LA BANDA
Hablar de los Dug Dug’s, es hablar de una de las bandas más memorables de la escena setentera mexicana, y una de las mejores agrupaciones en la historia del rock de casa. Una banda que aún sobrevive, aunque tristemente ya sin la alineación original, y sin aportar nada nuevo, sólo un Armando Nava viviendo de la nostalgia (tal vez sea preferente eso que ver a los Dug Dug’s en una etapa decadente con canciones nuevas llenas de letras que pretendieran hacerlos sonar como «chavos de onda», tal es el caso de Armando Vázquez, tratando de mantener vigentes a Los Ovnis con nuevas creaciones dignas de un adolescente, y que se encuentran a años luz de aquellos Ovnis que editarán el legendario álbum Hippies, en 1968, que sería el primer álbum original en español del rock mexicano)
La calidad de los Dug Dug’s, los hizo ser uno de los actos más esperados en aquel mítico Festival de Avándaro, donde debido a una inexplicable ocurrencia de programar el cartel por sorteo y no por calidad, ellos tuvieron que abrir el festival, mientras que una banda tan pobre en lo musical, como lo fue el Three Souls in my Mind, fueron los encargados de cerrar, quedando por arriba de actos de primer nivel, como El Ritual, Peace and Love, Epílogo, El Amor, etc.
EL ÁLBUM. Lado A.
Pero bueno, dejando a un lado esa historia, es momento de enfocarnos en el álbum que hoy nos atañe: el extraordinario debut de la banda originaria de Durango (en ese entonces un quinteto, que después se reduciría a trío para su segundo álbum, Smog), que consiste en uno de los mejores discos mexicanos de todos los tiempos, y se convertiría en el único álbum de la agrupación, completamente en inglés.
Desde los primeros acordes del sorprendente corte abridor, ‘Lost in my World’, donde el progresivo se hace presente de manera sutil, es evidente que estamos ante el comienzo de una joya. Tras estos estupendos cuatro minutos y fracción del primer track, viene el paso a ‘Without Thinking’, un corte lento prácticamente instrumental, dominado por una guitarra limpia, y sin presencia de batería.
Para romper ese momento de calma, llega ‘Eclipse’, donde nuevamente las guitarras con más distorsión se vuelven a hacer presentes. En ‘Sometimes’, la guitarra con acordes limpios vuelve a hacer presencia, y al igual que en ‘Without Thinking’, la batería brilla por su ausencia, aunque esta vez si hay letra-melancólica, por cierto-y la presencia de una flauta transversal, que le da ese toque psicodélico.
Toca el turno de uno de los momentos más brillantes del disco, con ‘Let’s Make it Now’, que nos presenta uno de los mejores solos de batería realizados en el rock mexicano, y que compite en nivel con el solo en ‘Satanás’ (El Ritual,1971), de esa maquinaria sonora llamada El Ritual, y con el solo de el pesado power trío, Nahuatl, en ‘La Pobreza’ (Nahuatl, 1973), (desgraciadamente, este último corte, también representa el plagio más descarado en la historia del rock mexicano, donde el ex Peace and Love, Ricardo Ochoa, se adjudicará como suya, la música de ‘Tobacco Road’, de Jamul, copiando exactamente cada acorde y riff, y cambiando la letra, pero usando exactamente la misma fonética, y sólo agregarían el solo de batería).
EL ÁLBUM. Lado B.
Tras esta muestra de ejecución en los parches, llega la psicodélica ‘World of Love’, una joya musical de la que ronda por Youtube, un fragmento de un videoclip, donde se ve a la banda corriendo por la calle, seguidos por varias personas, para después aparecer tocando en plena vía pública. Una rareza visual que está filmada con calidad profesional, pero que desgraciadamente su versión completa está perdida.
‘I Got the Feeling’, es un corte donde las percusiones acompañan el sonido de la batería, otorgando cierto toque latino, donde la referencia obvia sería Santana, pero más bien remite un poco a ese inter latino en la legendaria ‘Carrie Ann’ de The Hollies. Para la parte final del álbum, la psicodelia se hace presente en tres tracks: ‘It’s Over’, donde los teclados son el hilo conductor. ‘Going Home’, un corte en una vena muy a la The Byrds. Y el cierre con la magnífica ‘Who Would Look At Me’, que se complementa con la presencia de la flauta transversal.
EL LEGADO
Dug Dug’s, es el mejor álbum de la banda, aunque curiosamente, ese título se le da a Smog, un disco que quitando el magistral corte homónimo, el sorprendente ejercicio progresivo de casi 12 minutos en ‘Hagámoslo Ahora’ parte 2 de ‘Let’s Make it Now’), ese momento acústico en ‘Meditación’, y la espiritualidad psicodélica de la compleja ‘Voy Hacia el Cielo’, está constituido de canciones algo débiles, contrario a este debut, que goza de una consistencia que lo convierte en una huella indeleble, de una banda que debería ser reconocida en su justo valor artístico (en México, claro está, ya que para variar, mientras aquí son prácticamente una banda desconocida u olvidada, son objeto de auténtico culto en países como Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, etc. Haciendo muy común encontrar ediciones extranjeras de su discografía, tristemente más cuidadas en su edición, que las ediciones mexicanas… nadie es profeta en su tierra).
*Este artículo se publicó por primera vez en Nopal Eléctrico Radio.