo lo que puedes hacer es moldear el sonido y puedes llegar a tener o a crear un sonido una batería, un bombo, puede ser un bajo, una flauta, obviamente con sus reservas, pues no era un sampleador, sino más bien era un instrumento que tiene la electricidad corriendo entonces mediante ciertas técnicas vas eligiendo tímbricamente que instrumento quieres asemejar y creo que eso pude pensar en la música, mucho más allá de cosas técnicas o académicas. Me dio la pauta para poder crear sonido y entender la música más como una idea sónica, que como el de una canción con un principio y un fin.
A mí siempre me interesó mucho el sonido como acto físico, entonces creo que de ahí viene la facilidad o facultad de poder orquestar en mi cabeza timbricamente cosas al mismo tiempo de buscar otro tipo de sonidos que no son quizás los típicos, que no tienen la visión técnica de un ingeniero que te puede decir que un sonido está mal, pues para mí en la música nada está mal. Tiene que ver mucho con qué sonido este antes, después, en medio y entre todo ello, entonces basado en todo esto me hice de un oído y de una visión estética que después a mucha gente le pareció interesante; por ahí del 2002, 2003 empecé a grabar cosas: mis ensayos, cosas de la banda, y en solitario, después produje el segundo disco de Robota, Vulgar Display Of Power en el 2006 y lo hice sólo con un par de monitores en casa, ya contaba con bastante equipo pues me clavé en comprar, buscar y cazar arqueológicamente y de manera bastante enferma equipo viejo, entonces, empecé a utilizar todas las herramientas, a conocerlas, a sacarles jugo, a entenderlas, saber para qué si me gustaban, para qué no, entonces produje este disco y después que fue lanzado, la gente empezó a acercarse para preguntarme quién lo había mezclado y producido, y cuando decía que había sido yo, me empezaron a proponer chambear con ellos, y fue así como empezó todo, no tenía idea que iba acabar haciendo esto y qué bueno que así fue, la verdad tampoco me interesaba dedicarme a muchas otras cosas y sí, tal cual acabé en esto simplemente por la obsesión que tengo con el sonido como un acto físico. Ese disco fue el que me abrió las puertas, el que dibujó el camino.
¿Regularmente tú sondeas a los grupos que te gustaría producir o ellos te buscan?
Hay bandas que me gustan y que me gustaría trabajar con ellos, la mayoría de las veces ha pasado así: alguien me recomienda una banda o me dice está chida, y normalmente sé que van a acabar chambeando conmigo; me pasó con Sei Still, Viv & The Sect, y varias más, donde ya hay alrededor gente en común diciéndome que debería de trabajar con ellos y hacer un gran equipo; por trillado que se escuche, se ha dado de manera bastante orgánica.
¿Tienen algo en común esos grupos que sueles producir?
Sí, totalmente. Creo que lo primordial es que son bandas que se quieren salir del guacal. Es banda que entiende que las posibilidades de chambear con un oído externo siempre suman, y que están aburridos de un sonido mainstream: pulido, bastante estéril, conservador. Creo que las bandas con los que he chambeado es lo que quieren, arriesgarse más y no tener la cabeza tan corta como para pensar que lo único que pueden alcanzar es lo que les ofrece sus fronteras. Por ejemplo: A Viv & The Sect, los firmó Get Hip Recordings, mítico sello de garage, y se fueron a tourear por Europa, a festivales en Londres, España, Portugal, y Sei Still, fichados por Fuzz Club, ahora mismo tienen base de operaciones en Berlín; otra banda que acabo de producir llamada Mengers también Fuzz Club está interesado en ellos. La expectativa de estas bandas es salir de nuestras fronteras, y poder tener un material de gran calidad que rompa los estándares de músico o productor colonizado, tratando de irse con una tendencia, de cosas que en están hypeadas, sino arriesgarse y llevar su sonido y el mío de manera conjunta a otro nivel.
¿Qué te gusta aportar a un proyecto musical como productor?
