Melómanos y Coleccionistas (XVII)

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Entrevista a Juan Antonio Vargas.

En esta ocasión nuestro melómano es un personaje conocido dentro del coleccionismo en Guadalajara y como docente en la Universidad de Guadalajara, y que de alguna u otra forma ha estado ligado a la música en distintas facetas durante varios años. Mejor conocido como «El Profesor Juan Antonio» o simplemente «El profe».

Sin más, dejemos que él mismo nos cuente todo acerca de su colección privada y cómo vive la música. De antemano muchísimas gracias por su tiempo y disposición y tan agradable y divertida plática.

¿Quién es El Profesor Juan Antonio y cuál es su relación con la música, aparte del coleccionismo?

Soy Juan Antonio Vargas, profesor en la UDG. Trabajo en CUCEA, y aparte de la docencia, tengo la coordinación en la maestría de Negocios Internacionales de manera temporal. En lo musical, soy más músico amateur que profesional, he estado en algunas bandas de la ciudad. Con la pandemia, se pausó un proyecto que estaba desarrollando con mi amigo Paco. Aunque como te digo, siempre ha sido más de hobby, aunque sí han salido algunas tocadas; posiblemente el proyecto más conocido en el que he estado es Espíritus de Gante. Me enteré de la maestría en Etnomusicología del CUAD, a la cual se me ocurrió meterme y apenas en julio hice mi examen profesional.

 

¿Cómo te iniciaste en el coleccionismo?

En la casa, como muchos, en la cual siempre se está rodeado de música. Mi papá tenía música de todo tipo. Creo que en ese tiempo no eran tan estalinistas con la música y sus colecciones iban desde Los Beatles a José José, Roberto Carlos, etc. Mi papá -quien todavía vive- tenía bastantes y me los heredó.

 

¿Cuál fue el primer álbum que obtuviste por tu cuenta?

Siendo pequeño -y con lo que me daban mis papás- yo creo que debió haber sido uno de esos discos de Quince super éxitos del 85 -u 84-. Era la época donde en el super mercado vendían discos. Cuando empecé a trabajar, fui comprando todos los que siempre quise. Por ejemplo, Size, que es mi banda favorita, tengo el sencillo original que siempre estuve cazando. Pierdo un poco la memoria, pero sí empecé a cazar esos discos de rock mexicano de los setentas, que aunque no me tocó, siempre los quise tener. Los que salían en el momento, siempre eran más fáciles de ubicar. Todo esto te lo comento que fue antes del boom, en la época donde salían baratos. Ibas al Chopo y los conseguías fácilmente, aunqua en ese entonces había cazadores de discos como el «Tin Larin», Guillermo Santamarina -quien fue director del Eco y varias cuestiones en torno al arte- él es conocido por ser muy aplicado. Alguna vez estaba yo en la estación Balderas peinando lo que había, y el traía ya su lista, los escogió rapidísimo y se llevó todos los que tenía anotados.

¿A cuántos álbumes asciende tu colección?

Yo creo que como 4,000 lp’s sin contar los sencillos, que han de ser como 500. De cd’s tengo hasta piratas, debo tener unos 1,500. Casi no tengo cassettes, aunque de estos últimos, recuerdo que cuando viví en EU haciendo una maestría, como iban de salida los lp’s y cassettes por la entrada del cd, compré muchos: había hasta en 50 centavos y conseguí entre esos uno de Cabaret Voltaire, el Live at the YMCA, y me acordé de que lo tenía ahora que murió el que se había quedado con el nombre del grupo.

 

¿Qué tendencia musical hay en tu colección?

He sido muy de épocas. En la prepa era muy fan del progresivo. Ahora mucha gente le da cierta pena decir que les gustaba el progresivo, aunque se empieza a revalorizar. Prácticamente tengo todos los de Pink Floyd, pero a la par de ello, conseguí mucho post punk y new wave. Tengo mucho rock en español, desde los 50s, de Los Locos del Ritmo, jazz mexicano que coqueteaba con el rock, hasta lo de ahorita, que por ejemplo de lo último que compré fue el de Dorotheo. Hace poco conseguí la reedición del disco de El Pájaro Alberto, el ex-cantante de Love Army. Que por ejemplo, ahora que toco el tema, no me clavo, si hay un disco que no consigo en su primera edición y sale una reedición, la compro. Una excepción podría ser Size, que si me clavé en tener lo original.

