El fenómeno de Pink Pantheress puede ser fácilmente identificable a los tiempos que corren. La joven compositora inglesa, conocida inicialmente como tik tokera, ha creado un álbum de escasa duración -apenas 20 minutos- y con temas que rozan apenas los dos minutos –Los Ramones estarían orgullosos de ella-.
Pop de dormitorio, como no podría ser distinto con una adolescente que empieza a dar sus pasos en la música en plena época pandemica, con temas que parecen venir de la herencia hiper sintetizada de los ganchos musicales de TikTok que se han hecho por si solos, verdaderos hits. Y es que la chica se ha hecho totalmente, dentro de ese medio. Y con todo ese back, ha logrado llegar a una multinacional como Parlophone.
Fuera de si el concepto en sí, sea algo premeditado o algo que se ha dado de forma muy natural, cuestión que al final, es lo de menos, y que por otro lado, habrá que ver si estamos ante una estructura o formato de canción pop, la música de Pink Pantheress es por si sola bastante interesante para engancharse a ella, en algo que ella misma le ha llamado New nostalgic.
Sus melodías son dulces e intimistas, sobre una base, la mayor parte, del mejor drum’n’bass noventero (resulta curioso que ella ni siquiera había nacido en ese tiempo), una voz limpia y adictiva, y con un acertado uso de los sampleos dentro de sus composiciones, apropiándose los fragmentos de las canciones de una manera por demás notable.
Todos estos aciertos se dejan escuchar en el mixtape To hell with it. Aún su carrera es bastante joven, pero ha iniciado con el pie derecho su andar discográfico. Todavía es difícil ver hacía donde se dirigirá con su música, los formatos de la canción y su perfil estético en futuros lanzamientos, pero sin ir más allá, lo que nos ofrece hoy día es bastante adictivo.