Melómanos y Coleccionistas (VIII)

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Entrevista a Ramón García

Ramón García es uno de los fundadores del Tianguis Cultural del Chopo, una de las caras más reconocibles dentro del lugar y el único que vende exclusivamente rock mexicano. Su puesto es sin duda, uno de los más conocidos, punto de encuentro de mucha gente que quiere conseguir algo del mejor rock mexicano de todas las épocas y donde posiblemente solo ahí encontrará. Buscamos a Ramón para que nos platicara un poco acerca de su colección, lo que terminó siendo una agradable plática acerca de lo que ha vivido el rock mexicano en su historia, en viva voz de alguien que lo vivió desde sus inicios muy de cerca.

¿Quién es Ramón García y cuál es su relación con la música, aparte del coleccionismo? 

Soy un seguidor del rocanrol de tiempo completo, estoy loco por el rock mexicano. La relación que tengo con la música es como público, asisto a las tocadas desde los 10 años ininterrumpidamente; ahora tengo 64. Ya que pase toda esta locura, espero que dios y la vida nos permita seguir rocanroleando en vivo. Tengo mi puesto en el tianguis del Chopo. 

 

¿Cómo te iniciaste en el coleccionismo? 

A mí no me gusta llamarme coleccionista.  La gente me puede llamar como quiera, pero a mí no me gusta porque yo empecé comprando discos por gusto, por la necesidad de alargar los momentos de estar en una tocada, de todas las que he asistido, que aunque no lo creas, a todas las tengo presentes en mi mente. No me bastaba sólo eso; ese gusto, esa experiencia, esa vivencia, ese temblor y emoción se tenía que prolongar, y es por eso que decidí comprar discos. Desde chavo me los empecé a comprar y es por ello que tengo la discoteca particular, -hablando de rock mexicano- más completa que existe. En esta época hay mucha gente un poco más grandes o de menor edad que yo, que siempre despotricaron del rock mexicano, pero ahora, dado que hay una revalorización que viene del extranjero hacia la música de aquí, consiguen los discos y se sienten ya por ello coleccionistas, cuando son advenedizos que a veces ni escuchan los discos, solo los poseen porque son cotizados muy bien en otros países.  Yo desde siempre me he acercado a los discos del rock mexicano por la gran validez musical que tienen; jamás me imaginé que un disco que compré hace 50 años, en un país de primer mundo paguen mucho por él. Yo siempre compré los discos en su momento, solo por disfrutar la música. Es por todo eso que no me gusta llamarme coleccionista. 

 

¿Cuál fue el primer álbum que obtuviste por tu cuenta? 

Tuve desde muy chavito algunos discos que compraba esporádicamente, que me regalaban, que me robaba, a su vez que yo los prestaba, me los robaban o los perdía. No los cuidaba la verdad, no me interesaban. Todavía no tenía yo el gusto por el disco ni el cuidado o cariño hacia ello. Fue hasta una mañana que desperté con la necesidad de escuchar un disco en particular y que busqué entre mis elepés, que me di cuenta que ese disco no estaba. En ese momento se despertó otro tipo de sentimiento; no supe que pasó con él, pero ahí platiqué conmigo mismo -cosa que hago seguido, frente al espejo- y decidí comprar discos de manera más consciente, y esos pocos discos que tenía yo por ahí los regalé. Tuve claro que a partir de ese viernes que me pagaran mi sueldo, compraría discos. Mi tirada era comprar un disco de un artista de rock mexicano y uno de rock extranjero. Hice una lista y recuerdo bien que el primer disco que compré de rock mexicano fue el segundo LP de Three Souls In My Mind, al mismo tiempo que compré el disco doble de Mad Dogs and Englieshmen de Joe Coker, el sencillo de Caminata Cerebral de Love Army y el Heart Of Gold de Neil Young. Esos fueron los primeros discos que entraron, para jamás salir de mi discoteca privada. Mis discos verdaderamente ya no salen. No me los presto ni a mí mismo. 

¿A cuántos álbumes asciende tu colección?

Lo principal que empecé a comprar son LPs y discos sencillos, posteriormente cassettes y discos compactos. Entre ellos serán más de 12,000 piezas.

 

¿Qué tendencia musical hay en tu colección? 

Lo que más nutre mi discoteca son los discos de rock iberoamericano, principalmente el rock mexicano, sin olvidar a todos los monstruos consagrados del rock, porque por supuesto no podía haber escuchado a Enigma! sin haber pasado antes por Deep Purple, no pude llegar a apreciar a Iconoclasta sin antes concebir a Emerson, Lake and Palmer. 

