1 tema, 6 canciones: Canciones odiadas y luego amadas

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En esta sección recurrente abordaremos diferentes tópicos rápidos con el fin de contrastar y comparar las formas en que los colaboradores y sus neurosis entienden la misma asignación musical. Les presentamos un tema, seis cabezas, diez minutos y cero conclusiones.

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TEMA: CANCIONES QUE ODIABAS Y TERMINASTE AMANDO

A veces sabes en qué momento ocurrió, a veces sólo te sorprendes cantando la letra de «esa» canción que alguna vez dijiste que odiabas. Oh no, tú cerebro decidió joderte y, así es, ya eres fan de Chumbawamba o de Nickelback.

Nos ha pasado algunas veces, en mi caso el ejemplo más reciente es con todo el género del reggaetón, antes no lo soportaba y ahora ya quiero que sea viernes para perrear con mi novia. En este ejercicio, los colaboradores se verán obligados a hablar bonito de canciones que antes odiaban.

Gera

Canción: “Hollaback Girl”

Artista: Gwen Stefani

En esta ocasión culpo al staff de Primero Fue El Sonido, ya que en alguna reunión me pidieron que diera una lista de artistas que no soportaba y después de escudriñar elegí a Gwen Stefani, sabiendo perfectamente que en pocos días estaría escuchando sus discos «a ver qué tal suenan ahorita» y ahora sólo puedo decir que this shit is bananas, B A N A N A S.

Yo me encontraba en mi post-rock era cuando “Hollaback Girl” se apoderó de todos los canales de música y todas las estaciones de radio, era imposible pasar más de dos horas sin escuchar, aunque sea a lo lejos, las percusiones o la voz de Gwen Stefani acompañada del coro, quizás la falta de conexión que sentía hacia la canción estuvo influenciada por la sobreexposición a una canción que en ese momento no me interesaba escuchar. Después de muchos años volví a escucharla, junto con el resto del álbum y esta vez me hizo más sentido y disfruté mucho la experiencia.

Rodrigo “Bola” Torres

Canción: “No Sopor…, No Sopor…”

Artista: Joaquín Sabina

No es que la odiara… más bien no le tenía mucha paciencia. Para estas alturas, se sabía que en cualquier disco del Sabina de los 90s había siempre un tema que se saldría de su línea musical acostumbrada y que tiraría más al folclore latinoamericano (“Con Un Par”, “Y Nos Dieron Las Diez”, “Como Un Explorador”). Y siendo sinceros, excluyendo “Y Nos Dieron Las Diez”, no son sus momentos más altos. Por lo que, en Yo, Mi, Me, Contigo al terminar “Postales De La Habana” uno creía haber pasado ese momento en el disco.

Pues no. Coqueteamos un poco en ese sentido con “Viridiana” que, aunque siendo una ranchera (música cortesía de Ariel Rot), se mantiene en sintonía con el resto del disco, pero terminando la excelentísima “Seis De La Mañana” nos descolocamos por completo con un ritmo que sólo puede significar una cosa: Manu Chao está cerca… y es así, cinco segundos más tarde se hace presente de manera vocal.

Si bien el disco es de 1996 (cuando recién terminaba Mano Negra), yo lo escuché por primera vez en 1999 cuando explotaba su carrera solista y sonaba por todos lados Clandestino. Esa saturación me repelía y hacía que, ocho de cada diez veces, saltara la canción del CD.

Años después, por su liga con “Seis De La Mañana”, comencé a escucharla más y más hasta convertirse en una canción especial y que me gusta de verdad. Una canción que nos da un vistazo a una noche fallida de esas sórdidas y pintorescas de Sabina y su camarilla de aquella época, del verdadero Sabina.

Y esa es la historia de cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar a Yo, Mi, Me, Contigo en su totalidad, de hecho, al día de hoy es mi disco favorito de su discografía. Además, ¿cómo no amar una canción en la que Panchito Varona habla de sí mismo en tercera persona?

