The Last Dinner Party es uno de esos casos en que una banda logra hacer tanto ruido con su música y su personalidad, mucho antes de lanzar un álbum completo, tanto que hasta han logrado girar de teloneras con los Rolling Stones y hace poco ganaron el Rising Star, uno de los premios más prestigiosos de su país. Con ese ruido detrás, había muchas expectativas por su álbum debut, el cual por fin salió a la luz, y donde ha cumplido con creces.
SI hay un hilo dentro del álbum es la teatralidad y exuberancia de sus temas, algo que de cierta forma las emparenta con la gran Kate Bush; sin embargo, esta no es su única referencia, sino que van mucho más allá y se dispara hacia distintos lugares. De hecho, el sonido de la banda, y el gran logro del mismo, es en sí, que han encontrado su propia voz y personalidad, a partir de una gran cantidad de influencias y referencias que han logrado condensar de una forma por demás exquisita.
La energía y juventud de la banda se conjugan en Prelude to Ecstasy con una mezcla de sonidos tan impensable como atrayente, de una tonalidad sombría y barroca, donde logran aportar distintos matices que se hacen notar por medio de su precisa instrumentación, sus elegantes arreglos, sus estupendas letras y su encanto pop. Desde el inicial tema homónimo, con toda su pomposidad, te das cuenta de que lo que continua es algo que puede ser grandioso y esto se reafirma con los siguientes temas.
Ya sea desde “Burn Alive” donde se añaden tonos oscuros y góticos a sus tonalidades pop, algo que continúa de manera poderosa con el sencillo “Caesar on a TV Screen” y sus reflexiones en torno a la masculinidad, a su estupenda incursión dentro del glam en “My Lady of Mercy” o la facilidad que tienen para ir in crescendo con esa maravilla que es “Nothing Matters”, algo que replican en ambos sentidos con la estupenda “Portrait of a Dead Girl”, un tema que parece tomar la influencia de una banda como Queen sin caer en el exceso y volverse una caricatura, algo dónde otras bandas han fracasado estrepitosamente.
En pocas palabras, Prelude to Ecstasy es uno de los debuts más poderosos de los últimos años, y que demuestran que el rock más clásico, aún viéndose a si mismo, no necesita ser una copia para sobresalir, y que a estas alturas, puede dar sorpresas tan grandes, como emocionantes.