¿Cuánto es lo más que has pagado o pagarías por un álbum?

Precisamente pagué si no mal recuerdo en el 2009, $4,600 por ese sencillo de Size. Fue curioso porque cuando estudiaba en España, yo checaba en Ebay y me acuerdo que lo encontré y lo tenían en Inglaterra, y lo mandé pedir a España. Eso fue mucho antes de la reedición, que hizo que se abarataran un poco los costos, aunque también hoy día esas reediciones también se empezaron a cotizar por lo corto de los tirajes. Lo chistoso es que lo comparas con la reedición y no sabes cual es cual. De alguna manera no me fue tan oneroso comprarlo en su momento, porque ahorraba de la beca, y no gastaba mucho. En esa época conocí a los de Munster Records, y me traje un buen de discos del sello, que incluso varios me los regalaron, pues ahí me la pasaba con ellos; recuerdo que donde estaba el sello era un departamento de un edificio viejo que era el almacén y la oficina, y estaba lleno de discos. Los amigos que me visitaban los llevaba a comprar discos ahí. Recuerdo que Iñigo Munster, uno de los dueños, antes de irme, me regaló un sencillo original de Los Monaguillosh, una banda de post punk española, medio dark, gótica; después ellos lo reeditaron, pero me regaló ese disco original.

 

¿Cuál es el disco más entrañable que tienes?

Son tres: un sencillo de “El Piojo y la Pulga”, la canción de niños de Pedro Infante. Mi mamá me lo compró un día que veníamos de Durango. Son canciones que me encantaban de niño, le tengo mucho cariño a ese disco por ser un regalo de mi mamá. Otro sería El Diablo en el Cuerpo de Size, que lo conseguí en los ochentas en el quinto poder, casi cinco años después de que salió. Recuerdo que mi amigo Federico -que fue parte de Nopal beat- y yo, íbamos al Quinto Poder de Tolsa -que hoy día ni es el quinto poder -ya es un Pare de Sufrir- y ni es Tolsa, sino Enrique Diaz de León. A Size solo lo conocías por las revistas de música de la época y que me lo topo. Y en Imagen Pública de Condoplaza conseguí el de Syntoma y Natabeat, bandas electrónicas de los ochentas que nadie pelaba en su momento, y tal cual, uno las ubicaba por las revistas pues todavía no teníamos internet. Tuve muchas revistas Sonido que me regaló un amigo y ahí me topé con todas esas bandas. Estos últimos álbumes si eran primeras ediciones y difíciles de conseguir. Suenan muy chido.

 

¿Cuál es la mayor rareza?

Uno de Tino Contreras llamado Quinto Sol. Lo reeditaron, pero yo tengo la versión original. Es en donde Tino Contreras experimenta con sonido 13. Ese, sí no recuerdo bien donde lo conseguí. Tengo algunos de mis discos subidos a discogs y alguien me ofrecía una buena lana por él y no, no se lo vendí. Sobre todo de México de los ochentas creo que tengo cosas raras. Tengo un disco de Makirush, electrónica mexicana que contaba con un tecladista y un percusionista. El tecladista tocaba en los 70’s en un grupo que se llamaba La Fresa Gruesa y el percusionista es «El Pecas», quien incluso estuvo en Las Insolitas Imágenes de Aurora e hizo una producción con Casino Shangai. Por esa época sacaron el de Makirush, donde incluso inventaron su propio lenguaje; alguien me lo ofreció diciéndome que era un grupo raro y yo lo compré sin saber demasiado y sí, sí está raro, jajaja. Tengo discos también de Rolando Chia, un guitarrista experimental mexicano. De High Fidelity Orchestra tengo lo que sacó en LP y sencillo, pero me encontré un disco bastante extraño donde su funda parece ser hechiza, pero lo curioso es que la funda tiene recortes de ellos mismos y es bastante curiosa. hasta la fecha no se que pasó ahí.

¿Qué disco es todavía objeto de deseo?

Varios, pero ahorita el de Artefakto, donde viene la de «Mundo sin Viento», ese es objeto de mi deseo. Sí lo ves, pero hay cada loco que te lo quiere vender a $15,000. Pero de repente conoces a gente que te dice: conocí a fulanito y me o vendió en $500. Hace poco buscaba el de Quetzalcoatl, de Tito, un adelantado al etnorock. Lo editaron hace poco en España.