Lo que está chido, es la comunión que pasa entre nosotros, cada quién tiene sus ideas, pero de esa mezcla, puede surgir una tercera que ni ellos ni yo teníamos contemplada, eso es lo que más me interesa. Así sigue pasando mucho con todo esto en la música, esa magia. Porque las cosas técnicas son solo eso. Si algo tiene el volumen muy alto, le bajas, si tiene las frecuencias que no deben de ir, las eliminas, y ya. En ese punto la música se vuelve bastante estéril y predecible, y no me deja nada. La cuestión es aportar ideas, todo el tiempo dar la vuelta a las cosas o tendencias, es eso, la colaboración o comunicación. Regularmente bajo esta premisa el resultado es satisfactorio, y la banda tanto como yo crecemos, ese es mi acercamiento de trabajo con los proyectos, y hasta el momento ha dado muy buenos resultados.
¿Qué le pides a un proyecto que tenga claro antes de entrar al estudio?
Lo único que siempre pido, es que me den mucho campo de acción; les pido libertad creativa absoluta. Si lo que en realidad les interesa es un disco súper bien grabado, bien cuadrado, limpio y pulido, si tienen una idea muy segura de sus canciones y están contentos con la estructura y con todo lo que pasa, es mucho mejor que contraten a un ingeniero que solamente los grabe, y ya ellos poder decir más o menos por donde ir… vamos, cosas tan técnicas como volúmenes, ecualización. Pero si me involucro, meto mano hasta la cocina en sus canciones, entonces, siempre lo que pido es eso: número uno, libertad creativa, número dos: paciencia, y número tres: que sean abiertos a todas las cosas que yo les propongo. Creo que el noventa por ciento de los discos que he hecho, las bandas venían con la idea de un disco, y salieron con un disco completamente diferente, desde la cantidad de canciones, duración, estructura, letras, arreglos. Varios, vienen muy casados de sus ideas, pensando en qué canción va a llegar a tal punto, o que quieren sonar a algo determinado. Obviamente, yo respeto mucho la idea, son sus creaciones, sólo pido, y muchas veces exijo que también respeten mi visión y que intentemos cosas, como que una canción en vez de tener tres coros, probar a dejarle solo uno, que quizá el coro sea el verso, que inventar la introducción, cambiar la instrumentación, hacer arreglos nuevos; meto muchísimo la mano y lo que más pido es eso, el punto es que se sientan libres y entonces cuando te sientes así, pues dejas fluir ideas y el resultado seguramente será mucho más chido, y nos sorprenderá a todos, tanto a la misma banda como a mí.
¿Es muy distinto autoproducir tus proyectos a los de otros músicos?
No, para nada. Los proyectos con los que trabajo, los trato exactamente igual a como si fueran míos. Creo que es algo por lo que en la producción independiente en México -y digo independiente porque la producción mainstream es otra cosa, que ya nada más es una maquila- nunca ha habido un nombre grande o constante. Por lo mismo, yo trato con una seriedad absoluta todo el trabajo que me llega; estás cuidando tu nombre, tu carrera y tu reputación. Ha habido casos en que siento que el disco no va a llegar a buen puerto, no me sentía a gusto con la banda que estaba trabajando y he regresado dinero, previendo que se pudiera convertir en una tortura y donde ninguna de las dos partes va a quedar conforme, ni a ellos ni a mi nos gustará la mezcla, aparte poner tu nombre en algo que no te gusta y que no puedes defender, es ahí donde yo dibujo mi raya.
Siempre he tomado muy en serio esta chamba, una vez que decidí meterme de lleno, cuido mucho mi nombre. Tu trabajo habla por ti, entonces, la única forma para que te tomen en serio y estés vigente, es respetando la chamba de los demás, llevando la producción de un disco hasta las últimas consecuencias, y por eso ya después de casi once, doce años que tengo haciendo esto, ha funcionado tan bien. Creo que todos los discos que han salido de aquí, tanto las bandas, como yo, hemos quedado muy conformes.
Ahora que tocas el tema de la producción en México, se suele decir que en el país a través de su historia, los discos han carecido (sobre todo en los setentas, ochentas) de una buena producción ¿Consideras que esto ha cambiado de unos años a la fecha?
