*Fotografías por cortesía de Sebastián Mejorada
Llegó el día del festival Catharsis, del cual se esperaba una gran noche, dados los grupos que formaban parte del cartel. Llegando al Foro Independencia, la primera sorpresa que tuvimos fue que las presentaciones serían en el patio, y no propiamente en el foro, lo cual fue todo un acierto. Un escenario de buen tamaño se había montado, y a primera vista, parecía tener un equipo que garantizaba un buen sonido y juego de luces.
Todavía no anochecía, y los encargados de abrir el escenario fueron Fluwumak, una de las bandas que tenía poco material en la red, pero que nos sorprendió con su contundente propuesta, un post hardcore muy bien ejecutado, con gran intensidad, fuerza y buena imagen, sobre todo con un muy estupendo frontman que hizo suyo el escenario y la simpatía del público.
Sus ataques instrumentales eran bastante buenos y el guitarrista principal se lucía con su instrumento. La sonorización al principio fue un poco intensa para el pequeño espacio, pero conforme pasaban los minutos, fue ecualizándose cada vez mejor, hasta tener finalmente un gran sonido.
La siguiente banda que continuaría, fue Extraño Enemigo. Una banda de varios integrantes de un corte experimental y disonante, que pisa por momentos los terrenos del post rock. En algunos interludios apostaban por el ambient, pero había una inclinación mayor hacia el noise, pero si hay algo que siempre se mantuvo, fue ese sentido lúdico de la banda.
A resaltar, el estupendo baterista con el que cuentan, el cual es una máquina imparable que mantiene el hilo dentro del caos y la locura. Extraño Enemigo se podría definir como la musicalización de un malviaje que se torna por momentos, jocoso. Su cierre fue llevándonos hacia el ambient nuevamente y lo espacial.
Llegó el momento de Ven y mira, una de las tres bandas «hermanas» que nos visitarían. En un principio su música me sonaba medio funky, y parecía que apenas estaban calentando, pero poco a poco se fueron asentando y compenetrando mejor. Las pausas, los momentos más lentos me fueron atrapando. Había mucha experimentación, pero un lado que te llevaba más hacia un alternativo noventero, dónde su sonido recaía sobre la guitarra, hizo que con ellos se empezara a armar el slam.
Conforme avanzaba su presentación, la influencia kraut se hacía más evidente, por medio de los patrones de guitarra. Sobre el final, se fueron haciendo cada vez más espesos, cerrando a todo tren con un sonido más hardcore.
Una de las bandas que más esperaba fue la siguiente, Grave/Mal. El dueto tapatío nos volvería a soltar en la cara que no existe la tierra prometida. No cabe duda que Be y Ali hacen una de las mancuernas más poderosas y contundentes de la actualidad. A través de las voces en eco, el ataque de guitarra y batería, se despliega furia, Intensidad y fuerza. Hacia el final, se subió con ellos el saxofonista de Extraño Enemigo, dándole otro matiz a la hecatombe que estábamos presenciando.
Se daría paso ahora a Grito Exclamac!ón, que tardaron un poco más en salir a tocar. Pero una vez que estuvieron en el escenario, valió la pena la espera. Desde el inicio fueron llamativas e interesantes sus progresiones rítmicas, esto mientras la vocalista declamaba, manteniendo un sentido muy lúdico a su presentación.
Aunque hubo algunos problemas con el sonido (algo que se repitió un par de veces más con otras bandas) se solucionaba rápido. Su propuesta es dinámica, y en todo momento, divertida. Entre la euforia, algunas personas se subieron a brincar y bailar, e incluso, las dos chicas del grupo se animaron a bajarse y cantar entre el público, cada vez más extasiado.
La banda anterior ya había dejado los ánimos por las nubes, y la mesa puesta para la presentación del dueto de CDMX Malcriada. La banda inició a tambor batiente con mucho punch, con su sonido que lo mismo abreva del dark wave, la musica industrial, el gótico, el hyperpop y el electroclash. Todo ello a través de una muy buena imagen y un sentido muy performático, sobre todo, por parte de la cantante, que en todo momento proyectaba una gran energía.
Aunque en algún momento también se fue el sonido de la guitarra, se arregló el asunto igualmente rápido evitando que se estropeara una presentación que hizo bailar a todo el mundo en el recinto. Esta intensidad solo tuvo una pausa con una reinterpretación de el «Ave María», un muy buen cover a «Lovesong» de The Cure y un tema en inglés lento e intenso. Buena primera presentación del dueto en tierras tapatías.
Siguió el turno de los estupendos Unperro Andaluz, una banda que en particular tenía muchísimas ganas de escuchar en directo. Y es que su sonido, que si bien parte del kraut, va moldeándose durante el trayecto con un sonido que lo mismo suena noctámbulo, que ambiental, pedregoso o espacial. Un viaje a través de diversas intensidades y variaciones rítmicas en dónde todos los integrantes lucen con su instrumento, pues lo más importante siempre es la canción viva.
Con ellos se dió el mejor slam de la noche, una marabunta de gente feliz donde lo mismo podíamos ver máscaras de políticos, de Kemonito, caras pintadas de payasos, corpse paint, góticos, punks o cabezas rapadas de colores. La valía de uno de los grupos jóvenes más interesantes de la actualidad se hizo patente.
Cerraríamos con el dueto de los simpáticos hermanos Sgt. Papers, que donde se paran, demuestran que no se necesita más que un par de instrumentos, mucha actitud y un espíritu punk, para encender una llama intensa y poderosa. Su estupendo y cuidado sonido hace que su propuesta directa, lúdica y cruda, luzca en todo momento de la mano de una serie de temas de buena manufactura rocanrolera, y es que Sgt. Papers suena a eso: a puro y vivaz rocanrol. Y no necesitamos más que ello.
No cabe duda que Festival Catharsis cumplió con lo que prometía. Una gran noche, de incesante música y energía. Esperemos desde ahora, la siguiente edición de un evento que se ha consolidado.