 

[gus]

Canción: “Untitled (How Does It Feel)”  

Artista: D’Angelo

Prejuicios, malditos prejuicios. Para un adolescente que a final de los 90’s escuchaba primordialmente a Rage Against The Machine, Deftones y Red Hot Chili Peppers, la penúltima pista del fantástico álbum Voodoo no representaba (penosamente) interés alguno. Aunado a esto, el videoclip realizado para promocionar el sencillo, mostraba a un musculoso D’Angelo semidesnudo irradiando aún más sexualidad a la, ya de por sí misma, explícita letra. Debido a que yo pretendía un video más parecido a “Intergalactic”, y una canción más enérgica, terminé por despreciarla.

Errado estaba en mi juicio, de haber sabido que, tanto Questlove como J Dilla formaron parte primordial en la grabación del álbum, que el mismo D’Angelo no sólo compuso los temas, sino que interpretó varios de los instrumentos y estuvo a cargo de los arreglos musicales.

Tremenda pieza sonora es “Untitled”, con su atractivo compás de 6/8, el patrón arrítmico de la batería rozando la tarola en el segundo y cuarto tiempo, así como el murmullo de la guitarra que rinde un sincero respeto a Prince. El tema más popular de D’Angelo terminó por convertirse, con el transcurrir de los años, en una de las canciones neo-soul que más gozo.

 

Adriana Armenta

Canción: “All Is Full Of love”

Artista: Björk

En general nunca me gustó Björk, sé que es una de las artista más reconocidas por hacer música innovadora, experimental y vanguardista e incluso es catalogada como una artista multidisciplinaria. Lo cual no es para menos ya que, además de ser compositora, toca múltiples instrumentos, es actriz y su trabajo ha sido realmente cautivador. Específicamente en su participación con el cineasta Lars Von Trier en Dancer In The Dark para la que además compuso el soundtrack. Sin embargo, no me terminaba de gustar su trabajo musical por más que la escuchaba, específicamente la canción “All Is Full Of Love” la notaba algo compleja, aburrida e incluso pretenciosa, en pocas palabras: la odiaba. Respecto a Björk, curiosamente me sentía más atraída por The Sugarcubes, banda en la que fue vocalista en los inicios de su carrera y lo cierto es que tenía sonidos mucho más post punk, que era lo que sí me gustaba.

Algo que siempre me ha gustado es la moda y en una oportunidad me puse a ver una pasarela de Gucci “Love Parade” (primavera verano 2022) qué acababan de publicar en YouTube. Lo sorprendente fue que la música que usaron para todo el show fue de Björk, específicamente del álbum Homogenic, y digo sorpresa porque realmente no me lo esperaba. Cuando la escuché noté que se sentía muy atemporal e incluso futurista, empieza el show precisamente con la canción “All Is Full Of Love” y en ese momento algo hizo click en mi cabeza, en mi corazón, en mi estomago o donde sea que se prende el switch para que te guste una canción. Quizás fue la combinación entre lo visual y lo musical, sigo sin saber, pero esa canción hoy en día es como mi mantra, me parece magnífica y me transmite tranquilidad. Al final le tome el gusto a todo el álbum, pero sigo dándome el tiempo para el resto de su discografía.

 

Alex Torres

Canción: “God”

Artista: John Lennon

A raíz de este ejercicio he pensado mucho más en la obra de Lennon que en los últimos quince años juntos. Más allá de la imagen y el personaje es bastante radical. Tiene canciones que siempre me gustaron y cada vez me gustan más (“Cold Turkey”), que siempre me gustaron y me gustan igual (“Watching The Wheels”), que no me gustaban y están bien (“God”), que nunca me gustaron y siguen sin gustar (“Woman”); y que nunca me gustaron y cada vez me gustan menos (“Imagine”).

Yendo a “God” siempre tuve una reticencia, no sé si por el conjunto o por partes puntuales, no sé si por Yoko o por el uso obvio y burdo de la terminología Beatle y la necedad casi patológica de dibujar una raya carente de sutileza alguna con su pasado. A últimas fechas he encontrado partes rescatables y una mezcla de altos y bajos donde por lo menos puedo apreciar los puntos de brillantez, que, si bien no salvan al conjunto, sí hacen que el talento se muestre nítido. El intro es bastante decente, la secuencia incluso podría llamarse armónicamente bella, los arreglos, aunque un poco idiosincráticos, complementan la voz de John. La primera estrofa funciona y sí, dios es un concepto por el cuál medimos nuestro dolor.