 

¿Cuánto es lo más que has pagado o pagarías por un álbum?

Pagué un disco en los 70’s un equivalente a 6 meses de mi sueldo, lo cual era un dineral. En la actualidad solo que sea un disco que se haya extraviado y lo encuentro, sí pagaría un alto costo, pero actualmente ya no pago discos caros. Hay la tendencia de varios grupos que están lanzando ediciones tanto oficiales como piratas de LPs, y te lo quieren vender como si fuera de colección. Ahí intervienen los malos coleccionistas, o algunos que tienen columnas en el periódico o un programa de radio u otro medio y que se sienten con el derecho de hablar, escribiendo de manera tendenciosa, ensalzado discos y haciendo una bola de nieve para darle un valor que no tienen a los discos. Muchos de los que se llaman coleccionistas, son sólo revendedores, pero se cuelgan ese título. Se va desvirtuando el verdadero valor del rock en México porque mucha gente sólo busca discos por el valor comercial, al contrario de gente que viene de otros lados, que buscan discos verdaderamente por el valor musical. Los precios se han ido elevando por la ignorancia de los que se dicen coleccionistas en México. Desde hace décadas, muchos extranjeros venían a abastecerse de discos de rock mexicano, con la dolariza en el calcetín. Hoy día -No quiero mencionar grupos- pero hay bandas que acaban de lanzar un LP y te lo quieren vender en $800 o $1000 lo cual se me hace grosero. No hay porque darlo en ese precio, cuando de E.E.U.U. o de Europa consigues discos en alrededor de $400 con todo y el envío, como un disco de Brujería que compré hace poco. No hay parámetro. Hay discos por los cuales se ofrece mucho dinero, pero son discos que por varias razones ya no los consigues, pero un disco nuevo, no. No entiendo ahí a los músicos. Está bien, no lo regales, es tu trabajo, pero dalo a un costo que sea accesible a mucha gente, no sólo para que los “coleccionistas” puedan tenerlo, sino cualquiera que se acerque a ti. Se termina y haces otra edición. Ahora la lanzan y lo quieren vender como una mal llamada pieza de colección.

Sí hubo varias décadas en el que estuve en la demencia total y agradezco eso porque es lo que me tiene aquí. Todo lo que iba saliendo, todo lo compraba. Siempre pensaba en cual me faltaba. Ya hoy día, a mis 64 años si se lanza un disco nuevo, si no lo tengo, no hay problema. Ya no veo mi discoteca incompleta si no encuentro discos actuales. Igual si sale un disco y lo compro me llena de satisfacción y me embeleso, si está a mi alcance lo compro, si pasa el tiempo y no lo conseguí, ya no me preocupa. Me ocupo más en escuchar y vivir lo que tengo, que perder el tiempo imaginando lo que no tengo. Ahora, si me llegan a traer un disco de una época pasada que me interese y que por algo no lo compré, ahí sí, lo compro al precio que me lo pongan, y totalmente por la música, porque es lo que al final yo siento, palpo, huelo y respiro de mis discos.

 

¿Cuál es el disco más entrañable que tienes? 

Es una pregunta sencilla: No hay disco que tenga yo aquí que no sea entrañable. Todos y cada uno tienen una historia. Un disco puede tener 50 años o puede ser el que acabo de comprar y representa lo mismo. Todos tienen el valor sentimental que sólo yo comprendo. Yo no puedo decirte uno solo como otras personas que lo tienen muy definido.

 

¿Cuál es la mayor rareza? 

Es triste, pero en el rock mexicano todos los discos son raros. ¿Porqué? porque no hay continuidad. En el rock mexicano nunca ha habido continuidad en la industria. Que padre que en otros países haya industria: el músico crea su música, la toca, la graba y la presenta y entran los otros eslabones: prensa, medios, promotores. Hay todo un circuito por el cual en esos países, los grupos crecieron y llegaron a todo el mundo. En México es todo lo contrario, por eso me cago en mucho escritor que hoy hablan del rock mexicano cuando en su tiempo siempre lo despreciaron, son mercenarios que ahora viven de la fama que se ha generado el rock mexicano en otros países. Aquí no hay industria, muchos promotores se roban el dinero, los escritores solo hablan si les regalan el disco o los invitan a la peda o al concierto gratis. Ahí si hablan de ello.