Fíjate que sí, creo que a fin de cuentas México por haber sido una catapulta musical en el continente muy maciza, la industria de la música -como siempre- lo único que buscó de la ingeniería y de producción fue hacer y preparar una especie de obreros calificados, con la idea de: “ok, este disco es el que se va a vender, a este artista se le va a meter dinero, entonces lo único que queremos es que suene bien, no queremos ni que suene interesante, ni que experimenten, ni que busquen tendencias”. Simplemente lo único era cumplir con el mercado; hubo discos que funcionaron bastante bien, pero otros que lo sufrieron mucho, pues la idea no llegó a concretarse y quedó muy difusa por la falta de una buena producción.
Y lo que pasa hoy día, es que con todas las herramientas que hay, ya puedes hacer un disco completamente dentro de la computadora. Ya vienen loops y sonidos masterizados, puedes hacer lo que quieres dentro de la misma y va a sonar profesional, de hecho mucho más que si un ingeniero te pudiera micrófononear una batería; hay veces que para poder emular los sonidos de los plugins de todos estos instrumentos, es complicado competir con este tipo de herramientas, porque ya llegaron a una perfección absoluta y ya cuando llegan a eso, se vuelve el estándar a los oídos de las personas, porque también hay que entender que el sonido en sí se construye socialmente. Si escuchas todo el tiempo un sonido, por ejemplo de una batería, al grabar una que suene diferente, habrá personas a las que les va a parecer que eso suena mal. En términos de producción, sigue habiendo muchas fallas, pero creo que la gente está un poco más dispuesta a experimentar, a escuchar otros sonidos y eso es algo muy bueno.
También creo que lo más importante de todo, es que hay gente que entiende que a pesar de que existen todas estas herramientas y que tú puedes hacer un disco completamente en la computadora, al final es otra regla del juego, no está bien ni está mal, hay gente que lo que quiere es un sonido no tan perfecto, no tan frío ni estéril, y entonces recurre a gente como yo que tenemos todavía la onda de hacer cosas un poco con sus dificultades, pero también con mucho más carácter. En términos de producción sigue habiendo fallas, sigue habiendo gente que no se lo toma en serio, pero creo que en cuestión de resultados, ya está mejor, pues puedes escuchar una banda que quizá no tiene presupuesto para para poder hacer un disco conmigo o con cualquier otro productor, y lo hacen por sí solos, y los resultados están bien, creo que eso es una gran ventaja puesto que si quieres hacer algo las herramientas ahí están para poder concretarlo y eso está chido.
Así como en la música (y en muchas cosas en la vida) se tienen referentes, ¿quiénes son los tuyos en la labor de producción?
Fíjate que tengo varios, pero creo que hay discos que me atraen mucho por el sonido y son grabaciones, antes de que existiera la idea de un productor, como por ejemplo, los discos de Raymond Scott, primero con su quinteto de swing de los cincuentas, y posteriormente toda su etapa electrónica la cual me vuelve loco; él grababa sus propios discos, sus propios temas, entonces yo lo considero a él como un productor, pues creo que el sonido que él lograba con el sintetizador -y que aparte él construyó- es súper básico; una máquina de carrete con dos, tres o cuatro tracks máximo. Tengo obsesión desde muy temprana edad con ese sonido, cuando lo descubrí. A Raymond Scott yo lo considero músico, ingeniero, un compositor genial y productor.
Me gusta muchísimo Joe Meek, que es uno de mis referentes más fuertes; creo que él fue el primero que llevó la idea de un home studio al nivel más alto y digno, siendo que también él era una persona que no fue músico, simplemente tenía una idea del sonido muy clara en su cabeza, todos los discos con los que trabajó tienen completamente su sello y se destacan de todo lo demás.
Me encanta Rhett Davies, un productor inglés que empezó a trabajar con Brian Eno, y que también trabajó como ingeniero en Island Records. Él fue el que produjo discos tan importantes y desde mi perspectiva, totémicos como el Avalon de Roxy Music y posteriormente, casi todo el trabajo solista de Bryan Ferry.
