Las listas de canciones, mejor conocidas mundialmente como setlists, que un artista generalmente usa para guiarse a través de un concierto, seguramente han estado ahí desde que la música y la escritura existen; sin embargo, la relación entre este objeto, el artista y el público se han ido modificando a través del tiempo.
¿Qué tiene este objeto de particular que hace que la gente lo venda (y presumiblemente compre) por precios que rayan hasta en los $14,000 dólares? Una posible respuesta es que ese papel funcione como testimonio material de un momento que marcó la vida de alguien, otra podría ser que se le vea como un pedazo de historia independientemente de si se fue o no testigo presencial, o tal vez simplemente es que hay gente que compra cualquier cosa a cualquier precio por la sencilla razón de que puede hacerlo. De cualquier modo me parece interesante echar un vistazo a los distintos roles que juega en la experiencia de ver a un artista en directo.
Del lado del artista, para algunas bandas llegan a ser verdaderas cartas de navegación (método que se ha demostrado falible en más de una ocasión) para atravesar cada concierto. The Beatles por ejemplo, al no poder escuchar sus propios instrumentos debido al escándalo alrededor, necesitaban esta guía. Para ellos no era una opción. Para otras bandas, el setlist representa no una ayuda, sino una atadura indeseable de la cual prescinden y se jactan de ello. Un ejemplo de este caso fue The Gratefull Dead, quien no solo presumía de no preparar anticipadamente un concierto, sino del increíble (y contradictorio) hecho de nunca haber tocado dos conciertos iguales.
Del lado del público, con el paso del tiempo, los avances tecnológicos y de comunicación, la manera en que nos enteramos del repertorio elegido por el artista para tocar durante una gira han ido cambiando también. Sitios como setlist.fm dan la posibilidad a personas de todo el mundo de enterarse en tiempo virtualmente real de lo que un artista está tocando del otro lado del mundo. Esto abre una posibilidad inexistente para los shows de 1990 para atrás (durante los 90’s empezaron algunos foros en línea con este tema, sin embargo seguía siendo una práctica poco común). Ver la primera fecha en Nueva York de una gira de Led Zeppelin suponía por fuerza recibir cada canción como una sorpresa, a diferencia de lo que pasa ahora, que si uno tiene el interés de saberlo, en 3 minutos y unos cuantos clicks, se puede conocer el set interpretado en los últimos conciertos.
Hay inclusive foros que reúnen personas de todo el mundo en los que se designa a personas específicamente para que en tiempo real publiquen la última canción que está siendo interpretada por algún artista en cualquier parte del mundo.
Esto no solo nos da la posibilidad de ver hacia el próximo concierto que llegue a nuestra ciudad, sino que mantiene un registro de eventos pasados a la mano de cualquiera en cualquier momento. Por ejemplo, hoy hace exactamente diez años se presentó Sonic Youth por primera y única vez en mi ciudad. Este fue su repertorio:
Una cosa es cierta, para algunas personas el setlist está presente desde antes de que el artista llegue a su ciudad para ofrecer un concierto y dura mucho más del momento en que se toca la última nota. Para muchos, una vez anunciada una gira, empieza la tarea: revisar cuándo y dónde se llevará a cabo el primer concierto y esperar, una vez realizado, revisar setlist.fm para tener una primera muestra de lo que está preparado para la gira en cuestión, luego repetir la operación con las siguientes dos fechas para comparar ya que en la mayoría de los casos, un 90% del set se mantiene pero el otro 10% es variable.Con la suficiente paciencia y ganas de saberlo, se puede llegar a estimar con un altísimo nivel de confianza el set que te tocará presenciar.
Durante el concierto generalmente se confirma lo que ya se sabía, aunque en algunas situaciones especiales, una inesperada modificación puede darte una alegría o una molestia dependiendo del tema sacrificado y del añadido. Más tarde; si estás lo suficientemente cerca del escenario, al encenderse las luces inicia la pelea por conseguir uno de los pedazos de papel adheridos al piso, arrancados por los roadies y arrojados a las decenas de personas arremolinadas alrededor. Posteriormente, si lograste hacerte de uno, la historia continúa fuera del foro o camino a casa mientras comentas el contenido en el papel, que ahora cobra una nueva dimensión al haberse creado una conexión irremediable entre cada línea en el setlist y la impronta recién adquirida. Finalmente, todo termina llegando a casa cuando das el último vistazo y lo guardas, ya sea en un corcho con el resto de memorabilia adquirida o en un cajón para no volver a ser visto hasta largo tiempo después, ahora con además una carga nostálgica.
La cuestión de si es mejor saber de antemano el contenido de un concierto por asistir o recibir cada tema como una sorpresa es debatible, pero eso lo dejamos para otro día. Sin embargo, si alguien decide irse por el camino del saber, las opciones están a la mano.