 

¿Qué disco es todavía objeto de deseo? 

Ninguno. Ya pasé esa barrera.  En vez de estar masturbando mentalmente de que este disco no lo tengo, mejor escucho lo que tengo como ya te comenté. Estoy custodiado ahora mismo por todos mis discos, por los cuatro costados. Sería hasta grosero de mi parte desear un disco cuando tengo tanto alrededor.

 

 

¿Tienes álbumes dentro de tu colección que no te gusten o los tengas por otros motivos? 

Indudablemente. Varios. Incluso hay algunos que me parecen vomitivos, pero entran a otra parte, tienen un valor que no se lo da nadie, que es el valor histórico. Es la otra parte de mi discoteca. Durante tantos años, teniendo la discoteca más completa del rock mexicano -que sí, puede parecer pretencioso- es historia lo que tengo aquí; varios músicos me lo han dicho. Discos que no me gustan ha habido de toda la vida, sin embargo, yo sin proponérmelo los hice parte y los valoré como parte de la historia. Hay discos que me gustan mucho -que me hacen volar, que me ponen a pensar, maldecir, amar, odiar; cada disco tiene algo- y hay discos que no me gustan, pero en el momento que me di la oportunidad de tener la historia del rock en México, el menos indicado para sacar un disco de esa historia soy yo, porque le faltaría el respeto a mis otros discos, a mis músicos, a mis héroes. El contrapeso de esos discos que no me gustan es que son parte de la historia. Tal vez todo esto pueda contradecir todo lo que te dije de que ya no compraba todo actualmente, pues ya entra el sentimiento propio y termina siendo “mi historia”, pero como te comenté, es más cuestión por cómo se han manejado las bandas con la venta de sus discos.

El nacimiento de mi puesto en el Tianguis del Chopo nació en base a la realidad del rock mexicano. Yo, como muchos otros anteriormente, padecimos mucho de la distribución; no había la infraestructura pues la cadena que te comentaba, estaba rota. O se encarecían, o había discos que no salían a la venta y los descatalogaban, los echaban al molino, los encontrabas directo en la cháchara totalmente nuevos, pues no se distribuyeron en las discotecas. Cuando nació el Chopo lo tomé como una encomienda; pensé en que tenía que poner un puesto exclusivamente de rock mexicano: mi puesto es el único que lleva la historia del rock mexicano en el tianguis y como ya he dicho, puede sonar presuntuoso, pero es la realidad, quien quiera verlo, que visite el Tianguis. Actualmente ya muchos otros puestos venden ropa, ya hay muy pocos con música, y mi puesto es de los pocos que honran la memoria del rock mexicano. Si no se vende es otro pedo. El chopo no se hizo para hacer dinero, que lo ha producido, pero no fue su intención de inicio. A partir de ello, muchos músicos de todo el país me buscaban para que yo tuviera sus discos en el puesto apenas los lanzaban, era una prioridad; a diferencia de ahora, los músicos lanzan su disco y del pinche Ramón ya ni se acuerdan. Me he enterado por otros lados de bandas que lanzaron su disco y no me marcaron. Se entiende con los grupos nuevos de chavos, que aprovechan las tecnologías actuales, pero los rucos que saben que tengo su discografía completa en el puesto… 

Por otro lado, hay otra cosa que quiero aclarar. Siempre he comprado todos los discos que tengo. Yo no soy de la prensa para que me regalen; los músicos saben que han llegado, e intentan regalarme una copia, pero yo les agradezco y les digo que me lo vendan, como debe ser, y ya si se puede, les compro para el negocio. Con orgullo digo que jamás he taloneado un disco y puedo llegar con mis músicos de frente, no me gusta recibir, les agradezco el gesto cuando me quieren regalar, pero no me gusta recibir.

 

¿El último que adquiriste?

Ahí si tengo que ir por mi lista. Espera. El penúltimo disco que compré fue de un grupo chicano de los años setentas llamado Impala Syndrome* que tocaban rock psicodélico, ese lo compré apenas en junio… mmm… no espera, ya te mentí. Ya me acordé de otro que no anoté: un grupo español de rockabilly de los años ochenta que se llamó Bulldog, lo compré en la primera semana de agosto. Mi lista impresa la tenía hasta junio y luego compré otros de bandas de Guadalajara y de Chiapas, pero este es el penúltimo. El último aún no lo compro.

*El disco que comenta el entrevistado hace referencia al álbum del mismo nombre, de Los Impala, banda venezolana (N. del E)