Soy muy fan de Tony Visconti, en este punto siempre llego a debatir con mucha gente porque yo honestamente sí soy fan, me gustan cosas, pero no soy fan a morir ni de David Bowie, ni de Brian Eno. Yo sí creo completamente, que más del cincuenta por cierto de la carrera de estos dos músicos, se la deben a Tony Visconti. Por fortuna, hace como diez años tuve la suerte de estar en un master class con él, y está bastante pirado; es bastante relajado en la forma en que se expresa, pero en la cabeza tiene una idea del sonido muy peculiar, de cómo llevarla a cabo y cómo hacerla funcional; yo pienso que se le deben carreras enteras a este cabrón.
También Conny Plank es otro que me parece bastante relevante, por cierto, hace poco vi el documental –Conny Plank – The Potential of Noisey-; muchos opinaban que en realidad Conny no tomaba un papel muy protagónico en los discos que producía, sino más bien era una especie de medio para que la banda llegara a un fin, y eso es algo que siempre he admirado, que el productor entienda que las bandas no están a su disposición; que se entienda que lo padre de poder trabajar en conjunto, es la comunión que pasa ahí, y que es cuando pasa la magia y entonces se puede retratar; Conny Plank hacía mucho eso con sus discos; él es alguien que también admiro un montón.
Siento que hay muchos tipos de productores que aportan cosas distintas a los grupos. Tú de hecho, eres el primer productor que entrevisto dentro de esta dinámica que quiero ir abarcando.
Te voy a comentar algo, y esto te lo digo muy en serio: sin pararme el cuello, pero creo que a raíz de estar dentro de este ámbito, el estar tan expuesto en todos lados, y el estar tan aferrado de que no necesitamos ser colonizados por bandas o sonidos de afuera, se está visibilizando más el trabajo de un productor; los últimos seis meses he estado teniendo muchas entrevistas y teniendo un poco el spot y eso me encanta, porque es un hecho colateral de toda la chamba que se ha hecho en este estudio, que ya tiene poco más de una década; yo sí creo que en México se pueden hacer cosas súper chidas y dignas, que están a la par, si no es que más, que varias cosas que nos llegan de fuera, y qué bueno que estés poniendo tu granito de arena para que se visibilice tanto mi chamba como la de los grupos.
Lo que sí, es que a veces no me encantan los productores que son medio dictatoriales, los que parece que imponen su sonido, por ejemplo, a mí siempre me ha dado esa impresión Trent Reznor, que con todo y que me gusta su trabajo, siento que a los grupos que produce los vuelve una extensión de sí mismo.
Muy de acuerdo con lo que me acabas de decir y con el ejemplo muy claro que das. Para mí el producir no significa que las bandas estén a mi servicio, ni tampoco que esté yo siempre en mi zona de confort, que es una cosa que pasa en este ejemplo de Trent Reznor: todas las bandas que produce se vuelven una canción instrumental de NIN, y de pronto alguien le pone una voz. Lo que siempre hago -y lo he hecho desde Robota- es incomodar y transgredir, que es parte también de la creación musical; si esto lo llevamos a los términos de la grabación de un disco, un ejemplo sería que si yo veo que el baterista trabaja mucho con la tarola, con los hit hats y se olvida de lo demás, entonces se los quito y le digo: ¿qué te parece si dejamos fuera los hit hats?, ¿qué te parece si en vez de que uses veintiséis toms solamente usas uno?, entonces está padre, pones en jaque los mecanismos que tienen los músicos, y empiezan a liberarse y a romper riendas, muletillas propias que todos tenemos en cualquier cosa que nos dediquemos, y comienzan a salir ondas completamente inesperadas, que normalmente funcionan y que detonan otras cosas.
