Mi historia con Metallica comienza en la secundaria, empezando con el disco que en esa época había sido lanzado: Metallica a.k.a The Black Album. A partir de ello, y yéndome un poco más hacia atrás en su historia (y empujado a que en esa época era bastante fan del metal en general, enojado que estaba yo con el mundo) fui descubriendo sus discos anteriores sin orden lógico, los cuales me gustarían tanto o más que el disco con el cual los conocí.
Dentro del poker de álbumes oficiales previos, había uno en especial, que sin ser mi favorito (ese lugar siempre ha quedado reservado para el Ride The Lighting ) siempre me cautivó por varias razones: ese disco era el sensacional …And Justice For All. Primeramente, era un disco que dio una vuelta de tuerca al sonido de Metallica, que paso del thrash más clásico y reconocible a estructuras más complejas y épicas.
Para un adolescente que iba reconociéndose a través de la música y de ritmos rápidos y pesados, el hecho de toparse de bruces con un disco del calibre de…And Justice For All, era algo cautivador y bastante revelador. No solo tenía la brutalidad y pesadez que me enganchó de muchas canciones de la banda, como “Motorbreath” del disco Kill’ Em All (“Esas guitarras no son instrumentos, son hachas” pensaba saboreándome la citada instrumentación) por mencionar alguna, sino también había técnica y estructuras perfectamente armadas y calculadas, todo ello respaldado por la calidad interpretativa de los integrantes, obsequiando un disco sin desperdicio en todo su metraje, desde la furiosa “Blackened” hasta “Dyers Eve”(que incluso podría sonar fuera de lugar como un cierre dentro del contexto de la obra, pues es lo más thrasher y mala leche que se deja escuchar dentro de la misma).
Casi todas las canciones, nueve en total, parecen balas que transcurren su trayectoria de manera lenta y directa, dilatando el preciso instante de dar el impacto final, letal y fulminante.
El álbum, sin embargo, no se salvó de cierta polémica. De todos es conocido que el bajo fue prácticamente anulado de la grabación final (cortesía del “chico nuevo” Jason Newsted en reemplazo de Cliff Burton), echándole la culpa a los responsables de la mezcla, hecho que fue posteriormente desmentido por los implicados años después, haciendo ver que fue el propio Lars quien tuvo la polémica decisión (cuestión que nos hace ver que desde entonces James y Lars eran unos caciques dentro del seno del grupo y viéndolo en retrospectiva, creo que este disco también tuvo la culpa de que por mucho tiempo al bajo no le pusiera tanta atención dentro de los discos de metal).
Se habla de que la producción original sonaba muy distinta y potente e incluso hay una versión que ronda en internet donde el bajo tiene mayor presencia y al que acertadamente se le llamó: “…And Justice For Jason».
Fue a partir de …And Justice For All, y dada la fama que había obtenido el grupo en esferas comerciales (no olvidemos que el video de “One” fue el primero que el grupo lanzó y que tuvo rotación en MTV, ya nada fue igual para Metallica. Esa repercusión masiva no hizo más que reafirmarse con el siguiente álbum, el célebre “álbum negro”, el álbum que dividiría a sus fanáticos más acérrimos, dado el paso cada vez más alejado del thrash metal y que en este disco ya habían sugerido, así sea hacia una dirección muy distinta.