Dentro de las páginas del rock en nuestro idioma (no confundir con ese estúpido mote de «Rock en tu Idioma»), han existido innumerables actos que nada le han pedido en calidad a cualquier banda inglesa o estadounidense. Hoy, hablaremos de una banda y álbum que son un ejemplo de ello.
Para las generaciones actuales y hasta para las no tan actuales, puede que el nombre de Los Brincos, no les diga mucho, y no es de extrañarse, estamos hablando de una de una banda de culto. Un estatus ganado a base de talento, lo que los convirtió en una de los actos más respetados de la década de los 60’s, en su país y fuera de (posiblemente se trate de la mejor banda española de su tiempo y hasta la mejor de todos los tiempos). Como muchas bandas de la época, tenían una influencia beatle muy notable, que hasta en el nombre quisieron tener una similitud fonética.
Sería en 1967, que tras dos álbumes, la agrupación sufre un quiebre en su alineación tras la salida de Junior Morales y Juan Pardo (pronto hablaremos de su proyecto como dúo), siendo entonces cuando Fernando Arbex, quien era el baterista de la banda así como el compositor y voz, decide continuar al lado del otro miembro que quedaba, el bajista Manuel González, y nuevos relevos para los integrantes que se habían ido (curiosamente dos hermanos del ex miembro, Junior Morales) .
Es con esta formación, que la banda comienzan a trabajar en su nuevo álbum, que llevaría por nombre Contrabando, que sería grabado en Londres bajo la tutela de nada más ni nada menos que de Larry Page, productor de The Kinks y The Troggs, y editado bajo el sello Zafiro en 1968. Es en esta placa que los españoles endurecen su sonido debido a la también admiración por el sonido crudo de The Who, lo cual les daría un mayor acercamiento a la psicodelia. Una dirección musical que explotaría por completo en su siguiente álbum.
Era tanta la influencia de The Who en Contrabando, que el mismo Pete Townshend demandaría a la banda por la similitud musical de la canción «The Train», con el track «Substitute», aunque perdería posteriormente la demanda. Además de «The Train», destacaban cortes como «El Pasaporte», esa historia musical de un sonido crudo que hoy seria vista con malos ojos por las cerradas mentes moralinas, por ser una historia de amor imposible con una menor de edad. «Nadie te Quiere Ya», es otro de los cortes más garage del álbum. La utópica «Pequeño Pájaro», retrata los ideales de una generación queriendo un mundo mejor, al igual sucede en «Un Mundo Diferente». No se puede pasar por alto la magistral «Soo Good to Dance», la pegajosa «Rápidamente», el hit «Lola» (que no es la misma que la de The Kinks) y la instrumental y psicodélica «Contrabando». Podríamos mencionar cada track, ya que es un disco sin desperdicio alguno (así de perfecto).
Sería un poco injusto decir que esta es la obra más recomendable de Los Brincos, ya que cualquiera de sus álbumes son verdaderas joyas, pero en ninguno de ellos se puede apreciar la dureza psicodélica de estos madrileños como en este álbum.
*Nota salida por primera vez en Nopal Eléctrico Radio.