Ha habido bandas que llegan aquí, transformamos una canción, y de esa canción sale un nuevo disco, al punto de llegar y decir: en vez de clavarnos en que sea guitarra, bajo y batería, ¿por qué no metemos sintes y cajas de ritmos o viceversa?, yo siempre que hay una caja de ritmos en algún track, meto percusiones acústicas, ya sea una tarola, platillos, hit hats, panderos, y demás, como para darle otra sensación, y que no sea solamente una caja de ritmos; este desborde de creatividad pasa cuando todos nos ponemos en jaque dando el brinco al siguiente nivel, y empieza a pasar de nuevo lo que para mí es lo más importante de la música: la magia, lo que está fuera de control y que nadie sabe que va a pasar; estás entregado completamente al acto del sonido, estás con rienda suelta sin pensar si va a pegar, si esto se parece a no-sé-qué, si tiene que ver con la referencia que tenía en la cabeza, si va a complacer a no-sé-quien. Cuando eso pasa, es cuando estás seguro de que está funcionando, y a mí me alegra que en todos los discos que he decidido chambear ha pasado eso en algún momento, y que todas las bandas con las que he trabajado normalmente crecen después de venir acá, y de estar expuestos a todo este tipo de chamba, salen con una visión más amplia, eso me da mucho gusto, porque yo creo que esa es la chamba también del productor, no nada más hasta que un disco salga, sino que también la banda se lleve algo, que también crezca, y que sepa que no hay solamente un lenguaje, hay muchísimos, y que pueden explorar cualquier cosa; no pasa nada si el disco no le gusta a Pepito, a Juan, Luis o a quien sea, así también, si el disco a fin de cuentas no fue el que quizás esperaban, no importa, podemos hacer otro después, si sale increíble, para el siguiente hagamos otra cosa completamente opuesta.
En el proceso de producción debe de haber infinidad de situaciones o anécdotas. Cuéntanos alguna que recuerdes.
No sé si sí haya pasado alguna situación peculiar que valga la pena platicar. Aunque algo que se me hace muy remarcable de este lugar -Progreso Nacional- es que es un espacio donde germina mucho de lo que está pasando en la escena independiente del DF, y de otras partes de la república; aquí converge todo, aquí se encuentra gente, nos cotorreamos un montón. Esta es mi casa, yo acá vivo, entonces hay veces que hay gente que está grabando aquí, pero en la sala están escuchando discos, o hay gente que está cocinando. Hace un par de años ensayó la banda sueca Refuse, quienes vivieron a tocar al Hell and Heaven o una cosa de esas, y tuvieron un show único ese año y aquí ensayaron, también nos pusimos una megaborrachera con Damo Suzuki ahora que tocamos con él… Aquí pasan este tipo de cosas. Yo siempre digo de broma que más que estudio, más bien parece un Centro Cultural, se están gestando las músicas que van a estar vigentes a mediano y largo plazo. Este lugar está muy vivo siempre, todo el tiempo hay música sin convertirse en una comuna hippie, que también es algo que jamás permitiría; es algo que también contra lo que he peleado, porque en el momento que pasa eso, se pierde la seriedad. Sí hay mucha cordialidad y chacoteo, pero también hay cosas en las que si hay que ser muy certeros y productivos.
¿Con que proyectos estás trabajando ahora mismo? ¿Algo en puerta con tus proyectos personales?
Estoy embarcado ahora mismo en un proyecto más o menos grande, estoy contento porque va a visibilizar la chamba de muchísima gente, y eso es de las cosas más importantes. Las bandas independientes no necesitan de público para vivir, las bandas independientes hacen música porque quieren hacerla. Tocar para ellos, para diez personas, o para mil, les da un poco igual. Ese tipo de bandas van a estar siempre haciendo cosas, lo bueno de este proyecto que traigo es que precisamente las va a visibilizar, y de eso se va a saber un poco más a finales de año.
Con Exploted View, después de chambear cinco años sin parar, nos dimos cuenta que no podíamos mantener la misma velocidad que tienen otras bandas que se meten a esa dinámica de trabajo: grabar disco, lanzarlo y promoverlo, salir de gira, y regresar a hacer exactamente lo mismo. Tenemos otro ritmo, esto nos pone un panorama un poco más difícil; el año pasado decidimos tomarnos un año sabático, y ahora este 2020 completamente se nos vino encima con el COVID-19, y obviamente se paró todo esto, de momento, no tenemos nada en la mira con la banda; hay por ahí un disco de tracks sueltos que quedaron de grabaciones pasadas, pero tampoco tenemos tiempo ahorita para sentarnos, escucharlos y empezar a mezclar, cada quien está clavado en sus actividades: Anika está chambeando en Berlín, yo ando día y noche trabajando con bandas, y Martin acaba de irse a Suecia, a donde se va prácticamente a pasar la mitad del año.