Pero entonces entramos a la parte formulaica donde se va de lo obvio a lo francamente desquiciado, analicemos línea por línea:

I don’t believe in magic… obviamente

I don’t believe in I-ching… muy bien

I don’t believe in Bible… por supuesto

I don’t believe in Tarot… entendible

I don’t believe in Hitler… ooooo… k

I don’t believe in Jesus… es buen tipo

I don’t believe in Jesus… ok, sí

I don’t believe in Kennedy… ¿qué?

I don’t believe in Buddha…. ¿el de South Park que se comunica con los súper amigos?

I don’t believe in Mantra… …

I don’t believe in Gita… ¿¿¿???

I don’t believe in Yoga… ya está poniendo lo primero que se le ocurre

I don’t believe in Kings… bueno

I don’t believe in Elvis… era un héroe para la mayoría

I don’t believe in Zimmerman… maldito hippie greñudo, estás pasando la línea

I don’t believe in the Beatles… vete al diablo

Para el segundo minuto y diez segundos yo ya no creía en la música, no creía en la vida, no creía en tener oídos, no creía que este señor hubiera escrito “Strawberry Fields Forever”. El final de la canción, si bien también podría caer en lo obvio por lo menos está cimentado en una musicalidad digna del artista y se podría considerar como una de las interpretaciones vocales más honestas y ricas del post quiebre de los setentas.

No sé, se siente como que aún no me gusta la canción, pero fue lo más cercano al concepto de la dinámica que encontré, por lo menos ya no tengo que saltarme a la que sigue cuando pongo el random.

 

Tony Spinotti

Canción: “Padre Nuestro”

Artista: Los Fabulosos Cadillacs

Rey Azúcar posiblemente sea uno de los discos que representa mi apertura a nuevos colores en la música. De hecho, el disco paso de ser una obra que, aunque me gustaba, me saltaba varias canciones, no porque no me gustaran, sino porque directamente no conectaba en su momento con varios temas por su inclinación a géneros poco valorados por mí en su momento. Hoy día, Rey Azúcar es mi disco favorito de la banda.

En ese tenor, posiblemente sea “Padre Nuestro” la que mejor representa todo esto que comento. Si bien Rey Azúcar desde el inicio dejaba ver ese gusto por los ritmos latinos, y esa evolución que la banda había estado teniendo desde sus discos anteriores, más cercanos al ska y el dub, siempre tuvieron un punto más energético y hasta punk, por momentos. De manera particular, el tema me brincaba un poco ya en ese momento del disco, luego de un tema tan poderoso y que raya en el hardcore (género tan afín a mi) como “Las Venas Abiertas De América Latina” ya que llegaba “Reparito”, que era prácticamente una salsa, y luego llegaría precisamente “Padre Nuestro”, una cumbia. Dos temas de dos géneros tan alejados de mi gusto personal que no me provocaban muchas veces una escucha continua.

Pocos años después, y con una mayor apertura hacia otros géneros, y sin que eso significara que los consumiera demasiado -pero sí, cuando menos, los llegaría a apreciar- fue cuando empecé a valorar la mezcla de géneros de Rey Azúcar y empecé a tomarle mucho cariño, por encima incluso de discos como Fabulosos Calavera, que por mucho tiempo fue mi favorito de la banda, y “Padre Nuestro” pasó de ser un tema que me saltaba, a ser uno de mis favoritos de la banda también.

Como no rendirse ante una cumbia de espíritu tanguero, con un piano que marca el compás, una sección de vientos que es una delicia, y un Vicentico en una interpretación verdaderamente pasional. Años después remarcarían más la naturaleza cumbiera del tema, pero es la versión original la que en realidad se convirtió en algo verdaderamente especial para mí.