Lejos han quedado los años cuando Borknagar presentaban su álbum debut, ese mítico trabajo de sonido crudo, pagano, y a la vez vanguardista, que es considerado uno de los discos más importantes e influyentes en la historia del black metal. Un esfuerzo creativo fruto del talento de una alineación sorprendente, que incluía al fundador Øystein Garnes Brun, además de Ivar Bjørnson (Enslaved), Garm (Ulver, Arcturus), Infernus (Gorgoroth) y Grim (Immortal). Un supergrupo, en resumidas cuentas.
Tras todos estos años, desde aquel 1996, la banda noruega se ha mantenido en una constante evolución creativa, abandonando los terrenos del black metal, en una búsqueda de terrenos más experimentales, progresivos y Avant-garde, claro está, sin perder por completo esa esencia blacker, algo palpable desde el uso de su logo original. Pero no solo ha sido la constante reinvención musical lo que ha acompañado a la banda, también la constante reinvención de la alineación, misma que gira en torno a Øystein, el único miembro constante.
Y tras aquel True North’, editado en el 2019, este año llega Fall, el álbum número doce de la agrupación, ahora conformada, además de Øystein (guitarra y producción), por el talentosisimo ICS Vortex, miembro de Arcturus y Dimmu Borgir (voz y bajo), Lazare, miembro de los grandiosos Solefald (teclados y voz), Jostein Thomassen (guitarra), y Bjørn Dugstad Rønnow (batería).
Desde la apertura con ‘Summits’, salen a relucir esos cuidados detalles, que ya son el sello de la casa. Un ataque de blast beats veloces, que se desplazan a la par de las atmósferas del teclado, y los contrastes de voces, destacando la voz limpia de Vortex, que por algo es considerado uno de los mejores vocalistas del black metal.
Los cambios de estructura son magníficos, y es en estos puntos en donde el teclado aporta ese sonido que nos remite a aquellos años de la vieja escuela del black. El trabajo en guitarras es también digno de resaltar, pasando de momentos más agresivos a secciones de arpegios con tintes progresivos, además de solos que no pretenden dar culto al ego, sino que se nota que realmente están allí para lo verdaderamente importante: el quehacer artístico.
‘Nordic Anthem’ es imponente desde el comienzo tan épico. Las voces entran majestuosas, en medio de la instrumentación que te remite a paisajes nórdicos. Vortex luce impecable en su trabajo como vocal y bajista, mientras que Lazare demuestra su maestría en las teclas. Los riffs de guitarra son discretos pero contundentes, complementando el trabajo. Un corte grandioso que no necesita de velocidad ni devastación para sobresalir. Esto es una obra maestra.
‘Afar’ llega con riffs más pesados, y una base rítmica que juega entre momentos más pausados y momentos más demoledores, sin caer en el atasque.
El teclado pasa más de fondo, lo cual no afecta el resultado, pero ante el trabajo de Lazare, sin duda merece más protagonismo, ya que este solo llega en un pequeño lapso. Nuevamente a destacar cada arreglo presente, mismos que denotan maestría y perfección.
Tras el madrazo anterior, llega ‘Moon’, con un inicio más contundente, y su respectiva dosis de momentos más pausados. En este corte, Vortex nos receta una línea de bajo excelente, así mismo, los teclados, batería y guitarras presentan sus momentos épicos.
‘Stars Ablaze’ presenta guitarras limpias arpegiadas, que se hacen acompañar de las atmósferas del teclado. Estos momentos tranquilos son silenciados por acordes distorsionados y blast beats más contundentes, aunque también gran parte de la canción se sostiene en momentos ponchados que no olvidan la estructura melódica.
‘Unraveling’ también se lleva las palmas, y ahora es tan solo por el trabajo en las voces, una verdadera muestra de talento. Pero afortunadamente no solo son las estupendas voces, también es necesario resaltar los excelentes riffs de guitarra. La batería y el bajo avanzan a paso seguro, con los teclados acompañando en las atmósferas.
‘The Wild Lingers’ llega para dar continuidad al agasajo musical, entregando esos rasgos progresivos, con solos de guitarra que no lucen portentosos, y no es que no haya esa capacidad de realizarlos, más bien es que la canción requiere algo más simple. Este el es momento más tranquilo del álbum.
Llega la despedida con ‘Northward’, un track que contrasta con el anterior, ya que aquí los blast y los riffs veloces hacen acto de presencia. Obviamente no pueden faltar los cambios de estructura, y pronto nos encontramos con un momento de más intención melódica.
Y así concluye esta nueva entrega de estos ya veteranos vikingos, que siguen demostrando su valía musical, en uno de sus discos más épicos de los últimos años. Una banda inquieta, que lejos de estancarse en la repetición, buscan nuevos senderos, llegando a ser un acto que sigue gustando a sus fans de antaño, pero que también puede ser del agrado de los fans del metal y rock progresivo, o de cualquier oido ávido de escuchar buena música, sin importar las etiquetas.
De lo mejor del año.