Si hay algo por lo cual se da a notar la trayectoria de Iceage de un primer vistazo, es la evolución que ha tenido desde el post-punk y hardcore con que se dio a conocer desde el disco New Brigade hasta la variedad estilística de Beyondless, el álbum que han lanzado este mismo año. Estas variaciones a su estilo, aunque pudieran aparentar cierta consesión con el fin de captar un público mayoritario, en realidad ha sido una evolución que se ha dado de forma natural, y donde (lo que me parece más loable) el filo punk lo sigue conservando. Entendieron esa vieja sentencia (que pocos ponen en práctica) de que más que un estilo, el punk es una actitud, una filosofía de vida. No hay ninguna clase de conformismo en lo que hace el grupo, y siempre hay desenfado, rebeldía y una sensación de vértigo constante.
En Beyondless el grupo retoma lo que tan bien había planteado a nivel compositivo hace ya cuatro años en Plowing In To The Field Of Love pero con una mayor sensación de madurez y sonando al mismo tiempo como una maquinaria exacta y arrolladora. Desde la inicial “Hurrah” la banda da el golpe en la mesa, y con “Painkiller” (la cual cuenta con la colaboración en los coros de Sky Ferreira) se empiezan a notar uno de los sellos característicos y mejor logrados del álbum: el empleo de metales, los cuales embonan perfectamente con la trepidante melodía. “Under The Sun” por otro lado, transcurre entre el buen uso de guitarras, una poderosa batería que lleva de la mano a la canción (John Bonham estaría orgulloso) y un oportunísimo uso de violines; “The Day The Music Dies” (una de mis favoritas) es pura potencia garage en la cual se retoma el uso de los metales. “Plead The Fifth” baja un poco la intensidad del disco, y aunque “Cath It” inicia en esa misma tónica, dentro de su ritmo lento y ominoso deja entrever un tema lleno de capas de sonido, detalles y giros dentro de los cuales se entreteje un tema deliciosamente perverso. “Thieves Like Us” aligera el tono con su divertido aire a bluegrass y country, como si nos encontráramos a media noche en un bar de Nashville entre borrachos y vidrios rotos. En “Take It All” vuelven a llevarnos por otros registros, algo un poco más shoegaze. “Showtime” el cual es un tema que transcurre lenta en su melodía pero que igualmente nos muestra una composición llena de detalles que se va transformando sobre la marcha en un vodevil de manera fabulosa, y “Beyondless” cierra el disco de manera espectacular, sonando como un compendio de todo lo logrado y escuchado en el disco, con una maestría y naturalidad que hace que termines de escuchar el disco con una mueca de agradecimiento.
Si Iceage era ya un grupo de culto, con este disco se instala en otras alturas adquiriendo una mayor relevancia, y Beyondless se instala como uno de los discos más impresionantes del año.