Han trascurrido 30 años, han cambiado las cosas en la vida cotidiana, la tecnología ha revolucionado la manera de pensar, vivir y actuar, pero Bug sigue siendo uno de los mejores álbumes que se han hecho, y a pesar de los años, pareciera ser una obra que fue muy adelantada a su época.
Es un álbum que contempla un flujo elocuente, que combina tecnicidad, producción y escritura. Cada canción de Bug presenta un solo largo y menguante que ha venido a tipificar el estilo de tocar muy marcado en la banda. Todos los solos que acompañan a cada canción son extremadamente melodiosos y representan la increíble cantidad de talento que J. Mascis tiene en la punta de los dedos, haciendo que no olvides la tonada y este sonando todo el día en tu cabeza.
La vocalización del disco es un juego entre lo melódico y desgarrador ya que varían los tonos de voz en todas las canciones al igual que los riffs y solos. A lo largo de Bug, Dinosaur Jr. sigue la misma estructura con arreglos simples pero muy saturados dotando de atmósferas y distintos géneros, haciendo que en cada canción del álbum podamos encontrar un género distinto que va desde el stoner, punk, noise rock, lo experimental hasta lo pop, algo que muchas bandas han intentado, pereciendo sin éxito en el intento.
Está por demás mencionar que el álbum de Dinosaur Jr. es considerado como uno de los mejores según el libro 1001 Álbumes Que Debes De Escuchar Antes De Morir, que tiene por referencia el impacto de cada disco en la sociedad, y fue el álbum número 41 de 100 de lo mejor de los años 80’s en la lista de Beats Per Minute.
En resumen, hablar de Bug es evocar una increíble producción turbia, con guitarras extremadamente distorsionadas que se fusionan para crear una atmósfera atípica, con una batería extremadamente enérgica, voces melódicas y lascivas que consagraron a Dinosaur Jr. en una de las mas grandes bandas de todos los tiempos.