En cuanto a Robota, fíjate que todo el tiempo está latente; desde hace un par de años que nos llegaron ofertas muy interesantes, pero no se han concretado como yo quisiera, primeramente me gustaría grabar canciones nuevas, y quizá un EP, reeditar el disco, me he dado cuenta que la gente lo vende ya como como una pieza de colección, me parece chistoso que un esfuerzo de ese tamaño que después se haya vuelto algo un poco de culto, la verdad es que me choca todo lo que conlleva volverse una banda de culto, pues se vuelven piezas de colección que ya ni siquiera se escuchan, y ya más bien la gente paga dinero y las tiene metidas ahí en sus libreros y ya no viven, entonces mi intención es que si hay un regreso de la banda, se pueda reeditar este disco con un par de tracks nuevos, hacer una pequeña gira, y tocar en un par de festivales, ahorita no tengo cabeza la verdad, y mucho menos para hacer música nueva, además la relación entre nosotros siempre fue muy rara, empezamos muy chamacos haciendo música pero no fuimos la típica banda que se junta porque son muy amigos, sino que las circunstancias nos llevaron a juntarnos a los tres miembros, pero tiene fácil diez años que no nos vemos. La última vez que tocamos justo fue en Guadalajara, y esa fue la última vez que nos vimos, nos regresamos después de tocar y nos despedimos, sé de ellos por las redes sociales, pero estamos bastante desconectados entre nosotros, pero siempre está latente que algo detone esto y nos lleve a reunirnos y pasarla bien, porque esa banda siempre fue un problema, y para serte muy honesto creo que jamás dimos un concierto como hubiéramos querido. Esta banda necesitaba muchísima infraestructura, en ese momento ni siquiera había lugares donde pudiéramos expresar exactamente lo que queríamos hacer. Nosotros éramos una banda que estaba en contra de la autoría, con aquello de: “Ah! esta canción se defiende bien con una orquesta, con una guitarra, etc.” nosotros éramos completamente una reacción a esa visión de cierto modo paternalista de la música. Si pensábamos: “con este instrumento voy a hacer esa canción y si ese instrumento se jode o no puede ir o no lo podemos llevar, o se descompone, esta canción jamás se toca”, era un poco como hacer reverencia a toda esta tecnología, entonces la verdad es que nunca hubo un lugar, un equipo de sonido donde poderlo sonar, ni tampoco había dinero para poder llevar un ingeniero, entonces todos los años que estuvimos activos, tocamos muy poco, y siempre era bastante sufrido y con los inges con los que llegábamos se burlaban de nosotros completamente, hasta las personas que hacían música electrónica en esos momentos (noventas, comienzos de los dosmiles) se burlaban porque en ese momento era como el pico máximo de las computadoras y se pensaba que te iban a solucionar la vida, los programas, los netlabels…nosotros estábamos completamente del otro lado, y de repente se convertía esto en una especie de tele de bulbos; siempre fue muy difícil, muy cansado, llevábamos muchísimo equipo. A veces necesitábamos un camión para mover los instrumentos, obviamente ¡jamás vimos un peso de eso, nunca! entonces ahorita que ya hay una estructura, lugares e ingenieros, o que ya podríamos pedir un pago digno para poder llevar un staff para poder sonar bien, aunado a que ahora tenemos cierto renombre para poder pedir ciertos lugares en un line-up, ya que podemos pedir un sound check decente, las condiciones son idóneas para poder hacerlo, lo que no tenemos es tiempo.
Llevo tres años trabajando sin parar más o menos con discos mes tras mes, honestamente sí estoy un poco frito, la verdad es que también he dejado de escuchar música porque cuando puedo me doy un respiro.