Fucked Up, Got Ambushed, Zipped In
Fugazi es uno de esos escasos grupos que merecen con franqueza el mote de banda de culto, nunca se vendieron a los corporativos controladores del mainstream, a pesar de eso, agotaron entradas en giras alrededor del mundo, y era frecuente su aparición tanto en las listas de popularidad como en la programación de la radio.
Parece extraño que una banda de rock pueda elegir cuánto cuestan las entradas a sus conciertos (rondaban entre los 5 y los 10 dólares), cuánto cobrar por un álbum (crearon una discográfica con el propósito de mantener precios bajos en sus discos) o controlar la comercialización de sus productos, y aun así ser reconocidos como una banda fundamental, no sólo del punk o del hardcore, sino del rock en general.
Es bien sabido que hubo una época en la que el término “alternativo” significó algo en Estados Unidos, fuera una válvula, una doctrina, expresión o rebeldía, tan desvalorada en nuestros días. Un momento en la historia en la que lo ignorado pasó a ser popular, sin perder del todo su esencia. Sí, seguramente fue un periodo menos colorido, pero más sincero.
A principios de los 90s, Pearl Jam sostenía una lucha contra el Goliat también conocido como Ticketmaster, Nirvana interpretaba las canciones que le satisfacían en programas en vivo a pesar de las rotundas advertencias de tocar ciertos temas. Llegó el momento en que esta hermosa sublevación sucumbió, sin embargo, con paso diestro, Fugazi siempre se mantuvo firme ante los embates de la industria.
A tres décadas de Repeater
La única forma de comprender a Fugazi es a través de su música; Repeater, su primer LP, resulta el ejemplar idóneo de la filosofía declarada por esta increíble banda. Su patentado punk DIY, inteligente, emocionante, crudo y enérgico. Repleto de poesía anti-consumismo, a favor tanto de la justicia social como de la igualdad, en contra de la codicia, la violencia y el abuso de drogas.
En cuanto a lo musical, el sonido de Repeater se arropa con la mística de las guitarras traslapadas, las progresiones disonantes y los bajos profundos del dub, custodiados por la aspereza del hardcore.
Las canciones, poderosas y frenéticas brillan por cuenta propia, escasos y efectivos recursos; un álbum que en buena medida cambiaría el panorama musical para siempre, no en vano, desde su lanzamiento, fue colmado de elogios, entre ellos por parte de Joe Strummer de The Clash.
Repeater es el legado de cuatro osados individuos, Guy Picciotto, Ian MacKaye, Joe Lally y Brendan Canty, quienes concibieron melodías con propósito, se mantuvieron fieles a sus ideales y protestaron mediante uno de los más trascendentes recursos, el rock.
«We owe you nothing
You have no control
You are not what you own»