¿En serio lo reeditaron? yo lo conocí hace poco, ¡está bastante interesante! 

Si, si bastante. Yo conocí al señor. Como todos, empezó como rocanrolero, él es arquitecto. Fue uno de los pioneros en meter sintetizadores dentro del rock. En ese sentido, el primero que rastreé que tenía un sintetizador moog en México fue Martín Mayo, ex de El Ritual, y la banda que hizo posteriormente, Supermama. Carlos Alvarado de Chac Mool, decía que con él, fue la primera vez que vio un teclado de ese tipo. Carlos Alvarado y Carlos Robledo de Size y Decibel, ellos también fueron de los primeros, pero en ese caso tenían un Roland. Tito tuvo un moog y Omar Jaso, de Atlantes de Tula. Hay un disco de los Dug Dug’s que también meten un sinte, que es el mismo que utilizan en el de El Pájaro Alberto.

¡Los tiene bien ubicados, Profe!

Si, jajajaa.

¿Tienes álbumes dentro de tu colección que no te gusten o los tengas por otros motivos?

De los que me dio mi papá, me deshice de varios. Sí tengo algunos, más que por el hecho de tenerlos como coleccionista completista, sino por que se me hacen interesantes. Por ejemplo, no soy fan de Los Bukis, pero un día buscando unas cosas, me lo topé y lo compré porque lo considero parte de la historia de la música mexicana. Cosas así que no soy fan, pero que la neta pienso que ya estoy grande como para andar diciendo: Esto no es música. Con la maestría aprecié muchas cosas. Chalino Sanchez, por ejemplo, no me gusta, pero sí encuentro algo de él lo compro. Tengo mucho norteño mexicano.

 

Hay mucha música norteña muy interesante, y cuando los rockeros se han acercado a ella, han sacado cosas muy valiosas.

Sí. Yo vivía en Texas y escuchaba mucho Radio Tamaulipas. Y si pensaba en que eso era otro mundo. Fíjate, antes de la pandemia fui a NY con Javier Audirac y con una amiga del DF y fuimos a ver a stereolab, y pasamos a una tienda de discos y compré un disco de Esteban Steve Jordan, “El Parche” que era de los chidos del acordeón. Era un disco que salió en Arhoolie, que era una disquera gringa que rescataba blues y tenía una de las mayores colecciones de tex mex. Era uno de los virtuosos del acordeón. Él sale en la película de True Stories de David Byrne, una película de los ochentas que vale la pena ver y que resulta muy actual ahorita porque Texas también es una capital tecnológica y ahi hablan de un pueblo donde está una de las grandes empresas de computadoras, y donde vive un millonario del cual hablan su historia. En la película hacen una revisión de la música texana y sale Steve Jordan tocando el acordeón y Tito Larriva de Tito & Tarantula. La película vale bastante la pena.

 

¿El último que adquiriste?

Me llegó el de El pájaro Alberto, Drinking Gasoline de Cabaret Voltaire que buscaba de hace tiempo; me lo encontré barato en Amazon. También una reedición del disco de Ciruela. Me encontré una recopilación que yo creí que eran de bandas antiguas de no wave de Nueva York, pero no, son bandas nuevas, está bastante bueno, y el de Dorotheo.

 

¡Y el de La Vida que Todos Envidian de Los Monjo! lo sé porque me lo ganó en una expo de cartel de punk a la que acudí y me enteré que llevaron sólo dos álbumes, y uno te lo llevaste tú.

Cierto, jajajaja. Yo fui, pero prácticamente solo iba por el disco, aunque terminé también comprando fanzines.

 

¿Alguna manía o fijación que tengas con tus discos?

Los tengo acomodado por orden alfabético, no por género. Más sin embargo, separé en inglés, en español, y en otros idiomas. Alemania me costó decidirme si los metía dentro de inglés, como lo que tengo de Krautrock; el regional mexicano lo tengo aparte. Los cd si los tengo regados.

¡Ah! me acordé que el más nuevo es uno que me regalaron; el disco de Micky González, un músico de rock que según sé es español pero ha vivido toda su vida en Perú, y pues me trajo un amigo su disco más famoso.

*Nota: Posiblemente, de la hora en que se entrevistó a cuando salió esta entrevista, el buen Profe consiguió varios discos más que no salieron registrados.