Dorotheo acaba de lanzar su tercer LP, el cual se titula Nada Escrito, la continuación del estupendo Como Es de 2021, con la novedad de que el que en el anterior álbum era solo un dueto (Benjamin Zárate y Otto Malgesto), ahora se volvió un quinteto, con el regreso de Anton Cerda, y la inclusión de Efraín Valadez en los sintetizadores y de Cynthia Estévez en la voz, teclados e instrumentos de viento.
El disco mantiene algunas características del anterior álbum en cuanto a la saturación y las capas de sonido, pero esta ocasión, el sonido se siente aún más ambiental y etéreo, en parte por la adición de nuevos instrumentos, así como el importante aporte en la voz de Cynthia Estévez. Por otro lado, el álbum fue grabado y producido en Progreso Nacional por Hugo Quezada, siendo lanzado a través de Half Shell Records en conjunto con Six Tonnes De Chair Records.
Aunque cada tema guarda su personalidad, tiene un sonido más compacto que el álbum anterior, el cual había un cambio más notorio entre temas. En Nada Escrito se nota aún más aterrizada la dirección de su sonido, y los detalles sonoros están más integrados sobre un mismo concepto.
Es así como abrimos con un tema como “Creciente” de fuerte influencia kraut y que, con la voz de Cinthya en primer plano, nos hace entrever que el álbum transitará por nuevos derroteros. La estupenda “Las Nubes” ya había sido lanzado previamente como primer sencillo y nos daba muchas pistas alrededor de hacia donde iba Nada Escrito; aún con ese par de temas de corte mas ambiental, no dejan de lado temas con instantes de gran contundencia y sonido saturado, como “Día”, que aún así, no pierde ese sonido hipnótico que nos plantean.
“Humano” se queda adherida a nuestra mente, en parte por su sonido un tanto lúdico, como por el coro en sí; este tema fue uno de los que más se me quedó cuando escuche alguno de sus nuevos temas en una presentación que hicieron. “Intención”, el segundo sencillo que fue lanzado, es una perla que mantiene dentro de una estructura progresiva y experimental, varios de los aspectos que ya marcó el álbum: el sonido mántrico, los sintetizadores de un gran juego lúdico, momentos de mayor contundencia, saturación e incursiones dentro de un espíritu más ambiental.
“Capricho” es un gran tema, suave y cadencioso, que te va dejando caer lentamente dentro de su telaraña sonora, con un sonido más emparentado hacia lo que podría ser un tema lounge de corte espacial. “Cristina” cambia el tono presentado hasta el momento, con un track ciertamente más oscuro y misterioso que nos da otra veta interesante de lo que puede ofrecer Dorotheo. Ambos temas, parecieran ser dos caras distintas de los experimentos sonoros de la banda. “Desvanecido” por otro lado, cierra el álbum de forma estupenda y calma, como si se tratase de un bolero cósmico.
Nada Escrito es, en pocas palabras, un paso adelante en la sólida discografía y cosmología que Dorotheo ha ido edificando a partir de su afán experimental. Enhorabuena.